Pie Grande (Tercera Parte)

En las montañas hacia una temperatura de unos 45° F con luna llena, ideal para la caza nocturna; ambos llevaban puesto sus chamarras, botas y todas las cosas para emprenderse en esa nueva aventura. Harold ya hemos cazado algunos conejos, porque no le añadimos algo más a nuestro menú, dijo Jack- Como que? preguntó Harold- un delicioso y crujiente venado, respondió Jack- sabia que dirías eso Jack, todavía sigues obsesionado con adentrarnos más a las montañas? porque es ahí dónde se encuentra muchos venados- vamos Harold!!! no me digas que te tiemblan las piernas de solo pensarlo? - sabes que no soy ningún cobarde Jack, y te lo he demostrado muchas veces- pues demuéstralo hoy!! Lo retó Jack, pero Harold de antemano también se había obsesionado por entrar más a las montañas, la diferencia que se quedaba callado sin comunicárselo a Jack. Esta bien Jack solo nos adentraremos una hora de camino y luego regresaremos, está bien? Jack con una sonrisa de picardía le dijo que si.
 El frío y el canto de los grillos hacia su travesía un poco inquietante para ambos jóvenes aventureros, pero adentrarse más a las montaña no era en sí motivo de alegría por lo nuevo de descubrir; más bien un poco aterrador y muchas ansias, por lo nuevo a descubrir, como si la juventud se alimentara de pura adrenalina y lo demás se convirtiera en efímero.
 Ambos jóvenes iban caminando muy atento en busca de un venado sobre una noche de mucha luna y estrellas, pero Jack el más atrevido, no solo era el entusiasmo de un rico venado, también sentía un poco de morbo por saber de Pie Grande, aunque quería engañar a todos diciendo que no creía en esos mitos, pero a él mismo no se engañaba, el interés creció más cuando miraba esas enormes montañas que se impone en todo lo largo y ancho del valle. Siento mucho frío Jack deberíamos de descansar unos minutos y hacer una fogata para calentarnos un poco, no crees? - creo que es una buena idea Harold, yo también estoy exhausto y con mucho frío, me cuesta sostener el rifle, contestó Jack. Encontraron un claro en la vegetación dónde podían hacer una fogata y descansar un poco, había pequeñas ramas esparcidas por toda ésa área y no les costó reunir para hacer una nutrida fogata; se estaban calentando y sus cuerpos habían llegado a la temperatura adecuada para sentir con más

ánimos y fuerza, cada quien llevaba en sus mochilas carne seca, un delicioso manjar para una noche fría e iluminada. Ambos jóvenes sintieron un fuerte olor en las corrientes de aire nocturnas - diablos Harold. Que es ése fuerte olor?- no se Jack, creo que sería de un zorrillo- los zorrillos no tienen esa clase de mal olor Harold, ambos lo sabemos- No se Jack, pero te bañaste este día? bromeo Harold-
No es hora de bromear Harold, decía Jack cada momento más agitado mientras se hacia mas fuerte ese mal olor; en eso cayó una pequeña piedra en medio de fogata que ambos amigo habían hecho para calentarse, ambos se levantaron de un brinco y tomaron sus rifles, pero la oscuridad de las montañas, la desolación y la luz penetrante de la luna, les estaba jugando una mala pasada con sus miedos acumulados, como si en una pesadilla se te presentarán todos los demonios que has temido durante toda tu vida; en pocos minutos tiraron otra piedra de mayor tamaño donde estaban ellos, pero no podía ver nada entre las malezas; maldita sea Harold, corramos!!! los dos amigo corrieron a toda velocidad, con sus linternas y rifles, pero se detuvieron en seco cuando vieron enfrente de ellos un ser enorme como las montañas, estaba cubierto de pelos, pero su rostro no era visible por la contraluz de la luna, a Jack se le cayó su rifle de las manos, el ser misterioso dio un rugido tan fuerte como el de un trueno, a Jack se le terminaron la fuerzas en sus dos piernas y se le hicieron como piernas de trapos, cayó al suelo con la boca abierta y su mirada fija en ese ser gigantesco, como si fuera el mismo cordero listo para sacrificar; Maldita sea Jack, levántate!!!! le gritaba Harold tomando del brazo con fuerza para levantar a su amigo Jack, se lo llevaba casi arrastrando tratándose de salvar de esa criatura, pero era imposible avanzar rápido, para alejarse de ahí; el gigante ser corrió hacia ellos como queriendo atacar, Harold quiso apuntar con su rifle pero no se había percatado que su miedo era tanto que le temblaba sus manos para poder alzar su rifle, solo esperaba un desenlace fatal para él y su amigo, pero ese ser gigante saltó sobre los dos amigos que estaban tirados sobre el suelo sin hacerles ningún daño, y se alejó rugiendo muy molesto, en esos momentos Harold comprendió que solo era una advertencia que no quería que fuera molestado dentro de sus dominios.