La Profecía del Año 2,064 (Cuarta Parte)

  Estando en su hogar, Ikal se dispuso ir a dormir, su esposa lo estaba esperando pero la fatiga hizo lo suyo, ella estaba ya en un profundo sueño, Ikal se dirigió acostarse a la par de su esposa, con mucho cuidado para no despertarla; cuando Ikal cerró sus ojos, se le venía recuerdos con su dios Huracán, ambos bromeando y vestido igual que los dioses, como si fueran muy buenos amigos; en esos instantes se miraba con mucha personas dentro de algo que no podía dar explicaciones y a la par estaba su esposa vestidos diferentes y se miraban muy felices, su esposa lo tomó de su mano y le regaló un bella sonrisa, después se escuchó un gran ruido.... Ikal se levantó muy agitado y dijo como un susurro: Siempre pasa lo mismo cuando hablo con algún dios.
  Una Semana después..... El día de la reunión de todos los sacerdotes de Petén había llegado, era habitual hacerlo por la noche a Luz de Luna, para que los dioses desde su Panteón los pudieran ver que estaban debatiendo sus mandatos. Ikal abrió la sesión: Querido pueblo sacerdotal los he reunido por mandato de los dioses; hace unos pocos días vino a nosotros nuestro dios Huracán a darnos una advertencia y esperanza para que la profecía que afectaría nuestro pueblo Maya no se cumpla; en el Cosmos se efectuó una reunión de dioses también para decidir nuestro futuro y llegaron a una determinación; nuestro dioses ya no quiere más sacrificios humanos ni invadir mas pueblos aledaños. En esos momentos algunos sacerdotes empezaron a rechazar esa petición divina, aunque habían otros que apoyaron esa iniciativa, pero los sacerdotes más ortodoxos eran viejos zorros de roer y eran los principales consejeros del gran Cacique; Ikal sabía muy bien lo que pasaría pues muchos años atrás se había discutido estos temas a petición de los dioses, pero ahora las cosas iban en serio para los

dioses, les había dado un ultimatum; queridos sacerdotes, ya no tenemos tiempo de discusión, los dioses quieren una sola respuesta: Si o No, les dijo Ikal- uno de los sacerdotes de mayor respeto por parte del pueblo lo confronto a Ikal: tu eres un traidor Ikal, nos quieres engañar con lo que dice los dioses, piensas que te haremos caso de lo que tu dices y lo que dices no tiene crédito ante nosotros, pues no sabemos a ciencia cierta si en verdad es lo que desean los dioses. Ikal muy irritado porque lo habían tratado de impostor le contestó: hace muchos años ellos hablaron con tigo, pero te negaste a obedecer, porque interfieren con tus propios intereses personales, no te importa tu pueblo, solo el poder, prestigio y la comodidad, así como tu pequeño círculo sacerdotal, los verdaderos impostores son ustedes por engañar a los Caciques sobre las verdaderas peticiones y deseos de los dioses; por años y los Caciques han cometido actos horrendos y todo para saciar su ego de poder y prestigio, pero todo esto está por terminar, ya que los mismos dioses han dado su última advertencia. En esos
momentos el pequeño circulo sacerdotal ortodoxo dieron por terminada la reunión y salieron muy enfadado de allí; los demás sacerdotes que apoyaron a Ikal, le trataron dar ánimo diciéndole: Estamos contigo Ikal, si quieres nuestro apoyo iremos contigo hablar con el gran Cacique, nosotros también ya estamos harto de tanto crímenes e invasiones; se los agradezco mis queridos hermanos sacerdotes, lo dijo Ikal muy desanimado, es mejor que nos retiremos y yo les haré saber cuando hablaremos con el gran Cacique. Fue así que todos se retiraron, Ikal iba por la noche en un sendero, iba muy preocupado, él sabía que había dicho su propia sentencia de muerte, pero que más da, de todas maneras todos desapareceremos en poco tiempo, se dijo Ikal así mismo.
 Al día siguiente muy temprano por la mañana... los guerreros del Imperio Maya entraron a la viviendo Ikal, interrumpiendo su sueño, lo sometieron con fuerza, su esposa lloraba e imploraba que lo dejaran en paz, pero ya era muy tarde; a Ikal lo llevaban directo al palacio del gran Cacique Jasaw Chan K'awiil.
 Año 2,064 de nuestra era..... se levantó la sesion de la misión "Jaguar", antes de retirarse el Capital Carter vio a uno de sus mejores hombres, estaba muy triste y se le notaba que había llorado, sintió compasión de él, se acercó le puso su mano sobre su hombro y le dijo: se que tu hermano iba allí en la tripulación, pero te prometo que si hay una incursión para rescatarlos serás tú el primero en ir, le dijo el Capitán, su soldado se sintió mejor y le dijo: Gracias.