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Novato de la literatura y de la vida...

May 20, 2015

El Año de los Funerales (Quinta Parte)

   
Los hijos de don Elíseo cuando llegaron con el personal de seguridad de la funeraria no podían dar crédito de lo que estaban presenciando, su propia madre dándose de golpe con las dos amantes de su esposo, corrieron a desapartar a su madre ante ése hecho tan vergonzoso y bochornoso también; los que estábamos presenciando ése gran espectáculos sólo podíamos limitarnos a ser unos simples observadores y dar fe de lo que allí pasaba. Cuando al fin pudieron sacar de la funeraria a las dos amantes, doña Marta la viuda, se volvió a sentar y lloraba inconsolable, pero no quedaba claro si lo hacía por la pérdida de su marido o de pura rabia y frustración.
  Mi amigo Pepe que estaba a la par mía me decía: vaya!!! de lo que se entera uno en los velatorios... Después como si de la nada se acercó un tipo muy sospechoso para nuestro ver, al ataúd donde se encontraba don Elíseo, a mi en particular solo lo había visto entrar a la funeraria, nunca lo habíamos visto en nuestras vidas de vecinos o familiares de los dolientes y menos de don Elíseo, había permanecido en un bajo perfil a una esquina del salón, pero ahora había tomado el papel del protagonista. El individuo mencionado sin hacer alarde de su dolor, pero se le notaba que le salían lágrimas de sus ojos, recorriendo sus mejillas hasta caer en el pequeño vidrio del ataúd donde se le veía a don Elíseo en su eterno descanso, con su mano derecha limpiaba dulcemente y con mucha ternura, las lágrimas caídas en el pequeña vidrio; nosotros como era de esperar nos quedamos atónitos sin parpadear ni decir ni una palabra, pero a pesar de la frustración y el mal momento que acababa de pasar la viuda, eso no lo pasó por alto, con la boca abierta miraba ése individuo y luego nos miró a nosotros, con un gesto de mal humor nos preguntaba que quién era ese hombre? Nosotros como repuestas y con otra clase de gesto, levantando nuestros hombros rápidamente y simultáneamente, le decíamos que no sabíamos nada. Vaya!!! de lo que se entera uno en los funerales... volvía a repetir mi amigo Pepe, cuando en esos momentos entró otro hombre desconocidos para todos, pero tal vez no para el difunto, con paso rápido y sin saludar a nadie fue directo al ataúd donde se encontraba el otro individuo; cuando llegó lo tomó del brazo y lo lanzó por un costado que casi pierde el equilibrio, se incorporó y le dijo: así que tu eres con el que me engañaba? Todos nos quedamos estupefactos, hasta la viuda, sus tres hijos varones eran hoy los que se tapaban con sus manos sus rostro en muestra clara de vergüenza; los dos individuos se retaron a golpes pero afuera de la funeraria para que no fuera más grande el escándalo, que si eso fuera poca cosa. Salieron y se daban golpes como unos verdaderos hombres, todo por el amor y la traición de don Elíseo.
  Fue una noche larga para la familia y los vecinos de don Elíseo, pero al fin había pasado todo aquel bochorno y escándalo, ya era el día de darle la eterna sepultura al difunto que al final le salieron todos sus secretos; la viuda Marta se negaba una y otra vez de darle un digno entierro, pero al final consiguieron que entrara en razón, lo iba hacer por sus hijos nada más, pues ellos no tenía la culpa que su padre fuera lo que fue en vida. La viuda antes de que el cuerpo de su esposo fuera sacado de la funeraria para irle a dar cristiana sepultura, pidió al personal que le dieran vuelta al cuerpo de su esposo, ósea acostarlo boca abajo dentro del ataúd, el personal de la funeraria muy extrañado le preguntaron: Por que? Ella le respondió: porque he sabido que unos pocos despiertan ya cuando están enterrados, y no vaya ser que éste diablo despierte y quiera buscar la salida, boca abajo pensará que la salida está enfrente de sus narices y en vez de salir, que se entierre más..
  Llegamos al cementerio y empezó todo el protocolo ya conocido para sepultar al difunto, la viuda ya no derramó ni una lágrima por don Elíseo, lo que ella quería que todo terminara rápido; así fue el entierro sin pena ni gloria, cuando terminó la ceremonia y el difunto muy bien enterrado, cada quien busco la salida para retirarse, doña Marta les dijo a sus hijos que se fuera que ella se iría después, los hijos pensaron que su madre quería privacidad así es que no dijeron nada y se retiraron; también nosotros nos fuimos y nos montamos al vehículo dónde íbamos los tres amigos, Pepe no quiso arrancar el automóvil todavía ya que estábamos contemplando a la viuda como a unos treinta metros de donde estábamos; a doña Marta la mirábamos con la mirada fija en el lugar dónde se había enterrado a su esposo, murmuraba algo que por nuestra distancia no se podía escuchar nada, pensábamos que quizás a pesar de todo estaba perdonando de corazón a don Elíseo, cuando de un momento a otro doña Marta mirando a todas partes como cerciorarse de que no había nadie más que ella y su esposo enterrado, se metió sus dos manos debajo de su vestido de luto y miramos que se bajó los calzones se agachó doblando sus rodillas y se puso a defecar sobre la tumba de su esposo don Elíseo; nosotros mirábamos horrorizados lo que estaba haciendo la viuda y yo dije: vaya!!! a eso le llamo despedida... Y Pepe agregó: de lo que se entera uno en los entierros....

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