El Espíritu Errante (Tercera Parte)

El ejército Unionista ya estaban a las orillas de esa gran colina, nadie abandonó la contienda, sino que se sumaron más, eran los esclavos liberados, todos aquellos que el ejército Unionista los habían liberado en sus contiendas en los pueblos que habían vencidos; los Africanos habían encontrado un sentido en sus vidas, ya que cuando eran esclavos no eran dueños de nada, ni de si mismo, sus mujeres como sus hijos eran también esclavizados y todas aquellas mujeres que se encontraban en el periodo de gestación sus hijos e hijas antes de nacer también traían el sello distintivo de la esclavitud; pero hoy todo era diferentes para ellos, ser un soldado del ejército Unionista era una acción que decía más que mil palabras, era un hecho que los Africanos querían ser parte de esa nueva nación, y no solo eso, sino que venían como un verdaderos héroes para liberar mas esclavos, hoy podían decidir que es lo deseaban ser de sus vidas.
 Sonaron las trompetas de guerra, los cañones rugían sus endiabladas balas, la caballería lista para subir esa maldita colina, todo era euforia, desconcierto pero en el fondo de todo esos sentimientos encontrados todo llevaban en sus corazones de ser un héroe de la justicia, seres sedientos de justicia que tiene que ser alcanzada a como de lugar, si era preciso matar o morir, ya en esos momentos era lo de menos.... Randy y el sargento Smith iban a todo galope quemando el viento con sus rifles y cortando el viento con sus bayonetas, era el primer día de lucha con una estrategia de los mil demonios, tenían que subir esa colina tantos hombres a toda velocidad, tanto que lo que estaban apostado arriba no alcanzaran a matar más de lo que podían, con una artillería abajo y subiendo poco a poco mientras la guerra se lo permitían; Randy miraba como sus balas alcanzaban a sus enemigos y caían esperando una resurrección eterna, como su sable cortaba los miembros o atravesaban sus corazones de los enemigos, como salia sangre de sus cuerpo mutilados y esos gritos... esos gritos tan espantosos con aliento de muerte; el corazón de Randy muto a un ser insensible, sentía de nuevo esa sensación de títere, que alguien movía los hilos desde el cielo, para hacer todo involuntariamente. El grueso del ejército Confederado ya les había llegado la noticia del ataque al pequeño contingente que estaba apostado arriba de la colina, apresuraron paso para reforzar esa colina y no perdería por el enemigo, en su caballo iba el comandante Robert Lee, imponente y desafiante como siempre, dirigiendo a su tropa a la gloria o lo que quedaría de ella. Al llegar abrieron brecha en una área de la colina tomada por el ejército de la Unión y pudieron subir la colina, apostaron toda la artillería pesada y todo el grueso de su ejército en puntos estratégicos.
 Había caído la noche en esa colina, todos al resguardo, los heridos y muertos eran incontables entre ambos bandos, el sargento Smith había sufrido una herida en su brazo, pero nada mortal, ambos amigos estaban fumando cigarrillos, no tenían nada que decirse, estaban exhaustos, pero Randy dando una calada profunda a su cigarrillo concluyó el día: esa colina ya se convirtió en una maldita obsesión....
 El segundo día, cuando los primeros rayos alumbraban la colina, se reanudaron los combates, ahí iban de nuevo Randy a la par del su sargento Smith, esos caballos imponiendo el paso a todo galope; a mitad del día, casi alcanzaba la colina por el lado Sur, una bala de cañón derribó a Randy y al sargento Smith, los enemigos de ahí cerca se apresuraron a rematar a ambos, pero el sargento ya estaba muy mal herido para responder a la embestida del enemigo, y Randy luchando por su vida

pudo ver como le quitaban la vida a su amigo con una bayoneta, no se quejo, como aceptando su muerte, Randy grito matando al enemigo que tenía enfrente, pero antes de llegar al cuerpo inerte de su amigo, pudo ver que una bala iba en dirección de su cabeza, pero era tan rápido que no pudo esquivar esa maldita bala, sintió un impacto en su cráneo y un zumbidos espantoso en sus dos oídos como si algo se había desconectado, no sentía dolor, solo sentía que de su cabeza brotaba algo caliente y viscoso, quiso reaccionar pero ya no pudo, sus ojos se cerraron.....
 Cuando abrió sus ojos de nuevo, pudo ver en cuestión de segundos todo el pasado de su vida, y lo más perturbador, se miro cuando solo era un niño con su cabello rubio, camisa azul y unos pantalones cortos, y que había dejado su oso de peluche atrás sobre la grama, un globo en lo alto del cielo y él se encaminaba a un mundo desconocido, un mundo surreal, sin ningún rumbo específico y mucho menos un objetivo que seguir....