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Novato de la literatura y de la vida...

April 18, 2017

La Diosa Bruja (Capítulo 4)

  Margareth se daba golpes en su vientre, con llantos en sus ojos y quebrantada su voz maldecía al inquisidor, estaba embarazada de ese pervertido, no se lo podía creer después de tanta humillación y ultrajes, hoy iba a tener un hijo de su peor verdugo; se limpiaba sus lágrimas con el dorso de su mano, ella siempre quiso tener un hijo pero no de esa manera, no podría soportar la idea de ver a su bebé en sus brazos producto de una violación tan atroz; psicológicamente Margareth estaba destrozada por lo que había vivido en ese calabozo, sentía que su vida ya no valía nada, por encima de todo su reputación como mujer se había ido al demonio ante la sociedad que no tenía ningún reparo en acusarla de bruja y ramera. Estaba sola en su casa, sentada en su única silla y su única mesa, miraba el frasco donde había hecho una pócima abortiva, llorando inconsolable venía a su mente el bebé que llevaba en su vientre, se acariciaba con sus manos el lugar exacto donde estaba su bebé, ella sabía que no era su culpa haber nacido así de esa manera, pero también pensaba que el bebé sólo sería un amargo recordatorio del Infierno que tuvo que vivir sin que ella fuera culpable de todo eso, maldecía una y otra vez al inquisidor, miraba la pócima; de un momento a otro recordó a su abuela que había viajado por el mundo, le hablaba de los primeros dioses Titanes, en especial a Hécate y su gran templo en Lagina, que le explicaba que era una diosa buena, poderosa, enérgica y sobre todo piadosa; le aconsejó que cuando tuviera problemas graves era a ella que dirigirse todas sus plegarias, púes ella sabía escuchar y no desamparaba a nadie, siempre que fuera de su agrado, si tienes enemigos también les daba su merecido por hacerte sufrir. Margareth se alzó la vista todavía con llantos en sus ojos y sus plegarias fueron: Oh gran diosa Hécate, por mí abuela he escuchado de tú enorme poder y grandeza, yo sé que mí vida es insignificante ahora a la par de tú esbelta magnificencia, pero te imploro tú intervención para que ayudes a esta pobre mortal, que como ante todo es mujer, no tengo a nadie a quien acudir, me han dejado sola, desprotegida por injurias hacia mi persona, he sido víctima de actos salvajes e inhumanos que no he tenido la culpa de nada de lo que se me acusa, y mis enemigos me han hecho cosas horrendas, han hecho con mi cuerpo lo que les dió la gana de hacer sin motivo alguno, a tí bella diosa socorrerme ahora en estos momentos de incertidumbre y zozobra, porque sólo tengo a ti ahora, mi poderosa Hécate.... Margareth sin pensarlo más, tomó la pócima llevándola a sus delicados labios, bebiendo hasta no dejar nada de ese brebaje mortal; sintió que su vientre prendía en llamas, tosió con fuerza y quiso vomitar pero no puedo, el veneno estaba haciendo su trabajo...
  Panteón de los dioses..... La gran diosa Hécate estaba mirando como se desarrollaba la gran batalla a la que ella había favorecido a un grandioso guerrero, observaba desde el ojo del Universo que es el centro de los mundos paralelos; cuando escuchó que un mortal mencionaba su nombre, implorando por ayuda desde el más allá; en esos instantes se le acercó Zeus, miraba a la diosa Hécate muy atenta - sucede algo, Hécate? Creo que sí, un alma inocente implora por mí intervención, respondía la diosa Hécate; de inmediato movió sus dedos hacía el firmamento oscuro y lleno de estrellas, se abrió un portal en el mundo de los mortales, miró a Margareth desmayada con un frasco a la par de ella sobre el piso; los ojos de la diosa se hicieron oscuro como la noche y en fracciones de segundo miró toda la vida de esa mujer desde su gestación, que imploraba por su ayuda - es una buena mujer que le a sucedido cosas malas, Zeus - pues tu decides diosa Hécate, estoy cansado de los malos mortales que se atreven a inculcar otras deidades para dominar y adquirir poder sobre ellos mismos, hoy se atreven hasta asesinar aquellos que no les creen; recuerda gran diosa Hécate, tú eres la diosa de la hechicería, La Reina de los Fantasmas....

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