La Muñeca de Jeremías (Séptima y Última Parte)

   

Como lo había dicho en un principio, a veces en la vida una cosa te lleva a otra, ése fue el caso de mi amigo Jeremías, se aventuró al gran mercado de la moda, su nueva pasión por el glamour haciendo más bellas a esos seres tan hermosas que muchas de las veces a nosotros los hombres nos hace perder la cabeza y quedamos a merced de sus encantos, un sometimiento que no requiere de la fuerza ni la intimidación para que ellas hagan de nosotros lo que mas les plasca. Fue así que mi amigo Jeremías se enamoró a primera vista de una de muchas modelos que él mismo las hacía más encantadoras, su exquisito gusto por la moda habían hecho de Jeremías un diseñador reconocido y de alta talla, no sólo a nivel nacional sino también a nivel internacional, rodeado siempre de hermosas mujeres, o como decía él mismo: no hay mujeres feas, sino mal vestidas; se llamaba Isabel, una bella mujer alta y una sonrisa tan pragmática que aunque tuvieras un mal día ella te endulzaba cualquier clase de amargura y frustración que la vida te puede dar; fue un verdadero flechazo de amor de ése individuo que pocas veces da un acierto, pero esta vez no se equivocó con mi amigo Jeremías. Mi amigo muy nervioso me preguntaba: Y como hago para conquistar a Isabel? - Yo le respondía: cántale música de amor a tu musa como lo haces con tu Venus, recitales poesías cargadas de dulzura y magia a tu musa como lo haces con tu Venus, dedícale a tu musa versos de enamorados que hablen de ese sentimiento noble que solo dos corazones buenos lo pueden vivir y disfrutar, así como lo haces con tu Venus....
  Se casaron en primavera, fue una boda sencilla pero hermosa así como lo quería Isabel, procrearon muchos de hijos en un hogar acogedor, lleno de respeto y amor... Y Venus? Bueno, como suele pasar en algunas relaciones amorosas, que a veces termina en rutinas, en desamor y lo peor de todos, en el olvido... A Venus se la llevaron en un invierno dentro del baúl de los recuerdos....