Desde la cuna a la tumba siempre habrá tan solo un paso, y un viento de prosperidad como el que impulsó a mi amigo Tomás; y no uso la palabra prosperidad en un sentido meramente mundano, la empleo como sinónimo de ¡felicidad! - La persona de la cual me refiero, parecía nacido para ejemplificar la doctrina del buen gusto. Para representar en un caso individual lo que se considera la quimera de la perfección.
En la breve existencia de Tomas, creo ver visto refutado el dogma de que en la naturaleza misma del hombre, se oculta un principio antagonista de la dicha; un atento examen de su vida me hizo comprender que en general, la miseria del hombre nace de la violación de unas pocas y simples leyes de la humanidad; que como especie poseemos elementos de contentamiento, todavía no aprovechados, y que ahora en medio de tanta oscuridad, y locura de todo pensamiento sobre el gran problema de acondicionar la sociedad; no es imposible que el hombre, el individuo en ciertas circunstancias insólitas y sumamente fortuita pueda ser feliz.
De opiniones como estas, mi joven amigo estaba muy bien penetrado en la vida, y es oportuno señalar que el gozo ininterrumpido que caracterizó su vida, era en gran medida el resultado de un sistema preconcebido. Es evidente que con menos de esa filosofía instintiva, que en muchos de los casos también la sustituye la experiencia; Tomás se hubiera visto precipitado, por el extraordinario éxito de su vida, en el común torbellino de la desdicha, que se abre ante los hombres considerados dichosos.
Pero me atrevo afirmar y escribir sobre una palabra clave y con mucho significado en la vida del individuo, y que no es mas que otra, que la misma Felicidad.....
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