Monólogo Para Un Amigo (Tercera Y Última Parte).

   La segunda condición y no menos importante, era el amor de la mujer (en su caso) la gracia y la belleza personal de su esposa sobrepasaba la expectativa de cualquier hombre; su familia era una de las mas venerables en cualquier circulo social, y es que encontrar dos almas buenas, y poseer el suficiente conocimiento de que el amor sigue en pie por medio de la lealtad, respeto y un gozo interminable en la relación, no está de hablar de mas que por inercia se alcanza la felicidad plena.
 Mi amigo Tomás aseguraba que tener una relación amorosa, he ir mas allá de esa relación, ósea el matrimonio y formar una familia; era un tremendo riesgo en la vida de cualquier persona que va en busca de la felicidad, la paz mental y la realización personal como esposo y padre de familia, o esposa y madre de familia, según sea el caso; pero en todo caso era un riesgo que valdría la pena correr, siempre tomando en cuenta que las relaciones entre parejas hay dogmas sociales que fielmente tienes que cumplir, si quieres que todo funcione, o en caso contrario es muy posible que tus sentimientos y estado de ánimo se hagan añicos en un abrir y cerrar de ojos.
 La tercera condición según Tomás, que es muy difícil definir y realizar, era un desprecio total a la ambición; según mi amigo era la causa de muchos males y lo mas triste, perder fácilmente el verdadero sentido de la vida; la confusion de este comportamiento tan humano como el mismo Dios, es que sin ambición es imposible realizar obras tan grandes y majestuosas, o tan necesaria como volar, el transporte terrestre o deslizarse por los mares; sin esas y otras ambiciones que a tenido el ser humano a lo largo de su historia no tendríamos ni la mas remota idea de enlazarnos mundialmente por medio del internet, que ahora es una herramienta tan necesaria e importante en nuestras vidas. Pero creo que a lo que se refería mi amigo Tomás, es cuando la ambición toma un sentido diferente en nuestras vidas, en algunos casos mezquinos y egoísta; o tan perverso como el vicio o la adición.
 La cuarta condición, y paradójicamente pareciera que contradijera su tercera condición, era según Tomás, la persecución incesante de una o algunas metas en nuestra vidas; pero añadía que el común denominador en nuestras vidas debería ser "La Dicha", que no es otra cosa que la misma felicidad; porque él afirmaba que las almas en sí, eran todas ignorantes y manipulables por medio de los sentimientos humanos; ninguna alma es sabia ni santa! afirmaba mi amigo Tomás, las almas son castigadas o sometidas al antojo de los sentimientos en sí, por eso tienes que tener cuidado a qué clases de sentimientos le pones atención y toda tu energía espiritual. Porque la vida humana solo es una, decía mi amigo Tomás, y si hemos nacido en un Edén (paraíso terrenal) es para ser felices todos, lo de la iluminación de las almas, viene por inercia...