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Novato de la literatura y de la vida...

May 21, 2015

El Año de los Funerales (Sexta y Última Parte)

 
En todo ése año hubo un total de quince muertes con sus respectivos funerales, entre conocidos y un familiar mío que se llamaba Josefo, que ya mi abuela estaba paranoica de tantas muertes de conocidos muy cercano, decía que ese era el año que andaba rondando la muerte muy cerca de nosotros, decía que ojalá no se la llevara a ella también, yo le respondía: pero abuela si la muerte siempre anda detrás de nosotros desde que nacemos, por eso que para la muerte no hay edad - pues entonces yo me he escondido muy bien, porque mira mi vejez y todavía no me a encontrado, me decía mi abuela - usted se va a morir cuando usted quiera abuela, ella me miraba con esos ojos tiernos y su sonrisa de amor, un rostro angelical sin duda alguna - aunque eres un nieto raro, pero igual te amo, me decía mi abuela con toda la sinceridad del mundo.
  En cambio mi tío Josefo se murió y nunca se supo con certeza de que murió, en esos tiempos tenían pavor visitar a un médico y menos a un hospital; lo cierto que muchas persona no lo hacían porque la comunidad médica tenía muy mala reputación por su mala práctica, y en lo hospitales era un nido de locos e incompetentes, muchas veces cuando iban amputar un miembro del cuerpo casi siempre se equivocaban y te cortaban el bueno, al siguiente día se daban cuenta que habían amputado el erróneo y programaban otra cirugía para enmendar su error, así es que salias peor de como llegasteis; eso si tenías suerte porque a veces por un simple fractura de brazo te sacaban en un ataúd al cementerio, no dejaban ni que te velarán, porque podía darse cuenta los familiares de que murió el difunto, también se daba con mucha frecuencia que se pasaban de anestesia en las cirugías y quedabas en coma como un completo vegetal, pero bueno eso era cosa del pasado... bueno, la verdad sigue sucediendo en la actualidad. Mi tío Josefo sabía muy bien que todas esas cosas no eran tabú, los doctores eran unos verdaderos matasanos y cuando se les moría un paciente ni ellos mismos sabían de que se habían muerto, sólo decían: fue un virus!! Y cuando se les preguntaban: que clase de virus? Solo encogía los hombros, y respondían: aún no sabemos.. Josefo tampoco asistía donde los famosos curanderos o hechiceros, que era la segunda opción después de los galenos, bueno, la verdad en la actualidad son segunda opción todavía; Josefo no creía en esos charlatanes que profesaban almas endiabladas que eran las causantes de todos los males del mundo o más bien de las personas en general, tenían que pagar una buena suma de dinero para espantar ése mal espíritu, que acechaba sólo en las mentes de los incautos desesperados; Josefo a pesar de todo eso se reía de ellos, decían que un mal amor le había hecho ése daño, él respondía: y quien diablos no a tenido un mal amor... o decían que una persona le envidiaba y por eso le hizo el daño, él respondía: y quien diablo no te envidia hoy en día, si aunque te compres un par de zapatos baratos te tienen envidia, porque así de jodidos estamos en esta miseria; a Josefo sólo le quedaba la tercera opción, los remedios caseros, que probó de todo, hasta sus propios orines, porque le decían que era la nueva cura milagrosa, y yo le decía: nueva!!! si los orines no tiene nada de nuevo, ya viene de segunda mano después que pasa por tú organismo, él me miraba y respondía: todo se resume a fe mi hijo... Fue así que Josefo murió probando de todo, fue una falta enorme para la familia y sus conocidos, se le veló y enterró con respeto y solemnidad.
  Pero de todas esas muertes la que mas me impacto fue la de la bella Isabela, son de esas almas  que se encarnan en estos cuerpos humanos cada cien años, si en verdad existen los ángeles, Isabela era un ángel encarnado, su vida siempre fue de amor para conocidos y desconocidos, nunca la vi triste o deprimida y mucho menos de mal humor a pesar de todos los sinsabores de la vida y de los idiotas que nunca faltan: lo que le conocían le decían la loca, yo le preguntaba que por que le decían la loca? si eres más sana y normal que todo esos mequetrefes, le decía - ella me respondía: porque me lleno de flores  mis cabellos, le río a la vida y canto donde sea porque mi vida completa esa una música que no tiene fin - era una mujer de 25 años de edad, su cabellos ondulados castaño, ojos avellanados color miel, cubría su hermoso cuerpo delicado con vestidos holgados y largos, llenos de flores, casi siempre se le veía con una corona sobre su cabeza, como la de Jesús, pero no de espinas sino de flores silvestres; siempre tenía una sonrisa dulce y sincera para todas las personas, incluso aquellas que la insultaban; recuerdo que yo la defendía de los hombres, aunque Isabela nunca lo supo porque podría pensar que yo era muy agresivo... cuando no estaba Isabela le caía a golpes de inmediato sin decir nada a los hombres que la ofendía, ellos muy sorprendido por mi reacción y sobre el piso saliendole sangre en su bocas siempre me preguntaban que porque lo hacia, yo le respondía: Por Isabela, el que la ofenda a ella, es como si me ofendiera a mi, una vez uno de ellos me dejo: Y entonces por que no te casas con Isabela? así nadie la ofenderá... fue lo mejor que me habían dichos esos patanes y así lo hice, le propuse matrimonio a Isabela, ella sin ofenderse y con una sonrisa tan bella que todavía no se me olvida, me dijo: Yo amo a todos y a todas... si pero yo solo te quiero para mi, le decía - el egoísmo es malo me decía Isabela, tu deberías amar todos - me hizo recordar a todos esos fulanos que había golpeado por ella y le respondí: Bueno Isabela, la verdad eso no es lo mio, si somos esposos tal vez tu me enseñes mas de tu amor - Isabela me miró con ternura pero no era ingenua, sabía muy bien mi estrategia de lujuriosa, se me acerco me tomo mi rostro con sus dos bellas y delicadas manos y me dio un beso en mi frente y se retiró, sentí que volaba por los aires, jamás Isabela había besado a un pretendiente, me quede con ganas de mas y pensaba con mas exigencia. Pero una hermosa mañana Isabela jamás despertó, murió con una bella y delicada sonrisa, nunca fue de nadie sino no más bien de todos y de todas... eso me hizo reflexionar ante la muerte, que a la muerte no le importa quien eres en realidad porque la muerte no escatima raza, edad ni sexo, o si eres bueno o malo, es un paso que aunque no quieras o no le encuentras razón de ser, siempre daremos ese paso, pero que hay después de la muerte? pues solo las almas como la de Isabela lo saben muy bien y nos enseñan que así como venimos a este mundo sin nada, de esa misma manera nos vamos, sin nada, solo nos llevamos nuestros actos buenos o malos.

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