Jackeline (Tercera Parte)

 

El tiempo trascurría, el cambio físico y mental de Jackeline era bastante notorio, su madre se preocupaba y se frustraba diciendo: más carne para los perros!!! Hasta su habito de ver programas televisivos para niños y niñas cambiaron, por las telenovelas, Jackeline y su madre consumían horas mirando por lo menos tres telenovelas por día y llegaron hasta el colmo de festejar cuando les dieron la buena noticia que sus telenovelas se iban a extender todos los fines de semana, ósea los siete días de la semana, en pocas palabras todos los días del año. En lo personal no tengo nada encontrar con las telenovelas, pero dicen por allí (a nivel de chisme) que es malas influencias para las jóvenes adolescentes en especial al género femenino, porque no es acorde a la verdadera realidad de la vida o está por debajo de la realidad, o mejor dicho, ni se le parece a la realidad, hablando de relaciones entre parejas claro está; si a todo esto le sumamos las películas románticas y aquellas canciones que nos habla de ésos amores perfectos, ciegos y sordos, con todos aquellos ataques del marketing puro, a lo mejor crearan un estereotipo del amor para los adolescentes y se convierte más complicado cuando se enfoca en querer formar una familia en un futuro muy próximo.
  Recuerdo muy bien que Jackeline me aseguraba que el amor sólo se entrega una vez  y si eso no funcionaba jamás te vuelves a enamorar de alguien mas, pero todo aquello sonaba muy melancólico y cursi, nunca creí que eso fuera el verdadero amor, pero Jackeline estaba más que segura que todo eso era verdad. Jackeline soñaba despierta por las noches, esperando su príncipe en el balcón de su casa, miraba las estrellas y sobre todo la luna llena, su corazón se llenaba de melancolía y suspiraba tan profundo que hasta su madre la oía; muy preocupa su madre decidió que ya era el momento de hablar con su hija, pero no cualquier conversación, si no más bien de mujer a mujer.
  Ese día llegó, Jackeline nunca había visto ni escuchado tan sería y sincera a su propia madre, pero rápidamente entendió de que se trataba todo aquel asunto; su madre empezó con lo más importante, aconsejando a su propia hija que todavía estaba muy joven para tener novios y mucho menos pensar en un hogar, que todavía no había terminado la escuela y ni mucho menos se podía limpiar el trasero ella sola todavía, pero como toda adolescente lo negaba rotundamente las sospechas que su madre tenía, pero lo que no había tomado en cuenta Jackeline era que su madre ya había pasado por ésa edad y se sabía todos los trucos junto con todas ésas calenturas hormonales propia de la edad, pero dejo pasar lo que negaba su hija ya que de antemano sabía que todo era una vil mentira; Su madre sabiendo que su hija se entregó a la negación y como mujer sabía que eso significaba todo lo contrario, se tuvo que resignar y seguir con sus demás consejos; le decía que no fuera tan ingenua que si algún perro... perdón, si algún hombre le decía que le diera una prueba de amor.... ósea que le diera el pastel o el tesoro escondido, bueno ustedes saben muy bien de lo que estoy hablando; que no lo hiciera, pero su madre sabía muy bien que esos consejos estaba cayendo en saco roto, púes sabía que las mujeres cuando se empecinan con su enamorado no hay nada que las detenga ni consejos que valgan, y muy frustrada le dijo a su hija: la mujer es como la gata, si los perros no andan detrás de ella, ella anda detrás de las ratas; pero le enfatizó una y otra vez que terminara sus estudios antes de pensar en su príncipe azul, su madre sólo esperaba que ese consejo lo tomara muy en serio porque ella pensaba que dar consejo a su hija con respecto a los anticonceptivos sólo servía para darle rienda suelta a las hormonas de su hija; y que te quede muy bien claro Jackeline que ningún hombre te respetará, es la mujer que se tiene que ganar el respeto con decencia como una verdadera dama, le decía su madre, que al final de la conversación con su hija quedó más frustrada que antes.
  En todo caso su madre tenía la experiencia y el motivo suficiente para preocuparse de su hija, porque al día siguiente ella me contó la conversación que mantuvo su madre con ella, pero ella se refería a un sermón, y todo sabemos que lo que significaba el sermón, que sólo lo escuchas en las iglesias y después que sales de allí sigues con tú vida loca; a los pocos minutos Jackeline me cambio de conversación y me mostró su libreta de recuerdos, mostró todos los requisitos que ella quería para su hombre ideal, eran tres páginas llenas revés y derecho, yo me le quedaba mirando como diciéndole: mucho pides!!! Y no porque Jackeline no lo valiera, sino que nunca hallaría su hombre perfecto, al menos que lo mandara a ser; recuerdo que le dije con mucho temor... y digo con mucho temor porque ya había presenciado las cachetadas que Jackeline propinaba; y sí le bajas a la mitad de todos ésos requisitos? Lo digo porque no hay hombres perfectos, le preguntaba - Jackeline me miraba con cara de fastidio, pero a los pocos segundos, razonó lo que le había dicho y sólo obtuve como repuesta: podría ser - Y crees que yo entro en esos requisitos? Lo digo por la ley de las probabilidades, porque mayor sean tus opciones mayores probabilidades tendrás, le decía.... Jackeline me miraba con mas fastidio y me respondió: ni lo sueñes...