Un Sueño Llamado Helen (Tercera Parte)

 

Lorenzo despertó por la mañana gimiendo y con el corazón que le daba vuelco, revés y derecho; abrió sus ojos y se dio cuenta que todo había sido parte de un sueño, pero no cualquier sueño, era algo muy especial para Lorenzo, se le salió su nombre de su boca sin querer como un susurro, Helen.. se dijo para sí, moviendo su cabeza negativamente bruscamente y le dio unas fuertes punzadas de dolor, era la resaca, sentía que en vez de cerebro tenia agua dentro de su cráneo, cuando movía su cabeza por muy suave y despacio que fuera, sentía como olas de mar golpeaban las paredes craneales, era un dolor insoportable, se decidió levantarse para ir al botiquín de medicamentos a buscar algo para el dolor de cabeza, o resaca? Como sea, pero necesitaba lo que fuera sentía que se volvería loco; cuando dispuso salir de la cama noto en su calzoncillo que estaba mojado y no precisamente de orines, dijo en voz alta: diablos lo que me faltaba!!! Se tomó sus pastillas para el dolor y se dio un merecido baño, se estaba dando su ducha y se le vino en sus pensamientos otra vez ese bello ser llamado Helen, Lorenzo pensó que solo fue un dulce sueño y que además estaba borracho, que a lo mejor por el exceso del alcohol había tenido esa clase de sueño y decidió dejarlo pasar.
 Los días de ésa semana transcurrieron dentro de lo normal para ése joven y caótico matrimonio, ósea peleando, gritando, ambos echándose la culpa de sus desgracias, insultándose y en muy poca ocasiones hacían treguas pero sin hacer el amor, tan solo se sentían cansado de tanto insultarse mutuamente; pero en esos momentos de lucidez, Lorenzo no dejaba de pensar en Helen, día tras día, por las noches cuando cerraba sus ojos para dormir muy adentro de él sentía el deseo de volverse a encontrarse con Helen de nuevo, pero no era así y cuando despertaba por las mañanas se levantaba frustrado y de muy mal humor, arremetiendo con su esposa Brenda, aunque Lorenzo se ponía a pensar que no era culpa de su esposa que no pudiera soñar de nuevo con su amada Helen, pero a él le daba lo mismo, de todas maneras de alguna forma le tenía que cobrar lo del amante de su esposa.
 Ya se acercaba el fin de semana de nuevo y Lorenzo desesperado por ver de nuevo a Helen, había llegado a la siguiente razonamiento: podría ser que todo fuera por el efecto del alcohol mi sueño con Helen, de esa borrachera que me puse esa noche, pero hay un punto muy importante que agregar, en el estado inconsciente de nuestro ser, ósea en los sueños, nunca estamos o estaremos borrachos, por más borrachos que estamos en nuestro consciente, ósea despierto, por consiguiente, Helen no pudo ser producto de mi estado alcoholizado, porque estaba en mi estado inconsciente, ósea estaba sobrio, así que Helen no puede ser surreal o ficticio, por así decirlo... y es que Lorenzo estaba descubriendo poco a poco una verdad que no hay manera de explicarlo, tan solo viviéndolo se podría comprender.
 El Sábado por la mañana había llegado para el triste matrimonio de Lorenzo, bueno al menos para él; se levantó de su cama y pudo ver que en su reloj que estaba sobre la mesa de noche eran las 8:00 am. Un merecido descanso después de una semana agotadora, tanto en su trabajo como en su hogar, o al menos lo que quedaba de el; se acercó a la ventana y la abrió, había un sol hermoso y resplandeciente, con una temperatura agradable, un día ideal para salir de paseo en familia decía Lorenzo. Lorenzo pudo ver desde la ventana de su cuarto cuando su esposa salía a muy tempranas horas como de costumbre en los fines de semana, iba con un vestido rojo muy tallado a su cuerpo y con un escote sexual, zapatos de tacón alto y un maquillaje extravagante, se montó en su automóvil y lo arrancó, pisó el acelerador, perdiéndose por el horizonte y ni lo más mínimo volteo a ver atrás; Lorenzo mirando la actitud de su esposa, se dijo así mismo: haya va esa bruja!! después se detuvo a recapacitar lo que había dicho y le pareció gracioso y se echó a reír a carcajadas, jamás Lorenzo se había referido como bruja a su esposa, pero cuando lo hizo le pareció gracioso.
  En el transcurso del Sábado Lorenzo había salido por allí o como decía el mismo, a dar una vuelta, pero solo y con sus pensamientos confusos, donde quiera que iba o miraba le parecía efímero,

cansado sin tener algún sentido todo lo que estaba haciendo, paso a la tienda de abarrote a comprar algunas cervezas, ya que lo admitiera o no, las borracheras era su único entretenimiento verdadero, tal vez porque lo alejaba por un momento de su triste realidad, cuando había tomado las cervezas y estaba donde el cajero para pagar sus bebidas espiritistas, vio en un estante unos casetes de la música que más le gustaba y no podía creer, allí estaba su grupo musical preferido "Air Supply" así que de inmediato tomó el más reciente entrega musical de ese entonces, pagó y se largo para su casa, a emborracharse como todos los fines de semana.
 Ya era de noche y Lorenzo estaba embriagado con su soledad, pero en esos momentos de embriaguez es lo que menos le importaba, nunca le contó a sus amigos o familia lo que estaba pasando con su matrimonio, simplemente no quería ser el hazme reír de todo por la culpa de la bruja de su mujer; y ya eufórico de tanto alcohol gritaba como loco el nombre de Helen ya nada le importaba, y menos si ya estaba loco de remate, puso su nuevo casete a sonar a todo volumen de su grupo favorito, y empezó a sonar esa bella canción que se titula "Estoy Aquí" una de esas canciones que hace referencia de esos amores imposibles, que tratas de todas las maneras posible de olvidarlo, pero al final simplemente no puedes, caes rendido a sus pies y no queda más remedio que suplicar, piedad para tu pobre corazón.... En medio de esa canción  a todo volumen y Lorenzo a todo pulmón la cantaba con lágrimas en sus ojos y seguía gritando como loco, Helen, Helen, Helen....
 Lorenzo nunca supo en que momento se encontraba en el estado de sueño, todo fue tan rápido, pero se dio cuenta porque ya no estaba borracho, estaba sobrio como él lo había analizado, por detrás sintió unas suaves, delicadas y calurosas manos, tapándole sus ojos y olio ese aroma a Jazmín de su amada, Helen se le acercó con esa sonrisa angelical y de su boca con olor a rosa le susurro al oído: Hola mi amado Lorenzo....