El Lado Sur del Cielo (Novena Parte)

 Como te llamas? Preguntaba Nicolás - me llamaban Mateo, respondía el alma en pena; pero sabes, ya que lo preguntas, hoy ese nombre suena vacío como si fuera ajeno a lo que soy ahora, todo es tan extraño aquí y deambulas en lugares tan diferentes y desconocidos, es como cuando tomas malas decisiones en tú vida y todo se sale fuera de control, aunque quieres parar con todo, no puedes - Nicolás se le adelantó al espíritu de Mateo antes que formulara la siguiente pregunta: Que puedo hacer por ti? - excelente pregunta respondía el alma en pena, pero antes de responder sólo quiero decirte que no soy ningún alma perversa, estoy arriesgando lo único que me queda, mi espíritu, por salvaguardar a mí familia, pero por causa que no poseo un cuerpo físico me es imposible proteger a mí propia familia; quiero que tú protejas a mí familia Nicolás - Nicolás se le quedó mirando fijamente al espíritu de Mateo, eso lo que le pedía sin dudas alguna iba a otro nivel, desde que tuvo contacto con las almas en pena, sentía el deseo y compromiso de ayudarles, pero esto era demasiado; recordó las sabias palabras de su padre: jamás intervengas en las peticiones de los espíritus, no es aconsejable y recuerda que estarás pisando terreno desconocido. Lo siento Mateo, pero no puedo, le respondió Nicolás sin titubear - tienes hijos Nicolás? - no ni familia tengo ahora, respondía Nicolás - Sin algún día llegas a tener hijos o hijas me comprenderás y sabrás lo que estoy pasando ahora; por culpa de una grave enfermedad estoy en este limbo de pena y angustia, mi pequeña hija Teresa está en una encrucijada un grupo de pandilleros le han exigido su virginidad a cambio de perdonarle la vida, la de sus otros hermanos y su madre, ella sólo tiene doce años de edad Nicolás, la han amenazado de muerte sí los denuncia ante la policía, ella no sabe que hacer, te lo pido con clemencia por la vida de ella y su familia - Nicolás estaba conmovido por lo que ése espíritu le acababa de declarar, estaba tentado por ayudar, pero luego se le venía a su memoria lo que su padre le había dicho, lo siento, no te puedo ayudar, respondía Nicolás - Nunca fui una persona mentirosa ni mal intencionada Nicolás, tú puedes ir a comprobarlo, aseguraba el espíritu de Mateo - Lo siento, no te puedo ayudar....
 Una semana pasó de ese día que se le presentó el espíritu de Mateo, Nicolás no descansó en paz por la insistencia de esa alma en pena, por las noches se le presentaba en su hogar para rogarle que ayudara a su familia y por el día lo miraba deambulando por el cementerio, pero el alma siempre obtenía la misma respuesta de negación por parte de Nicolás, hasta que una noche lo sacudió un fuerte temblor, se levantó de su cama muy asustado y miraba perplejo como otra vez se habría esa dimensión desconocida de la nada, pero hoy la compuerta era mucho más grande, mirando sorprendido el espíritu de Mateo allí dentro, observaba como se desvanecía saliendo del espíritu luces rojizas, el espíritu se iba desfigurando y sólo escuchó que le gritaba una y otra vez: te perdono Nicolás por no haber ayudado a mi familia!!!
 Al día siguiente, Nicolás tenía muchos sentimientos encontrados, pero era mejor dejar todo eso atrás, él creyó que había tomado la mejor decisión, no hacer nada, así que se dispuso ir afuera del cementerio para ir a comprar algunos comestibles, se dirigió por el camino que lo llevaría afuera del cementerio, abrió el portón metálico para salir pero cuando dio el primer paso hacia afuera del lugar, una tempestad lo tiró hacia adentro del cementerio nuevamente, Nicolás alarmado se levantó y pudo ver que estaba en un lugar desconocido, todo era gris y en el cielo nubes negras juntándose para otra tempestad, iba caminando en una interminable sembradio muy alta que le llegaba hasta la cintura, en su lado derecho miró una vivienda y enfrente de él un pequeño lago, con mucho esfuerzo llegó hasta lo orilla de ese lago y atónito observaba que dentro de ese lago venía caminando una niña que le llegaba el agua hasta la cintura, desde lejos la niña le gritaba a Nicolás: donde está mi padre Mateo!!!! Nicolás sintió remordimientos y culpa en esos momentos, sus ojos se llenaron de lágrimas, sabía que era el espíritu de la hija de Mateo.