El Monólogo De Una Vampirina

  Pronto amanecerá y con ello se irán mis poderes, pero los veré después del atardecer, lo prometo; tal vez mi destino no era reinar en esta vida, solo buscaba la fuerza necesaria para sobrevivir una vida que cada vez se me negaba, esa vida de paz y felicidad, por la misma mezquindad y perversión humana; pero: ¿Por que ver por separado esta vida y la otra vida después de la muerte? si todos provenimos de la anterior, ósea la del espíritu, donde todo comienza y donde todo acaba; pero el tiempo siempre es escaso para aquellos que lo necesitan, unos con objetivos claros, otros ni saben para que necesitan mas tiempo, tan solo se aferran a la costumbre, pero todos quieren mas tiempo en sus vidas, pues de allí proviene la desesperación... 

 ¡No! ¡No! ¡No puedo quitarme la vida! porque mi vida ya está perdida en la maldición del tiempo; maldita por la penumbra de la noche y sin mas espíritu; ya no tengo nombre porque hoy me llaman Vampirina la hija del diablo; soy un mal legado, mi sacrificio me ha enseñado que por mas oscura sea la noche, el sol saldrá de nuevo con determinación, si la voluntad es lo bastante fuerte, el alma renacerá con cada nuevo día, vida tras vida, época tras época, así por siempre... 
 La niebla se avecina en señal de su sangrienta avenida, terribles sensaciones lo que produce mi llegada... los campesinos buscan en los bosque sin cesar entre sus antorchas que pronto se apagaran... saben de mi crueldad, de mis habilidades maléficas con fina maldad,

¡piedad para nadie! Afilan sus armas rudimentarias, cubierta de plata y agua bendita; la Luna en menguante se ve gigante fulminada por el frío aumentando el sigilo; Nadie se lo espera aunque rezan unidos para tratar de vivir después de la pelea; las nubes cubre la Luna y las antorchas se extinguen, un lobo aúlla - ¡Ya se aproxima! grita los valientes, todos nerviosos preparan sus afiladas espadas, antiguas luchas sin piedad, la niebla se intensifica, los animales corren pavorosos lejos del demonio, que a paso intenso me acerco a mis presas, lista y hambrienta para clavar mis infames colmillos color marfil, acompañado de mis deseosos labios carmesí... A veces el mundo no necesita un héroe; a veces lo que necesita es un monstruo....