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Novato de la literatura y de la vida...

September 18, 2014

El Pelotón de Fusilamiento (Parte #8)


La muerte llegó al hogar de Humberto, su padre Antonio había fallecido, nunca supieron el motivo de su fallecimiento y menos aún si su enfermedad tiene cura; los supersticiosos decían que era el mismo demonio que hoy los estaba matando a balazos y enfermedades a los habitantes de San Petunio, otros que se había dejado vencer por la decepción de haberlo perdido todo de la noche a la mañana, pero lo cierto que quizás era una mezcla de todo a la vez y sumando la falta de salud pública. Humberto le dio santa sepultura a su padre en una tarde lluviosa junto con su Madre y su hermana; a Humberto no le quedó otra de sacar la producción agrícola exigida por su Patrón, pero era algo imposible eran muchas hectáreas de cultivo para un sólo hombre y sin maquinaria adecuada.
 Después de cinco meses de la muerte de su padre pasó lo que tenía que pasar, desalojaron a Humberto y su familia del cerro que lo vio nacer, todo estaba perdido para Humberto, pero por si fuera poco su madre también enfermó a causa de su desdicha. Humberto tuvo que alquilar una pequeña pensión en el Centro del pueblo, pero no podía conseguir un trabajo estable; su hermana Julia decidió emigrar a la Capital de país, como decía ella: "A probar suerte" pero el racismo tan arraigado y la no educación, hicieron de Julia una víctima más de las injusticias sociales en la Capital. Julia no podía aspirar más que de sirvienta doméstica, fue su único empleo, entró a trabajar en la casa que ella los llamaba "Los Patrones" desde el primer día de trabajo le pusieron uniforme de servidumbre, que jamás se tenia que quitar, salvo en su fin de semana libre, que era una vez por mes, no tenía una hora específica cuando empezaba su trabajo y menos cuando terminaba, dormía en cuartucho del patio de la casa con las demás servidumbres, cuando salía de compras o de paseo con sus "Patrones" tenía que ir siempre con el uniforme de servidumbre, para que la sociedad distinguiera muy bien quienes eran los "Patrones" y quienes la "Servidumbre", así terminó sus años de juventud, madurez pero menos de vejez, porque cuando Julia era vieja y con muchas enfermedades a consecuencia de su edad, la despidieron de la casa de los " Patrones" y contrataron una mujer joven, terminando sus últimos años en la calle de la Capital y viviendo de la caridad de los buenos samaritanos.
 Humberto estaba desesperado porque le habían dado solo algunas semanas para desocupar la habitación en la pensión donde vivía con su madre enferma, por falta de pago en el alquiler;un día pasó enfrente de la guarnición y vio boletín pegado en la pared, dónde decía con ironía: " Es hora de defender la soberanía de tú país, se parte de nuestra fuerza armada, hoy más que nunca tu patria te necesita". Humberto decidió ir adentro a preguntar ya que no tenia nada que perder, lo pasaron con el Sargento Marcos que era el amo y señor de San Petunio; Humberto se sorprendió que el Sargento era muy amable y que ofrecía muy buen salario por trabajar en las cárceles del pueblo, el trabajo no ameritaba salir al campo a cuidar los cultivos, ni hacer arrestos a los campesinos, así es que de inmediato Humberto tomó el trabajo que tanto necesitaba, lo adiestraron unas semanas con el uso del fusil y todas las precauciones sobre los presos para evitar amotinamientos.
 Pasaron dos semanas y un día le habían dicho a Humberto que se presentará a tempranas horas, él ignoraba lo que iba a pasar; al llegar a la guarnición Humberto con otros tres compañeros más fueron a sacar de la cárcel a seis campesinos,en un previo al aire libre, detrás de un cerco de púas en linea
mirando al frente del pelotón de fusilamiento, todos los soldados tomaron sus rifles, Humberto se percató ya muy tarde de lo que iban hacer y entró en pánico, el Sargento estaba ahí y sacó su revólver poniéndose detrás de Humberto y le colocó el cañón detrás de su cabeza diciéndole: esto incluye tu trabajo también, si no disparas te abriré un agujero en tú cráneo; a Humberto le temblaba todo su cuerpo y decidió hacer caso a las órdenes del Sargento, porque sabía que él le dispararía sin ninguna misericordia, el Sargento sin apartarse de Humberto dio la orden: Preparen!! Todos cargaron sus rifles, Apunten!! Los cañones apuntaron a los seis campesinos a Humberto le temblaba el pulso y sudó como nunca, Fuego!!! Todos dispararon al mismo tiempo, Humberto miró como las balas impactaron en los cuerpos de los pobres hombres cayendo fulminado sobre el pasto, vio a tónico como derramaban su sangre en el pasto, una imagen que jamás se borraría de su mente juvenil; posteriormente el Sargento se dirigió a los cuerpos inertes a darles el tiro de gracia en sus cabezas, por cada impacto de bala el cuerpo de Humberto daba un salto de espanto y horror.
 Dos días pasaron de aquella trágica realidad que hoy había desolado el alma de Humberto, se le miraba decaído, fuera de sí, callado y desorientado. Su mente estaba en blanco, sentía que estaba viviendo algo surreal, todavía no podía digerir que había matado a personas de su misma clase campesina que tanto habían sufrido las injusticia de ese gobierno y hoy los tenía que fusilar por si fuera poco. Uno de sus compañeros del pelotón de fusilamiento se le acercó a Humberto para darle un poco de ánimo - Hey Humberto, todos nosotros somos de clase campesina y también hemos pasado por lo mismo que tu estas pasando, yo se que es algo horrible, pero cuando entras aquí ya no hay regreso ni arrepentimientos, porque si tú huyes de aquí te tratan de desertor y te manda a buscar hasta debajo de las piedras y si te encuentra te asesinan en el acto como un animal, sin contemplaciones, nosotros hemos superado todo esto y que más da? nuestros corazones se han convertido en rocas y nuestra sangre fría, estamos feliz que nosotros mismos asesinemos a nuestro pueblo y no unos desconocidos ya que sería humillante, Y tu que opinas?- En esos momentos Humberto tenía su cabeza agachada con su mirada perdida, solo escuchando a su compañero, que eran las declaraciones de un desquiciado, levantó su vista y miró a quien le estaba hablando, en los ojos de Humberto se miraba un odio profundo, unas ganas de matar pero de una manera diferente y de motivos diferente también, no se necesitaba que Humberto hablara para saber sus intenciones asesinas y el odio que había cambiado su corazón para siempre; su compañero al ver la expresión de Humberto le dio un miedo de terror, se iba alejando despacio y sorprendido pero sin darle la espalda a Humberto, porque sentía que de un momento a otro le iba a dar un tiro.....














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