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Novato de la literatura y de la vida...

September 13, 2014

El Pelotón de Fusilamiento (Parte #4)


Pasaron los años en el pueblo de San Petunio, para ser exacto 17 años después del bautismo de Humberto. El Alcalde Patricio pareciera que perpetuara la Alcaldía hasta sus últimos días aquí en la tierra, los habitantes de San Petunio todavía no se explicaban que en todas las elecciones municipales él siempre salía victorioso; pues ya a nadie del pueblo le simpatizaba, al principio de su mandato municipal tenía una gran popularidad y aceptación en todo el pueblo, pues era joven, dinámico y siempre se prestaba para ayudar a su pueblo querido, pero conforme pasaban los años en San Petunio, se volvió viejo, amargado e indiferente ante la problemática o necesidades de su pueblo. Perteneciente al partido Conservador, su labor en la Alcaldía municipal se resumía a robar a lo descarado y lo legalizaba con su secuaz secretario Rafael, que también llevaba una parte de la tajada; estaban comprando terrenos municipales que estaban deshabitados por precios risibles, su secretario emitía la compra y venta de esos terrenos y todo tenía escrituras de propiedad conforme a la ley; ambos tenían unos hermosos ranchos en el centro del pueblo de todo ésa corrupción que nadie se daba cuenta y los otros terrenos abarcaban grandes hectáreas de muy buenas tierra, pero al Alcalde no le interesaba hacerlas producir, él le estaba apostando al futuro, al crecimiento plusvalía que con suerte la población de San Petunio iba creciendo año con año; nunca le interesó habilitar agua potable al pueblo, pues decía que para eso había pozos, jamás tuvo la tentativa de instalar luz eléctrica habitacionales, pues decía que para eso existía los candiles y para colmo nunca se interesó en hacer actas de nacimiento a ningún habitante de San Petunio, pues decía que con la acta de bautismo que emitía el padre Pedro era suficiente, era algo así como un pueblo fantasma. El correo llegaba al pueblo de San Petunio a caballo cada dos semanas, el recorrido lo hacían a dos días a caballo desde la cabecera departamental a San Petunio, por lo general llevaba y traía informes al Sr. Alcalde de los pormenores de su gestión hacia la capital del país, quien en esos momentos estaba gobernado con el mismo partido político de los Conservadores, casi toda la correspondencia era para la Alcaldía ya que la gran mayoría de los habitantes del pueblo no sabían leer ni escribir; pero había llegado una carta muy especial al Sr. Alcalde, de la Presidencia de la República, el Alcalde se sorprendió ya que jamás en lo que llevaba de gestión municipal había recibido una carta del  Excelentísimo Sr. Presidente, la abrió y la leyó, decía sin muchos detalles que era urgente que se presentará en la Capital de la República, en la casa Presidencial la fecha y la hora detallada en la carta con firma y el sello de la Presidencia. El Alcalde tenía muchas interrogantes, Por que él? Que era eso tan urgente? Que querría el Excelentísimo Sr. Presidente de él? salió al palco de edificio de la Alcaldía a respirar aire puro y disipar un poco su mente, y miro en el horizonte de la campiña de San Petunio que se avecinaba una gran tormenta.
 Humberto ya era todo un adolescente con sus 17 años cumplidos, a temprana edad de los 10 años ya le ayudaba a su padre en la faena de sus cultivos de maíz, frijoles y hortalizas, se había convertido en un joven fuerte y resistente, ante cualquier inclemencias, calor, lluvia, fatiga, mosquitos y todo el trabajo duro que conlleva su estirpe de campesino, trabajador y honesto. Su niñez fue la mejor de toda su corta vida, le gustaba ir al río de aguas cristalinas con sus amigos, pescar y sumergirse en ese bello río, sacar agua del pozo, recoger leña y treparse en los árboles frutales para comer sus manjares, le encantaba la leche de cabra y el queso que hacía su madre; corría los cerros con sus amigos de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba, se sentía felizmente agotado, se tiraba en la grama de los cerros y sentir esa suave brisa mirando al cielo con una sonrisa de ángel, no le pedía más a la vida con lo que tenia era feliz.














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