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Novato de la literatura y de la vida...

June 27, 2015

Mentes Perversas (Cuarta Parte)

   
Había pasado dos meses desdé que murió Lanny, Peter se encontraba al borde de la desesperación producto de la soledad, el aislamiento y la muerte trágica de las dos personas que había amado en lo que llevaba de vida; se había convertido en lector empedernido para mitigar un poco de su triste vida, le gustaba los libros de historia que Lanny le había dejado muy buenos temas para conocer las diferentes culturas alrededor del mundo, pero había leído uno en especial que le había interesado mucho, se trataba de los antepasados nativos americanos, pero se interesó más en la tribu de los Cheyennes, ya que dónde el área rural dónde el vivía fueron unos de los asentamientos de ésa tribu, que consideraban a ése lugar cómo sagrado y místico a la vez; aprendió de su cultura y creencias; ellos por medio de ritos de tambores, cantos, danza y fumando una pipa sagrada, llamaban los espíritus de los animales y los elementos como el aire, fuego, agua y tierra, se hacían trasportar cuando llegaban a un clímax de trance. Peter creía fielmente que todos eso era posible realizarlo siempre y cuando se hiciera todo correctamente, así es que compró todos los materiales para fabricar todos los instrumentos sagrados porque algún día iniciaría su propio ritual, quería trasportarse con los grandes espíritus, una manera para alejarse aún más de la sociedad convulsionada y enferma, según su criterio.
  Era el primer día oficial del comienzo del invierno, Peter iba al pueblo más cercano a comprar algo de comestibles para almacenar en su nevera, iba en su automóvil con la calefacción encendida, afuera marcaba 30°F estaba muy frío para ser comienzo del invierno, paró en la tienda de comestibles y tomó de los anaqueles lo que necesitaba, pagó en efectivo todo lo comprado, se ajustó la chaqueta para salir afuera con sus bolsas de sus alimentos, antes de llegar dónde había dejado su automóvil se fijo en un cartel que estaba pegado en árbol, él siempre que iba al pueblo miraba toda clase de ésos carteles de personas desaparecidas pero jamás le llamaba su atención, porque para él esos problemas no era de su incumbencia; pero la fotografía de ése cartel en especial obtuvo toda su atención; se trataba de una niña desaparecida con fecha reciente, de unos doce años, tenía una mirada sería con cabello lacio color azabache, vestía muy formal; Peter recordó de inmediato de la última conversación que tuvo su padrastro con él y sintió odio, pensó que la persona que tenía ésa niña eran los culpables de que la sociedad estuviera formada por leyes y reglamentos, tomó el cartel del árbol y se la metió dentro del bolsillo de su chamarra, luego partió su viaje de regreso a su casa.
  Ya era de noche y Peter no se podía quitar de su mente ese individuo que tenía cautivo a la niña, no era porqué sentía aflicción o zozobra en su corazón por el caso de esa niña, eso le tenía sin cuidado; pero Peter era creyente que las leyes y normas sociales se derivaban muchas de las enfermedades mortales por medio del estrés que conlleva a depresiones mentales, un cóctel mortal para un deterioro físico acelerado. Fomentar los diversos estereotipos sociales, donde fácilmente pierdes tú propia identidad o dicho de otra forma, tú propia esencia, que a su vez caes en depresiones por no seguir o no alcanzar dichos comportamientos sociales; para Peter la muerte de su madre y padrastro era consecuencia indirecta de esas personas dañinas; Peter no sabía cómo encontrar a todos ellos, pero lo averiguaría... 
Preparó en el patio de su casa todo las cosas para hacer su primer encuentro con los espíritus al estilo Cheyennes, hizo una fogata con leña de abeto, alrededor hizo un círculo grande con piedras sagradas, Peter entró al círculo dónde estaba la fogata con su tambor de cuero de bisonte, empezó a tocar el tambor cantando el rito al idioma Cheyennes, el sonido era un palpitar continuo y uniforme, se sentía al compás del universo, era una noche fría y estrellada, el sonido era transportado por el viento, el vecino más cercano quedaba a unos cuarenta y cinco minutos de donde vivía Peter, el sonido del tambor lo despertó se asomó por la ventana de su casa pero no miraba nada, no sabía de dónde provenía ése palpitar tan peculiar de los ancestros nativos, se preguntaba para sí mismo: será que las almas de los Cheyennes despertaron de su largo letargo....... Peter empezó a danzar alrededor de la fogata haciendo sonar el amuleto sagrado de cola de cascabel, no dejaba de cantar el rito para llamar al espíritu del cuervo, en ésos momentos el frenesí era con mayor intensidad, Peter se dejaba llevar por el momento; de un momento a otro la fogata ardió más y de allí salió un humo sagrado en forma de cuervo que fue directo a los ojos de Peter, él sintió cómo una flecha caliente que entraba por sus ojos y todo su ser, Peter fue a dar al suelo en trance, sus ojos se transformaron en color blanco en su totalidad.... Peter abrió sus ojos, pero ya no eran ojos de humano, podía sentir sus alas que iba en pleno vuelo, sentía el choque del viento en su pequeño cuerpo emplumado y el sonido de sus alas cuando dominaba las alturas, se dejaba guiar y se dio cuenta que él era un cuervo, una fuerza sobrenatural lo guiaba a un rumbo desconocido para él, vio una casa en una área rural muy apartada del pueblo, se fijaba como era en detalle y sus calles, él tenía todo el panorama cuando iba surcando el cielo oscuro y frío, aterrizó en una pequeña ventana al nivel del piso, por lo visto era el sótano, dirigió su mirada por la ventana y vio cómo un hombre abusaba sexualmente de la niña que estaba desaparecida.
 Peter salió de su casa pero antes de salir el reloj que se encontraba sobre la pared de detuvo repentinamente como en mal presagio, porque sin dudas ya era el tiempo de una venganza que no tendría fin ni piedad para nadie. Peter miro al cielo y estaba gris, pronto nevará, se dijo Peter, arrancó su camioneta y con un rumbo ya conocido para el.... unas par de millas antes de llegar al destino, Peter apagó las luces de su camioneta, quería pasar desapercibido y pudo ver que empezaba a nevar, se detuvo a unas cuantas cuadras antes de llegar a la casa donde tenía cautivo a la niña, salió de la camioneta y la nevada era muy fuerte, se había formado una especie de alfombra blanca, puso su primer pie sobre la nieve y se ajustó su chaqueta, comenzó a caminar pero no sentía frió alguno porque su odio era tal que le quemaba por dentro, por cada pisada escuchaba el crujir de la nieve y al fin había divisado su destino......
  Un hombre corpulento salió fuera del sótano, agitado y con mucha hambre, se fue directo a la cocina haber que había dejado de comer, cuando llego estaba muy oscuro pero no quiso encender la luz del lugar, se dijo que cuando abriera su nevera la luz que de allí salía sería suficiente y así fue, llegó a su nevera y abrió la puerta, hurgo algo adentro en busca de alimentos, cuando iba a cerrar la puerta vio una silueta de una persona detrás de la puerta, se asustó pero antes que reaccionara, de la oscuridad salió una mano empuñando una daga a toda velocidad, y se escuchó un sonido ensordecedor cuando la daga entro aun lado de su garganta, el tipo abrió sus ojos hasta donde le daba sus párpados.....

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