Déjà vu (Capitulo #5)

 

California, tres años después..... Patricia deambulaba en las calles mas empobrecidas de California; era de noche y ella se protegía su identidad con una capucha de su suéter, sentía vergüenza de ella misma y en lo que había terminado después de salir de la casa de sus padres; su sueño era ser una actriz, hermosa, talentosa, inteligente, pero sobre todo con mucho glamour; su objetivo siempre había sido California, como toda pueblerina que ansía: vivir, trabajar y tener éxito; las grandes ciudades cosmopolitas son como imán para aquellos jóvenes que sueñan con aquellos estereotipos sociales que para muchos son incansables y para otros mas inteligentes descubren tristemente que todo era un maldito espejismo social. Pero en esa noche fría, Patricia iba por su dosis de heroína, una adicción que con el tiempo iba creciendo cada vez mas; en esa ciudad desconocida la había hecho vulnerable a todo, mas aun sin su familia a su lado y una ingenuidad infinita, que solo las almas mas puras pueden contemplar esa gratitud espiritual; pero ahora todo era diferente para Patricia, esa ciudad del pecado, traición, injusticia, indiferencia, inmune ante el dolor ajeno, había hecho meollo en la conciencia y principios de Patricia; sentía tanta frustración de tantos intentos fallidos que había perdido fe en sí misma, una cosa la había llevado a otra, fue así que llegó a la adicción de las drogas ilícitas; nunca les confesó a sus padres y menos a su hermano mayor, que su viaje a California fue un rotundo fracaso, que los sus sueños solo habían quedado en eso, en sueños. Las drogas hacían que Patricia se desconectara de su triste realidad, eran tan placentero pero a la vez frustrante al ver que rápidamente se desvanecia conforme iba pasando el efecto de la droga, era de esa forma que la adicción iba ganando terreno en la vida de Patricia.
 Las pocas apariciones que a Patricia se le vio como una novata actriz, fueron en aquellas películas de poca monta, de muy bajo presupuesto, ella ponía lo mejor de sí misma, como implorando un golpe de suerte, pero nunca fue suficiente. Un dia uno de los productores la invitó a bar de mucho lujo, por haber trabajado ese día mas de quince horas; allí se encontraba uno de aquellos lobos disfrazado como un importante hombre de negocios; miro cuando Patricia entró al bar, lo atrajo su juventud, belleza y esas curvas muy bien pronunciadas, sin dudas era una presa perfecta, tenía que hablar con ella esa noche y seducirla con una oferta tentadora, sabía que no habría otra oportunidad...