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Novato de la literatura y de la vida...

April 20, 2016

El Ángel de la Muerte (Segunda Parte)


 Caronte estaba más confundido que furioso, ya que jamás en su miserable vida había visto un Ángel como ese, o se podría llamar Ángel? Se preguntaba para sí mismo el demonio barquero. Eres humano o espíritu? Le preguntaba furioso Caronte - Soy ambas cosas, le respondía Nicolás - Y quién te a dado potestad para estar aquí? Le volvía a preguntar Caronte muy malhumorado - No necesito el permiso de nadie para hacer lo que tenga que hacer, y no me quitéis más mí tiempo maldito demonio, sólo vengo por esos tres malditos espíritus, le exigía Nicolás, señalando a los tres espíritus que ya hacían en la barca de Caronte - Nadie me a quitado ningún espíritu maldito y mucho menos ya estando en mi barca, insolente!!! Gritaba Caronte muy enfurecido que cada palabra que decía le rechinaba los colmillos y echaban chispas rojas de sus ojos llenos de brasas incandescente; en ese momento Caronte volando como hacen los espíritus malditos, se bajó de su barca enfurecido y dispuesto a luchar con Nicolás; por su lado Nicolás reconoció rápidamente a Caronte cuando piso tierra y al descubierto su horrible rostro de calavera, sorprendido pero no asustado lo vio con su traje negro y báculo que en un extremo tenía la figura de una mujer señalando hacía arriba y al otro extremo una enorme guadaña, un arma sin dudas mortífera - vaya, vaya, que sorpresa si eres el Obispo, que hicisteis con tú rebaño maldito? Los guiastes al infierno también? Esa era la promesa? Acaso no te acuerdas de mí? Preguntaba Nicolás - Caronte miraba enfurecido aquél enorme Ángel mostrándole todos sus afilados colmillos y de un momento a otro lo reconoció, eres Nicolás, el Sepulturero, diciéndole eso Caronte se lanzó contra Nicolás para embestir con su arma pero Nicolás alzó vuelo rápidamente, lo mismo
hizo Caronte para ir tras Nicolás, pero en una fracción de segundo Nicolás regreso al suelo de nuevo sin que Caronte se percatara hasta que sintió que una fuerte mano lo sujetaba del píe sin poder seguir su trayectoria, miró hacia abajo y vio que era Nicolás que lo tenía sujeto, alzó su arma por todo lo alto para  embestir a Nicolás, pero este fue más rápido y desenfundó su enorme espada negra que impactó con el arma de Caronte, fue tan fuerte el impacto que la vibraciones de la guadaña hizo que Caronte la soltara estrellándose sobre el suelo, al demonio no le quedó otra alternativa que lanzarse con sus garras y enormes colmillos contra Nicolás, pero rápidamente Nicolás protegió su cuerpo con sus dos alas metálicas en forma de escudo, Caronte se estrelló estrepitosamente con ellas, pero antes de caer Nicolás abrió nuevamente sus alas y con una mano sujetó el cuello del horrible demonio, con la otra mano donde tenía su espada lo embistió con la empuñadura impactando sobre los colmillos de Caronte que se hicieron añicos, el cuerpo del demonio hacía sobre el suelo - Vamos Caronte!!! Eso es todo lo que tienes para mí!!! Le gritaba Nicolás enfurecido - Caronte se levantó con más odio de lo que estaba al principio, tomó nuevamente su báculo y lo alzó hacia arriba abriendo una compuerta de la nada y entró allí velozmente, era un lugar inhóspito que usan los demonios para buscar y pasar de una dimensión a otra, en eso estaba Caronte, abriendo pequeñas hendiduras en las dimensión donde estaba Nicolás para atacar por sorpresa, pero no lo miraba por ningún lado, sintió una extraña sensación detrás de él y cuando miró hacia su espalda miró horrorizado lo que estaba detrás de él, era Nicolás alzando su enorme espada contra él, jamás en su vida de demonio había sentido miedo, siempre le causaba placer aterrorizar a otros y mantenerlos bajo control, pero hoy era todo tan diferente... Nicolás gritaba mientras ejecutaba al demonio cercenando la cabeza, muere maldito demonio!!! No tendré piedad con ninguno de ustedes!!!
  Los tres espíritus que estaban dentro de la barca no se atrevieron irse, mirando horrorizado el combate que tenía Caronte con el Ángel de la Muerte, pero de un momento a otro ya no miraron a ninguno de los dos, estaban solos en medio de esa aguas turbias maloliente, pero sintieron que la barca se hundía; los tres espíritus malditos se juntaron unos a otro abrazándose y gritando por sus miserables espíritus, vieron que en la orilla del río pestilente estaba el ángel de la muerte mirándolos, ellos les gritaban desde la profundo de esa pestilencia: Piedad!!! Piedad!!! Nicolas alzó vuelo por todo lo alto que hizo estremecer la tierra cuando se elevó con sus enormes alas, giraba en círculos a una gran altura sobre la barca y los tres malditos espíritus, ellos miraban hacia el cielo llorando porque se sentían presa de aquel enorme ángel, y así fue, el ángel de la muerte descendió a una gran velocidad así como hace el Martín Pescador, esa bella ave de caza que con su altura y velocidad son de las más mortíferas de la tierra; Nicolás hizo sus enormes alas hacia atrás y su espada empuñada con ambas manos en forma perpendicular cuando iba en picada en direccion de la barca y los tres espíritus, todo fue tan rápido y letal que los tres malditos espíritus nunca supieron que les pasó.
  

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