El Monólogo De Un Jinete Apocalíptico

  Llegare a tu pueblo, con los cascos de mi endemoniado corcel, pisare todas tus ilusiones y esperanzas, preñare sus mentes de frustración, desencanto y desesperación. La tormenta roja los escupirá desde el cielo, y los vampiros sedientos les quebrarán sus alas de anhelos.
 Gritarán: ¡Paz! ¡Misericordia! Y rezaran por sus miserables vidas, querrán ver la aurora de sus merecidos tormentos; habrá Luna calcinada así como de sus piel hasta sus huesos, desde el cielo hasta la tierra. Pira de fuego blanco sin cenizas, holocausto de pájaros dormidos; sangre de herida abierta para besar la grieta de otra nueva herida; el hombre se hará polvo otra vez, para iniciar de nuevo, pero esta vez sin nacer de nuevo, rumbo a otros cielos desde su alta marea de cenizas. 
 Extraña fusión, parto vacío, resucitado en sueños de arcilla. Dios consumido por el triste oficio de ser la llama de su propia hoguera. ¡Yo los he visto resucitar! Alumbran con sus ojos desde lejos y sus alas están volteadas, sus piel mas desnudas y mas arriadas que nunca, sus huesos ya no serán quemados por el fuego porque sus venas no tendrán sangre, gracias a los vampiros sedientos, y el cielo parecerá un circo de nubes desbocadas. 
 Sus bocas se derretirán al pasar con mi endemoniado corcel por negarse a los besos llenos de amor, porque su corazones están ausentes de amor; un rico manjar que nos hace venir del mas allá; ¡Ya no habrá mas Sol para ustedes! ¡ni mañana! ¡ni ojos que los miren! ¡ni mar! ¡ni tierra! Jajajaja... flotaran callados, con las velas rasgadas y mareas de sangre; ¡y no llegarán a puerto alguno! ni aclaran sus pies en piedras ni nubes, pero zarparan en la nada, hasta nuevo naufragio; donde los querubines sin verlos a sus ojos vieron morir a Dios.....