Un Sueño Llamado Helen (Quinta Parte)

 

Después de hacer el amor, Lorenzo y Helen se quedaron acostado sobre la grama mirándose mutuamente, ¿en que piensas Lorenzo?, le preguntó Helen - Lorenzo se quedó pensativo viendo el cielo de sus sueños y le respondió: quisiera jamas despertar, que esto que estamos viviendo no sólo fuera un sueño; y quedarme aquí contigo para siempre, ya no me importa nada mas que tu amor, le contestó Lorenzo - Helen lo observaba con esa mirada de Ángel y paz, pero no le contesto nada, cambió de conversación y le dijo: te dije que en los sueños cualquier cosa se puede cumplir, siempre que tu lo desees, y yo deseo seducirte, ambos se pararon desnudos en ese hermoso paisaje, y Helen le dijo a Lorenzo: cierra tus manos en forma de
puño, así lo hizo Lorenzo, Helen junto sus manos con las de Lorenzo y las besos con esos labios carnosos y seductores; a continuación, todo se quedó en penumbras, Lorenzo entró en pánico, pero Helen lo abrazó y le dijo que confiara de ella, que nada iría a pasar; Helen en esos instantes le ordenó a Lorenzo que abriera sus manos poco a poco, y así fue, dentro de sus manos emanaba luces de todos colores, trayendo magia en todo su contorno y empezó una melodía seductora, Lorenzo sin pedirlo se situó en un escenario dónde su amada lo seducía con su baile.....

 A Lorenzo lo despertó una fuerte sacudida, abrió sus ojos desesperadamente, como quien busca a su alma porque no sabe dónde la a dejado, pero pudo ver enfrente de él a su esposa Brenda, era como una verdadera pesadilla, después de estar con un Ángel hoy se encuentra contra sus propios demonios; ¡que te pasa Lorenzo! le gritaba su esposa, hoy es Lunes y no has ido a trabajar por estar durmiendo, le reprendió Brenda; Lorenzo miraba su reloj con escepticismo y pudo constatar que se había quedado dormido desde el Sábado por la noche hasta el día Lunes, que su esposa lo había despertado, aunque Brenda pensaba que solo se había quedado dormido el mismo día, pero Lorenzo no le dijo nada y guardo eso dentro de él.
 Helen se había convertido en una verdadera obsesión para Lorenzo, todas las noches soñaba con ella como ellos habían pactado, poco a poco Lorenzo se daba cuenta que había dos clases de realidades, una consciente y la otra inconsciente; como cuando despiertas de un sueño o pesadillas, dices: esto no fue real, porque solo fue un sueño; pero lo cierto es que ambos son reales, no porque estés en un estado  inconsciente no quiere decir que lo que estás viviendo no es real, todo depende de tu estado de conciencia. Así era de confuso la vida de Lorenzo viviendo una doble vida, en su estado consciente con Brenda y con el inconsciente con Helen, pero lo que no se había percatado Lorenzo era que en sus sueños con Helen también estaba en un estado consciente, él sabía perfectamente que estaba soñando y manipulaba sus sueños, algo que no es normal cuando una persona normal duerme; pero lo más preocupante era que Lorenzo despertaba, pero se negaba a salir de su sueño y se volvía a inducir, algunas veces lo lograba otras no; compraba droga en la farmacia para dormir pues quería pasar más tiempo con Helen, y era tanta la desesperación que cada vez compraba drogas mucho más fuertes que podría mandar a dormir a un caballo; sus problemas se agrandaban cada día más, estaba a punto de perder su empleo no llegar tarde a trabajar y otros días simplemente no asistía; con Brenda era un caso muy diferente, aunque lo amenazaba con dejarlo si seguía o no buscaba ayuda de un profesional para su adicción a los fármacos, pero como decía Lorenzo: Me harías un gran favor en dejarme.
 Un día por la noche Brenda se despertó a medianoche porque escucho diciendo a Lorenzo: Helen, Helen, Helen.... aunque estaba dormido, pero los celos de Brenda salieron a flor de piel o al menos lo simulaba, le reclamaba a Lorenzo que quien era "Helen" pero Lorenzo solo le respondía con evasivas, no quería que nadie se metiera en su intimidad y menos su esposa, pero Brenda lo celaba diciéndole que le estaba haciendo infiel, se lo repetía una y otra vez, aunque Brenda sabía que Lorenzo la mayor parte de tiempo se la pasaba durmiendo, pero a ella le daba igual, tenía que justificar lo de su amante a como diera lugar.
 Lorenzo ya estaba fuera de si, solo quería estar con Helen y ya nada más importaba, su vida se resumía en sueños con su amada, estaba nuevamente como todos los días sentado en su cama medio somnoliento y miraba el frasco de la droga que lo hacía dormir y poder estar con su amada, lo tomo con su mano derecha y se le quedó mirando, y dijo con toda determinación: Que importa ya mi vida si no estoy con Helen.. abrió el frasco y tomo cuatro cápsulas, se las llevó a la boca ingiriendola con un poco de agua cristalina, puso su música preferida como siempre y escuchando la canción de Chicago cerró los ojos, a los pocos minutos los volvió abrir, pero ya estaba con su amada Helen...