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Novato de la literatura y de la vida...

June 30, 2015

Mentes Perversas (Quinta Parte)

   
El depredador sexual ahora era presa de un ser más maléfico y cruel que él jamás se haya imaginado. Peter le dejó la daga incrustada en la garganta y se alejó unos pasos de él para deleitarse de su dolor y sufrimiento; el depredador sexual quería hablar o gritar, tal vez pedir ayuda desesperadamente, pero la sangre que le salía de su boca no lo dejaba, hacía sonido espeluznante como si se estuviera ahogando con su propia sangre; él sabía que le habían dejado incrustado una afilada daga en su garganta, intentó quitársela con sus dos manos temblorosas del pánico, pero llegó sólo hacer el ademán para quitársela pero no encontraba el valor para tomarla y retirarla de su garganta... en cuestión de segundo sintió una segunda estocada en sus partes reproductivas, como un fuerte golpe y una fuerte sacudida que hizo estremecer todo su cuerpo nuevamente; era Peter que lo había embestido con otra daga en sus genitales, y que también se la dejó incrustada, pero esta vez el cuerpo del depredador sexual ya no pudo más y sucumbió ante tales actos de crueldad, cayendo sobre el piso de la cocina, Peter sin encender las luces, sacó un contenedor de plástico dónde él traía gasolina, y la rocío en todo el cuerpo del depredador sexual, posteriormente le prendió fuego, él depredador todavía moribundo y por instinto se levantó dando tumbos, dirigiéndose hacia la sala, parecía una antorcha humana prendiendo fuego todo lo que él tocaba. Rápidamente Peter salió corriendo al sótano donde estaba la niña, sabía que no tenía mucho tiempo para que toda la casa ardiera; abrió la puerta del sótano y casi no podía ver porque la luz era muy opaca, pero en una esquina vio una silueta, era la niña secuestrada, estaba sentada con sus pequeñas rodillas recogidas, lloraba a todo pulmón: por favor no me haga daño, váyase de aquí!!! le gritaba al desconocido - te vengo a sacar de aquí pequeña, no tengas miedo, no te haré daño, pero vamos deprisa que toda la casa arderá en llamas en pocos minutos, le decía Peter - la niña efectivamente podía ver como salía humo de la parte de arriba de la casa, se levantó y salió corriendo al encuentro de Peter; él la sujetó entre sus grandes brazos y corriendo salieron del lugar. En su camioneta iban en dirección al pueblo más cercano a media noche, la niña no podía reconocer a Peter ya que él tenía pintado su rostro de franjas negras, la niña se le vino a su memoria las ilustraciones de los libros de historia de su escuela, ya que ése tipo de ritos lo hacían los nativos Cheyennes cuando iban a sus luchas por sobrevivir; la niña iba con una frazada que Peter le había dado para el frío, todavía con un poco de llanto y lágrimas en su rostro, le dio las gracias como un susurro a Peter, él sólo la miró de reojo sin decir nada, él sabía muy bien que todo lo que había iniciado no era por hacerse una especie de superhéroe, sino todo su propósito giraba entorno a la venganza y el odio; hizo un alto cerca de la entrada del pueblo, abrió la puerta dónde iba la niña y le dijo: vete, ya eres libre - la niña le dio otra vez las gracias y no le quiso preguntar su nombre, algo de ella le decía que no obtendría respuesta de su salvador; Peter sin voltear a ver a la niña y sin decir una palabra, cerró la puerta de su camioneta y salió a toda velocidad en un rumbo desconocido.
  Tom desde pequeño tenía síntomas y una tendencia a la psicopatía, tenía alucinaciones y voces que sólo él podía escuchar y ver, sus padres avergonzados por dicha enfermedad mental de su hijo nunca buscaron ayuda, eran unos devotos muy religiosos, ellos decían que todo era obra del demonio, tenía a su hijo encerrado en su habitación y a veces lo ataban con lazos cuando sus crisis empeoraba, le hacían una especie de exorcismo dándole e infringiendo golpes con látigos y largas horas de sermones bíblicos; Tom fue así como creció sus salidas que eran muy pocas eran estrictamente supervisadas por sus padres, hasta que Tom reprimió todos sus trastornos mentales, siempre escuchaba voces y veía seres que no concordaban con la realidad, él se escondía debajo de su cama por horas hasta que sus alucinaciones desaparecen momentáneamente, llevando una vida más o menos normal cuando fue adulto. Su padre fue el primero en morir de una enfermedad natural por la vejez, luego le siguió su madre, fue un impacto tremendo para Tom y su delicada enfermedad mental, decidió mudarse muy lejos de su pueblo natal ya que le traía muy duros recuerdos, no sólo por la muertes de sus padres, sino también por lo que le hicieron desde pequeño.
  Tom vivía en la ciudad de dónde pertenecía el pueblo rural de Peter, él creía que su enfermedad era normal, que todas las personas tenían alucinaciones y voces que le hablaban, pero nunca lo dijo enfrente de sus pocas amistades que había hecho, ya que para él todo éso era un tema tabú. Sus alucinaciones y las voces que le hablaban en su mente enferma fueron más frecuentes, pero ya nada lo podía retener ni el mismo: empezó matar y mutilar a las personas mas vulnerables como las mujeres y ancianos, pero cuando le daba rienda suelta a su mente perversa, Tom entraba en un estado de inconsciencia total, se desconectaba de toda realidad; cuando el asesinaba a las personas creía que era solo una horrible pesadilla, que alguien mas hacia todos esos asesinatos y el estaba allí presenciando esos actos tan repugnantes, pero solo como un testigo que se encontraba en el momento equivocado y la hora equivocada.






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