El Ermitaño (Capítulo #7)

  Adán sólo pudo reaccionar un poco cuando sentía que lo jalaban por los hombros, no sabía con exactitud que le había pasado, así de confuso y privado de todo dolor, que es de esa forma como trabaja la muerte; pero cuando volvía a la vida sintió de nuevo el horrible dolor en su pierna derecha, dando un gemido de dolor e impotencia; entre sus ojos entreabiertos alzaba su mirada hacia arriba, tratando de descifrar el rostro del individuo que lo estaba jalando por los hombros, pero antes de cerrar sus ojos nuevamente a causa de llegar de nuevo a la inconsciencia, miraba desde abajo un perfil de un rostro joven con quijada puntiaguda que expresaba en estar haciendo su mejor esfuerzo para sacarlo de allí..... Adán volvió a recobrar la conciencia cuando sintió el calor de una fogata, se miraba así mismo, se dio cuenta que estaba acostado sobre algo que simulaba una cama, mirando alrededor era una especie de un refugio bastante improvisado, que no se explicaba como no se había derrumbado al intenso invierno, en una esquina una muy cerca de él, una chimenea también improvisada; sin haberlo visto se le acercó un joven que no pasaba los 20 años de edad, alzando su mano para ofrecerle una taza de té caliente, con una sonrisa sincera y satisfactoria por haber salvado la vida de aquel anciano - Hola, mi nombre es Rubén, es té caliente, le asentara bien  - Gracias muchacho, tomando la taza de té caliente de la mano de Rubén y mirándolo con mucha desconfianza y escepticismo, ya que era muy dudoso que un joven como Rubén estuviera en medio de la nada, tal vez se podría entender para un hombre viejo como el, que ya estaban fastidiado de la sociedad misma, donde llega el momento de que todo lo de la sociedad apesta, pero un joven? es bastante desconcertante, o al menos que estuviera huyendo de algo o de alguien, en todo caso no era nada bueno ni alentador - Señor tiene una horrible herida en su pierna derecha, solo le puse una venda para que ya no sangrara mas, le decía Rubén con rostro de preocupación - Adán muy sorprendido por no recordar el accidente en esos momentos solo después se le aclaró su memoria - sí muchacho, le respondió a Rubén, tengo una bala en mi pierna - alguien le disparó? preguntó Rubén  muy preocupado - no muchacho, fue un accidente, me caí en esa hondonada y solté el rifle por accidente, estaba cargado y cuando cayó se disparó en dirección de mi pierna, aclaraba Adán, pero como sea, hay que extraer la bala, si quiero vivir, supongo, decía Adán con indiferencia -  Pero yo no tengo ni idea como extraer una bala, respondió   Rubén muy preocupado -  no te preocupes muchacho, tienes un cuchillo muy bien afilado? preguntaba Adán - Si! respondía Rubén....