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Novato de la literatura y de la vida...

December 11, 2014

El Espíritu Errante (Séptima Parte)


Randy al salir de ese remolino que lo transportaba de una dimensión a otra, cayó como él creía saber caído, flexionado y con una rodilla sobre el suelo; pero esta vez todo era muy diferente, era un valle que él creía haberlo visto antes, pero no lo podía distinguir, el lugar estaba en el más crudo invierno, todo era gris, blanco y congelado; se sujetó muy bien su chaqueta azul y hurgó en sus bolsas encontrando un par de guantes de cuero, suerte que llevaba todo su uniforme  cuando estaba luchando en la guerra en ésa maldita colina, con botas y todo; empezó a caminar entre la nieve y se sujeto de un viejo pasamanos de madera con unas gradas que iba a dar en ese largo camino marcado por la inclemencia, en lo alto con un cielo gris guiado por un sol apenas visible. Ya estaba a mitad del camino cuando Randy se detuvo en seco, el viento glacial le quemaba sus mejías, y le herían sus ojos, pero eso no le impedía lo que estaba apunto de descubrir; miro muy detenidamente todo ese paisaje desolado y congelado, se le vino a su memoria cuando era tan solo un niño y jugaba en ese verde prado... Randy casi se fue de espalda no podía creer en donde estaba, era su hogar donde había nacido y residido antes de alistarse al ejército Unionista. Pero todo el panorama había cambiado
completamente, no existía ni una casa en todo su alrededor, ni personas y ni animales, era algo así como un pueblo fantasma, todo eso le horrorizaba a Randy, se preguntaba que sería de él, si todo lo que él le llamaba su hogar había desaparecido, de su pueblo rural en Virginia West ya nada existía tan solo nieve y hielo, un frío espantoso que lo sentía en sus huesos, sentía dentro de él como ese frío iba congelando sus huesos y pulmones, le costaba respirar y mover sus extremidades, nunca en su pueblo había caído tanta nieve y menos ese frío tan insoportable, pero con llantos en sus ojos siguió su camino, Randy sabía que ya no había marcha atrás, tan solo continuar hasta que el destino decidiera por él, pero lo que no se dio cuenta que en ese camino tortuoso, Randy no dejaba huellas sobre la nieve.....
 Randy cruzó el umbral sin saber cómo, dejó atrás la nieve y el frío, enfrente de él estaba de nuevo el despeñadero junto al mar, aunque era de noche su clima tropical era acogedor e invitaba a la reflexión; diviso de nuevo la casa en lo alto de la saliente rocosa, en medio de la desembocadura, decidió ir de nuevo allí, con la esperanza de encontrar al dueño de esa vivienda, y tal vez le explicara que era todas esas locuras que hoy estaba viviendo y poder así encontrar un poco de consuelo a su alma afligida.
 Llegó a la orilla de esa desembocadura y pudo ver a pocos metros el pequeño bote amarrado en el pequeño muelle rudimentario, se dirigió allí mismo pero al llegar lo inspecciono muy bien y se dio cuenta que eran las mismos nudos tal y como lo había dejado, al parecer el dueño de esa vivienda no había llegado aún, se montó en el bote con sus dos remos se dirigió a la casa  de esa saliente rocosa, llegó al pequeño muelle de esa casa, se dirigió a subir, se dio cuenta que todo tenía luz, y entró a la vivienda, la inspecciono muy minuciosamente y se percató que estaba tal y como la había dejado antes de partir, su pequeña cama en una esquina, la silla enfrente del escritorio y el cuaderno a la par de un lápiz, se dirigió al escritorio y sentándose inspeccionó el cuaderno con sus hojas de papel en blanco, nadie había escrito nada y pensando en eso estaba cuando lo embargo la melancolía, se puso a llorar de tristeza e impotencia, secándose sus lágrimas con las mangas de su chaqueta respiro aire profundamente y se sereno, estaba en sus pensamientos y sintió deseo de escribir en el cuaderno en blanco su anécdota personal, todo lo que estaba pasando en el primer día que tocó tierra en ese lugar encantado, así como el mismo lo llamaba, tomó el lápiz y se puso en postura de todo un escritor agonizante por su desdicha: solo recuerdo que iba dentro de un remolino arrebatado por un tornado, al parecer solo era mi espíritu que iba allí, pues mi cuerpo no existía hasta que caí en este lugar encantado.....
 Randy termino de escribir hasta lo que había vivido en esos momentos dejando pendiente lo que vendría después, pues era como la vida misma nunca sabes lo que te depara el día siguiente hasta que lo vives; Randy no se sentía cansado pero se dijo que estaría bien intentar dormir al menos para
relajarse, se fue a la pequeña cama situada en una de la esquina de la casa, se acostó y cerró sus ojos, en ese momento sin previo aviso quedó en un profundo sueño, Randy en su estado inconsciente de su
sueño no se dio cuenta que las luces de esa casa se apago, como si alguien accionara el interruptor de apagado, todo se quedó a oscuras en medio de la desembocadura. Randy no sabía como demonios estaba viajando de nuevo en un tren, pero no era el tren que se había encontrado con el obeso, era otro tipo de tren de su época, iba a toda velocidad, Randy intentaba parar esa bestia de hierro pero los controles no respondía, Randy en sus desesperación tocaba la silbato del tren sin ningún éxito, tan solo por avisar que Randy y ese diablo de hierro iban sin control, Randy vio por afuera del tren y se quedó helado al ver que viajaban sobre el lecho marino, no había rieles que los guiara tan solo agua, y cuando vio al frente se dio cuenta que habían llegado a la orilla del mar, pero no era una orilla cualquiera estaba erosionada por la sequía, pero el impacto fue tremendo cuando tocó tierra, que Randy fue a dar a los controles del tren perdiendo el conocimiento...








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