El Monólogo De La Inmigración

  Una maleta de viajero y una voluntad resuelta de encontrar un sueño, recuerdos llenan mi corazón nostálgico; mi real paradoja : una esperanza de una mejor vida y al mismo tiempo el dolor de separarme de aquello que llame: mi tierra, mi gente, mi linaje...  ¡Atrás quedó todo! familia, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, recuerdos, íntimos paisajes que se fundían con mi alma, que me cuesta tanto desarraigarse... me espera una larga travesía sin saber exactamente que encontrar; nuevos caminos, nuevos aires, durísimos encuentros con corazones y rostros como pedernales. Poco a poco iré desvelando esos misteriosos corazones humanos: sus nombres, sus sentimientos, sus costumbres, su fe, su forma de pensar y hasta su forma de enamorarse; tal vez aprenderé un nuevo idioma o mi mismo idioma con otro ropaje, desnudos de aquellas historias que desde allí se a de mirar tan surreales... tal vez nunca desempaque del todo, todo dependerá de aquellos nuevos corazones; conoceré nuevos paisajes que se llenaran de nuevas lágrimas, nuevos cumpleaños, nuevas navidades; las llamadas telefónicas serán un consuelo y a la vez agonías constantes; las cartas irán y vendrán tratando de sellar la distancia abismal...
 Pero mi corazón y mi voluntad es fuerte, que a diario me tendré que levantar por encima de: la duda, el dolor, la soledad, el miedo, el odio, la soledad y todos aquellos desprecios; ¡Si supieran! que históricamente todos los seres humanos fuimos, somos y seremos inmigrantes algún momentos en nuestras vidas, ¡Incluso! Soy inmigrante de con esta alma mía que encarnó en hombre, que algún día emigrará a otro mundo desconocido, que ya muchos se nos adelantaron.