Un Monólogo Para Los Inocentes

  Una vez sonrió las silenciosas torres, donde muchos habitaban, se habían ido las guerras a otros lugares, confiamos en las estrellas de suaves destellos y confiamos en Dios; cada noches en esas enormes damas, la blanca luz de luna descansaba perezosa, esperando salir la roja luz del Sol ansiosa. Ahora cada visitante que una vez estuvieron en esa torres confesara la triste historia; nada allá era inmóvil en ese dia de terror, nada salvo el aire que se detuvo ante el espanto, la destrucción y la locura. ¡Ah! ¿ningún viento movió aquellas nubes? que susurran a través del sin sosiego cielo; ¡inquietante desde la mañana hasta la noche! sobre la violencia allí yacen incontables tipos de miradas humanas, sobre los lirios se agitan sus almas y los mortales lloran sobre desconocidas tumbas... Ondean la esperanza con la misma sintonía de venganza, las eternas guerras derrama sangre gota a gota... despojando mas almas de cuerpos mortales...
 ¡Como nos estremecemos del miedo! con la melancolía amenazante de su tono, cada idea que flota en sus mente desquiciadas, traspasa sus oxidadas gargantas, es un gemido de almas agonizantes; son humanos - ¡Ah!  ¿¡humanos!? ¡No! ¡Son Vampiros!