El aire se dilata por su paso fiero y cruel, son como espantos sin dirección, a exterminar el mal o el bien; mientras las luces astrales que titilan en los cielo bajo su manto de fuego, sube la nota única, que no es otra que la muerte misma, que interrumpió la paz del día y de la noche, con su lengua de fuego gritando maldiciones, odio y blasfemia para el hombre mismo.
¡Que raza tan vengativa y perversa! allí las balas con notas graves musicales, como una canción de terror, para después los otros celebren las noches de sepelio.
Turba nocturna sin sosiego, ¡suben las alarmas! Y entonces a grandes gritos, dicen: ¡Fuego! Que terroríficas pavura la siniestra nota augura. El desesperado ruego desgarrador, cada instante mas frenético, cada instante mas ¡voraz! en indescriptible pánico; sin ser así avanza en medio de tanta locura porque su naturaleza de terror así lo amerita; ¡alaridos de terror! y continua mas frenéticos quemando el viento las balas, que ya no son de plata sino de plomo, porque no vale tanto la pena terminar con la vida de alguien con gran alto costo; ¿Que es lo que inflama la llama de tanta locura?
Y la Luna de forma tabernáculo sangrienta, alumbra el rojo espectáculo con sus fanáticos del horror, ¡y claman!, ¡claman!, ¡claman!.... extendiendo mas la injuria, creciendo en su furia y disminuyendo en su compasión.
¡Que raza tan vengativa y perversa! allí las balas con notas graves musicales, como una canción de terror, para después los otros celebren las noches de sepelio.
Turba nocturna sin sosiego, ¡suben las alarmas! Y entonces a grandes gritos, dicen: ¡Fuego! Que terroríficas pavura la siniestra nota augura. El desesperado ruego desgarrador, cada instante mas frenético, cada instante mas ¡voraz! en indescriptible pánico; sin ser así avanza en medio de tanta locura porque su naturaleza de terror así lo amerita; ¡alaridos de terror! y continua mas frenéticos quemando el viento las balas, que ya no son de plata sino de plomo, porque no vale tanto la pena terminar con la vida de alguien con gran alto costo; ¿Que es lo que inflama la llama de tanta locura?
Y la Luna de forma tabernáculo sangrienta, alumbra el rojo espectáculo con sus fanáticos del horror, ¡y claman!, ¡claman!, ¡claman!.... extendiendo mas la injuria, creciendo en su furia y disminuyendo en su compasión.
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