Déjà vu (Capitulo #4)

 

Lorenzo en su sueño dentro de aquella iglesia desolada, gris y sin vida, sentado en el centro de todo miraba atrás de él como si esperara a alguien, pero no sabía exactamente a quién esperaba; de un momento a otro paso de ese sueño surrealista a escenas reales, se miraba así mismo feliz estrechando la mano con un extraño que también respondía con la misma felicidad; la escena cambió drásticamente en esos momentos, en otro lugar con otra persona, Lorenzo se miraba con mucho odio, apuntaba con un revólver a un sujeto que estaba tirado sobre el piso, sangraba mucho de todas partes, su pecho se agitaba y tenía la mirada piadosa; Lorenzo se miró de reojo su brazo izquierdo, no lo podía mover a causa de una herida mortal en su mismo brazo, sangraba mucho, el dolor era intenso pero su odio aun era mas... Lorenzo

pasó sin darse cuenta a otro sueño surrealista, en otro lugar y en otro tiempo, iba caminando apresuradamente dentro del estacionamiento de un edificio cuando de un momento a otro salió de allí un espectro demoníaco, caminando en cuatro patas, observaba a Lorenzo de una forma siniestra, cruzando su horrible rostro en dirección de Lorenzo se dirigió hacia el; Lorenzo de inmediato sabía que el espectro no iba con buenas intenciones, salió corriendo por su vida, el espectro demoníaco iba al acecho.... Lorenzo despertó de esas horribles pesadillas, estaba desconcertado, poco a poco iba asimilando que todo era solo un mal sueño, agitado y aun con miedo daba gracias a Dios que todo eso no era una realidad; pero como cosa de brujería, mientras los segundos transcurrían todas las escenas de esas pesadillas iban siendo borrada de la memoria de Lorenzo, hasta llegar al punto que no recordaba nada, antes de

levantarse de su cama sabía que había tenido una horrible pesadilla, pero no recordaba de que se trataba....
  Antes del anochecer de ese mismo día, Lorenzo detuvo su tractor para apreciar cuando el sol se ocultaba por el horizonte, le gustaba esa escena, la faena de ese dia habia terminado, sus pensamientos iban para su hermana Patricia, tenía una semana de haberse ido de su hogar, fue una despedida terrible para toda la familia; Lorenzo recordaba esa bella sonrisa de su hermana que contagia a todo el mundo, Lorenzo sonrió cuando en su memoria se dibujaba el bello rostro de su hermana Patricia con contagiable sonrisa.