Bitácora Del Virus (Parte #4)

  

La primera vez que vi a mí esposa en la cama de un hospital con tubos de aire en su nariz y cables en todo su cuerpo, fue realmente impactante, creo que ningún esposo espera ver a su pareja en ese estado tan lamentable; otra vez volvía a surgir todos esos sentimientos encontrados, impotencia, frustración, desesperación, incertidumbre y unas ganas de llorar por ver el estado tan lamentable de mi esposa, que de unas horas a otras su salud se había ido por el retrete.

Llegué cabizbajo a mi casa sin mi esposa, mis dos hijos pequeños preguntándome por su mamá, yo les decía que se pondría bien de salud y que pronto vendría de regreso a casa; les tenia que mentir a mis hijos ¿Y que más podría hacer? Sentía que me derrumbaba dentro de mí, cuando en esos momentos recordaba las ultimas palabras de mí esposa antes de dejarla en el hospital en ese estado tan deplorable - Creo que esté virus 🦠 me vencerá, no creo saldré viva de esto; pero te dejo una póliza de vida para que la uses con nuestros hijos - yo le respondía muy frustrado: no me puedes dejar sólo con nuestros hijos, ellos como yo te necesitamos; no quiero dinero sólo quiero que recuperes tú salud y sigamos con nuestras vidas normales - ella sólo me miraba sin saber que decir, respiraba con bastante dificultad, así como sus palabras que salían de su boca, mezclada con una tos frenética. No me podía quebrantar enfrente de mis dos hijos, porque yo era el único apoyo y esperanza que ellos tenían; tenía que ser fuerte y llenarlos de esperanza que su madre saldría bien de todo esto; pero sentía que ya no tenía fuerzas y que todo dentro de mí, se derrumbaba. 

 Mis hijos en la sala mirando televisión con sus programas favoritos, olvidando por un momento estos malos sin sabores que nuestro hogar estaba pasando, yo con la mirada perdida en esa pantalla, desconectándome por unos momentos también por esos momentos tan desesperantes.

Bitácora Del Virus (Parte #3)

  

A los dos días de estar mi esposa en el hospital, le dieron de alta, salimos como entramos, frustrados, desanimados, con incertidumbre, y mi esposa mas infectada del virus que nunca. Seria injusto echarle la culpa a todos los trabajadores de salud, para ser justo fue al doctor que le dio el aval a mi esposa que podía salir del hospital, supuestamente "sin correo riesgo de muerte" o mas bien quedaría como una pregunta; pero a ciegas confiamos en el profesionalismo de esa persona, una mala idea por cierto, mas aun cuando se rata de jugársela entre la vida y la muerte; pero confiamos también que el virus tenia mas de una año entre nosotros (los seres humanos) pensábamos que los médicos tenia una idea bastante clara cual era el comportamiento del virus en el organismo humano, una mala conclusión por cierto.

 La segunda noche después de haber salido del hospital mi esposa ya no pudo respirar, otra mala decisión, yo por no haber tenido el carácter de obligar a mi esposa llevarla la primera noche al hospital, porque ella me persuadía diciéndome "Ya me pasara" pero también estaba bastante perturbado por el constante deterioro de la salud de mi esposa, entrando y saliendo de la habitación donde se mantenía aislada del resto de la familia; cada vez que ella me llamaba para auxiliarla y yo entraba en contacto con ella, sabia muy bien el peligro en lo que estaba expuesto, sabia que me estaba arriesgando demasiado, aunque la verdad nunca le he tenido miedo a la muerte, pero pensaba en mis dos hijos pequeños, ellos no tienen a nadie mas que a su mamá y papá; así que me tenia que cuidar por ellos, pero a la vez no podía dejar morir a mi esposa, ni a la madre de mis hijos, era una encrucijada demoniaca, pero en esos momentos no le podía fallar a ella, aunque eso me costara la vida, así es que me expuse ante el virus innumerable veces.

 Llame a emergencia, era cuestión de vida o muerte, se la llevaron al hospital mas cercano, yo iba detrás de ellos, rogando al cielo que todavía no me la fueran arrebatar de mi lado ni de mis hijos, fue la peor desesperación que he tenido en mi vida, pero ni cuando estuve en la guerra civil estaba tan desesperado, todo era incertidumbre, desaliento, confusión y desolación.

Bitácora del Virus (PARTE #2)

  

La trabajadora de salud solo nos dijo que al día siguiente nos darían la respuesta, de la muestra tomada de mi esposa, en esos momentos estábamos consciente que deberíamos esperar hasta el siguiente día, pero jamas tomamos en cuenta que el virus era demasiado agresivo y que no esperaría mas tiempo en llevarse la siguiente víctima, siempre y cuando los nuevos héroes (no de cómic si no de verdad) hicieran su titánico trabajo de salvar vidas, aunque esa lucha muchos de ellos perdieron sus vidas por salvar a los de su prójimo.

 Solo pasaron dos horas después de tomar la muestra para saber de primera mano que mi esposa estaba invadida de uno de los virus mas agresivos y mortales que la humanidad se haya enfrentado jamas. 

 Decidimos ir al hospital mas cercano, como ustedes sabrán no fue una experiencia muy grata, como todos aquellos que llegan desesperados por salvar la vida de un ser querido, o en los peores de los casos en salvar su propia vida sin tener a nadie en que recurrir. Tuve que dejar a mi esposa sola con las trabajadoras de salud ya que llevábamos a nuestros hijos, y no les era permitido ir mas allá de las puertas de emergencia; fue una experiencia aterradora despedirme de mi esposa bajo esas circunstancias, sin saber si la volverías a ver con vida, encubando dentro de ella uno de los virus mas mortíferos de la humanidad; entonces se insinuó en mi imaginación la idea del inefable reposo, que nos separa la tumba; llego suave, fortuitamente; creo que necesita un gran rato para apreciarla completamente, pero en el preciso instante que mi espíritu comenzaba a sentir claramente esa idea, y acariciarla de una forma grotesca, porque así es la muerte: insípida, grotesca y sin sentido alguno.... El Universo de todo fue solo noche, silencio e inmovilidad.

Bitácora del Virus (Parte #1)

  

Mi esposa y yo, pensábamos equívocamente que tan solo era un resfriado fuerte que necesitaría un poco de antibiótico. La primera en caer enferma fue mi esposa, como en cualquier otra apeste históricamente de la humanidad, no hace diferencia de genero, simplemente la muerte o el juego de la vida y la muerte cae a quien tiene que caer.

Ese día fatídico que a marcado nuestras vidas fue un Sábado, ella se resistía a creer que era el virus; no quería que nuestro Sábado fuera diferente, o mas bien trágico, ya que como era de costumbre era nuestro Sábado familiar. 

 La tos de mi esposa era cada vez mas frecuente como iba pasando las horas, y cada vez que ese maldito frenesí por tomar bocanadas de aire cuando le daba ataques de tos, era simplemente incontrolable; por mi parte no quise esperar a mas y ante la negación de mi esposa la lleve a la clínica mas cercana.

 Solo ella paso a una diminuta clínica que esta ubicado adentro de un supermercado, después de esperar unos minutos con mis dos hijos varones dentro de vehículo, la vi salir con su rostros de incertidumbre y una hoja de papel en su mano derecha que decía lo sospechado, referencia para examen de COVID.

 Las muestras las tomaron en otra clínica, en un costado del estacionamiento, en las afueras de las instalaciones, un toldo,  un número  telefónico te indica que tienes que llamar para que un personal medico llegue a tomarte la muestra, y así lo hicimos. La enfermera llego al lugar y me indico con su dedo de su mano derecha enfrente de mi automóvil si yo era el paciente, le indique desde mi carro ingenuamente que no, que la enferma era mi esposa, mas no sabia que yo también seria su próximo portador.

La Oscuridad

  

La oscuridad no desciende desde la noche, ni entre los cielos

 Es una marea profunda y tenebrosa

 Llámese abismo o como quiera

 Pero siempre estuvo antes de La Luz

 Luego surgieron los pedazos de luz en el cielo

 Llámese cosmos, universo, galaxias, soles, planetas, luceros o como quieras

 Cuando La Luz es naufraga, terrible y siniestra es la sombra

 Pero la sombra es amedrentada, cuando surge La Luz entre los arboles, los picos elevados, las cascadas, ríos,  las montañas pues

 Y como un manto divino surgen las nubes sobre ellas

 Y con ella va La Paz, la confianza, y así surge un nuevo día