El Ermitaño (Capítulo #6)

   Adán iba en otra de sus incursiones en el intenso frío del invierno en busca de mas alimentos para su propia supervivencia; aunque él siempre se preguntaba así mismo: Para que seguir viviendo a mi edad? y el mismo se respondía: a mi edad ya viví lo que tenía que vivir, el resto solo es ganancia... si viví mi vida bien o mal, creo que eso solo me importa a mi, como sea, ya he vivido lo suficiente... Iba caminando sobre la nieve, pero Adán ya no sentía frío ni el crujir de la nieve en cada paso que daba en ella; caminaba con la mirada perdida y su mente en blanco, era como si estaba allí y a la vez no estaba, así era su realidad. Llegó a una hondonada llena de nieve, y como por instinto de supervivencia sintió que algo se movía mas abajo, todos sus instintos se pusieron en alerta, se agacho con mucha precaución con rifle en mano agudizó su visión, bajando esa hondonada poco a poco sin hacer mucho ruido para no asustar a la presa, prosiguió el camino de vida para alargar mas su propia existencia... a medio camino se resguardo en uno de los muchos árboles que allí había, tomó su rifle apuntado donde provenía el ruido de las pisadas, al verlo por unos metros de él, no se lo podía creer, era una cabra montañez, un gran golpe de suerte, ya que era muy extraño encontrarlas a baja altitud y menos sin su manada; listo para disparar, después de agudizar su mirada abrió grande sus ojos cuando miro que cerca de ella iba su pequeña cría, maldijo su mala suerte, sus principios morales eran mucho mas fuerte que el hambre que tenia, aunque eso implicaba una buena provisión de carne de lo que faltaba del invierno, pero no tenía el valor de matar a una madre, menos aún con una cría; se sentó sobre la nieve y reclinado su espalda sobre el árbol, alzó el rifle hacia el cielo junto con su mirada perdida.... se le venía a la memoria cuando era niño y jugaba con sus amigos del barrio sin preocupaciones, todos los adultos los protegía, por televisión escuchaba y miraba como los adultos se desgarraban las vestiduras por mas protección y derechos para los niños; hipocritas! gritaba Adán a todo pulmón espantando así a la cabra de montaña junto con su cría, Adán no se podía explicar a sí mismo, como una sociedad inmersa en la protección y pedir mas derechos por los infantes, cuando llegas al final de esa condición de niño, la misma sociedad que te protegió y resguardo por ese corto tiempo, hoy te miran como mierda; un perfecto candidato para aprovecharse de ti, en cualquiera de sus dimensiones sociales, si no te adaptas rápidamente en sus diferentes gamas de estereotipos y doctrinas, simplemente estás perdido, porque a ellos ya no les importa si un dia fuistes un niño.... Adán se levantó cabizbajo con su moral por el suelo, sin darse cuenta se deslizó sobre la hondonada, soltando el rifle y haciéndolo volar por los aires, Adán quiso tomarse entre las ramas de los árboles pero fue imposible por la velocidad de la caída y sumado a su avanzada edad, cuando los reflejos y la fuerza te abandonan sin misericordia, aterrizó de espalda sobre la nieve justo cuando el rifle caía de los cielos; Adán escuchó una explosión y luego sintió como un metal incandescente entraba sin piedad en su pierna derecha, gritó de dolor y rodó por toda la hondonada sin poder y ni querer detenerse, solo quería de todo terminara de una buena vez.. dando un fuerte golpe sobre su cabeza en un árbol, fue como perdió el conocimiento.