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Novato de la literatura y de la vida...

April 29, 2017

La Diosa Bruja (Capítulo 7)

   Hécate abría constantemente los portales humanos, donde sólo allí existe el mortífero tiempo, como la mayor maldición del ser humano; Hécate podía ver y si deseaba, viajar también por uno de esos portales no importando la época humana, ya que los dioses eran inmortales, se habían liberado de la maldición del tiempo quien por todo muere y nace a la vez. Hécate estaba absorta en el panteón de los dioses cuando se le acercó el dios Poseidón: veo que estás muy pendiente de las vidas de los mortales, querida diosa Hécate, las obsesiones no van bien con nosotros - No es obsesión dios Poseidón, tú sabes que es nuestro libre albedrío hacer caso o no de las peticiones de los mortales - lo digo por los mortales que se creen religiosos, sin dudas un mal proceder entre ellos mismos, querida diosa Hécate - Tal vez, me gusta jugar su juego, ósea confundir como lo hacen ellos a todos aquéllas almas incautas y para luego abusar de su poder, un poder que sólo tienen entre los mortales - un juego de ángel y demonios? Preguntó el dios Poseidón con una mirada como midiendo la situación - exacto dios Poseidón, se atribuyen el título de elegidos o ungidos, ósea los buenos y los malos se refieren a todo aquello de apariencia grotesca o fantasmas; les estoy retribuyendo sus doctrinas, los grotesco son ellos por su accionar y los fantasmas son los justicieros que hacen pagar sus fechorías; un juego de apariencias - Vaya diosa Hécate, muy inteligente de tu parte, no podía esperar menos de tí.
  Continente Americano 1,990.... El Obispo estaba en su habitación muy preocupado, les había dicho a todos de la congregación y sus colegas que no quería que nadie lo molestara, tenía que pensar que estrategia tomar al gran escándalo se había desatado en su buen nombre; por momento se ponía furioso con los que lo estaban acusando de pederastia, pensaba para sus adentros que por lo menos los había dejado con vida no era un psicópata que después de abusar mataban a sus víctimas, y si no fuera por él ningún hubiera conocido el verdadero amor; añoraba los años en el sacerdocio, le fascinaba quitarle la inocencia a los niños y niñas, eran tan dóciles e inocente que era lo que más le excitaba; se tocaba sus genitales para masturbarse cuando recordaba cuando abusaba sexualmente de todos ellos, para su mente torcida no había nada que lo compararse, se reía cuando les decía que eso era lo que Dios quería, ser obedientes con los que trabajaban para su reino y que tendría grandes recompensas en la otra vida; de un momento a otro hizo un gran temblor en toda su habitación que dejó de pensar en todo eso, instintivamente tomó la biblia y un crucifijo que estaba sobre su mesa de noche, de inmediato se puso a rezar con la certeza que todo acabaría de un momento a otro; pero de un golpe se abrió las puertas de su armario, todo era penumbras allí, saltaron un par de ojos brillantes entre la oscuridad, parecía dos brazas incandescentes​ abriéndose una fauce entre ellos mostrando sus horribles colmillos, listo para devorar lo que se le pusiera en frente; al Obispo se le doblaron las rodillas del miedo, soltando la biblia pero se aferraba al crucifijo como su última salvación; de inmediato el horrible espectro se mostró ante él, el Obispo temblando su mano le mostraba el crucifijo al demonio, como ellos les llamaba, le decía entre voz entrecortada mezclado con miedo: por la sangre​ de Cristo te ordeno que salgas de aquí y vuelvas al infierno donde
perteneces.... El Obispo decía eso y muchas cosas más para tratar de vencer al maligno como ellos suponían; pero el espectro salió del armario a toda velocidad para devorar al Obispo; él por su parte se levantó del piso como pudo en dirección de la puerta de salida de la habitación pero antes de llegar a la puerta de salida se abrió otra puerta, la del baño, saliendo de allí un esqueleto humano aún con vida, como si acabara de salir de su caja mortuoria, lo miraba fijamente; El Obispo sentía que de un momento a otro se desmayaría, todo era tan tenebroso y surrealista que sentía que estaba en otra dimensión, todo se apagaba y se encendía a la misma vez; el Obispo sintió como un fuerte golpe de muerte en su garganta, era el horrible espectro que lo tenía sujetado con sus horribles colmillos, así como los leones matan a sus presas, el Obispo estaba vivo pero como muerto a la misma vez, se miraba en sus ojos el terror; el espectro movió su cabeza como sacudiéndose e hizo girar el cuerpo del Obispo que era sujetado de su garganta, azotado hasta quedar boca abajo sobre el piso, de inmediato el espectro lo soltó y le rasgó sus pantalones con sus afiladas garras, prosiguió a violar al Obispo por el recto, dando gritos horrible el Obispo cada vez que el espectro lo violaba, el espectro excitado le enterraba sus enormes garras en la espalda del Obispo, eran tan desgarradores los gritos del Obispo que deseaba morir en el instante; el otro espectro miró el crucifijo que estaba sobre el piso, del cual el Obispo lo había soltado del miedo, lo tomó y se acercó al Obispo, con una mano le tomó la cabellera con fuerza al Obispo y con la otra mano le clavaba el crucifijo en sus ojos con fuerza salvaje, en reiteradas veces hasta que le vaciaron los ojos al Obispo, todo su cuerpo estaba ensangrentado y temblaba ya que todos sus nervios corporales estaban colapsados por el castigo de los espectros; moría en agonía y sangrando, así como su reinado de lujuria....

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