Un Sueño Llamado Helen (Segunda Parte)

 

Las semanas pasaron en constante reproches para el matrimonio de Lorenzo y Brenda, era una vida tormentosa para ambos, pero ninguno de los dos decidían que acción tomar para resolver sus diferencias o pedir el divorcio como la única salida de ese infierno que ambos habían provocado; Lorenzo estaba muy claro de la situación que estaban atravesando su joven matrimonio, pues él sabía que cuando un hombre tenía una amante, solo era algo pasajero, ya que aunque tuviera otra mujer no dejaba de amar a su esposa, y lo contrario de las mujeres, si tenía un amante era porque ya no amaba a su esposo, así de extravagante y frágil es el amor de mujer. 
 Como de costumbre los fines de semanas llegaban junto a las ausencias de su esposa Brenda que eran ya habituales, pero Lorenzo ya no se atormentaba preguntándose así mismo: ¿Y donde estará mi esposa? o ¿Que estará haciendo mi esposa en estos momentos?- Por salud mental de Lorenzo es mejor no imaginar nada y dejar pasar las cosas tal como estaban. Para la época de juventud de Lorenzo ni se imaginaba una vida cibernética, osea no existía el Internet o un viaje inexplicable por la Web, la vida en ese entonces era tan simple que todo se resumía a monotonía, visitas inesperadas o alguna llamada por cobrar; si se trataba de amores, se tenía que hacer en cuerpo y alma, si más preámbulos que tus palabras, tu impecable presentación y algún verso inventado o más bien memorizado; pero Lorenzo por el momento que estaba pasando su matrimonio no tenía ánimos de nuevos amores, solo le preocupaba conquistar su viejo amor, el de su esposa Brenda, pero no la tenía nada fácil, ya con terceras personas metido en medio de un matrimonio no era para hacerse muchas ilusiones, más que solo esperar un desenlace trágico, o darle un pequeño empujón al matrimonio maltrecho para apresurar lo que tenía que pasar.
 Era un Sábado por la noche, Lorenzo había bebido cervezas todo el día Sábado, ya por la noche estaba más borracho que un cosaco, apenas se podía levantar de su sofá para ir al baño a orinar, se tenía que sujetar de las persianas del cuarto de baño para hacer sus necesidades, a veces le atinaba y a veces  no, pero lo que más le daba coraje que tal vez por el efecto del alcohol no se la podía encontrar y no le queda mas remedio que orinarse en sus pantalones, pero se le ocurrió algo muy ingenioso, como Lorenzo estaba solo en su casa, se quitaba los pantalones y solo andaba en calzoncillos así era más fácil ir al baño y no pasar con esa penosa situación. Ya casi era medianoche del Sábado y Lorenzo estaba cansado y borracho para seguir viendo televisión, así que le entró sueño y como era de costumbre escuchar música con bajo volumen para poder dormir, puso su radiocasete para escuchar su música preferida; desde que Lorenzo tenía uso de razón no se podía dormir sin antes escuchar música, era así que se dormía con la música sonando a bajo volumen no había otra manera que Lorenzo podría conciliar el sueño; empezó a sonar esa bella melodía de Foreigner, esa canción que dice que había esperado tanto tiempo por un amor verdadero que al final había encontrado esa chica....Lorenzo acostado sobre su cama cayó en profundo sueño casi de inmediato, estaba soñando

que estaba en una verde pradera, con muchas flores de todos colores a su alrededor y podía escuchar y ver un hermoso riachuelo, con su agua cristalina y fresca, su delicado y hermoso sonido era una clara invitación para cualquier alma sedienta, lo mejor de todo es que en los sueños no hay embriaguez tal y cual sucede cuando estás despierto; con esa sensación de sobriedad Lorenzo se dispuso ir a beber de esa agua de arroyo, se agacho de rodilla ante el hermoso riachuelo y bebía con sus manos apresuradamente, su sed era insaciable, tal vez por la borrachera pensó Lorenzo, en eso vio una gran luz en el cielo enfrente de Lorenzo venía descendiendo una bella mujer desnuda con alas, era un verdadero Ángel, enviada desde el cielo para socorrer a Lorenzo, su figura voluptuosa con una pequeña cintura, que hacía resaltar sus hermosas caderas, su piel de terciopelo color trigueña, tal como le gustaba a Lorenzo, alta y esbelta, con pechos generosos, su rostro y sonrisa angelical hacía que cualquier hombre se postrara a sus pies; pero no podía creer lo que le estaba pasando a Lorenzo, ese bello Ángel iba directamente a sus brazos, descendió sobre los brazos de Lorenzo, sintió su bellos cuerpo y su piel de ceda, su bello aroma a Jazmín, y de su bella boca salía las siguientes palabras con aroma a rosas "Me Llamo Helen" de inmediato sus alas desaparecieron por artes de magia, como suele pasar en los sueños; Lorenzo no podía creer que es lo que tenia él entre sus brazos; Lorenzo estaba embriagado de tanta sexualidad, mezclado con deseos voraces, sentía el calor corporal de ella, hasta su palpitar de sus enormes pechos, Lorenzo en unos segundos pensó que eso era demasiado para él, pero cuando su corazón aceleró al compás de sus enormes deseos, de estar dentro de ella, pasó lo que tenia que pasar; ambos se fundieron en aquellos besos que se ahogan con gemidos  y mucha sexualidad......