Así habrás de vivir... como el viento que canta mientras sopla, y no lo inquiere, ¡de dónde viene ni para donde va!
Tu vida será una dicha, como el agua que corre y fluye, con esa fuerza sumisa y desprendida. Como la brisa que se impregna de la fragancia, así disfrutarás de tus aventuras que te ofrezca la vida, sin apegarse a ellas; sin reusar tu camino para gustarte otra vez, sin tristeza por haberlas perdido; aquella dicha que no costará lágrimas... serán los fulgores que iluminaran las horas grises de tu vida; y que aliente las esperanzas que hay ojos que ven, y oídos que escuchan, aunque estén mas allá de las estrellas; algún día habrá un reposo en tu corazón...
Así habrás de vivir... como un cristal, no como un Sol, porque los soles viene desde lo alto; si no como cristal que concentre y refleje a ese bello astro que da vida a las criaturas; abrirás caminos de vida eterna. Tu corazón te señalará el rumbo, lo que eres, ¡serás! y aquello que no eres, ¡no serás! Así, en el mundo, tu mundo sutil, tu gracia, tu bellísimo ser, serán objeto de elogios y admiración; tus besos delicados, tus caricias con profunda ternura, así me rendiré a tus pies, me dormiré suavemente sobre tus senos, profundamente en ese cielo llamado, mi paraíso...
Tu vida será una dicha, como el agua que corre y fluye, con esa fuerza sumisa y desprendida. Como la brisa que se impregna de la fragancia, así disfrutarás de tus aventuras que te ofrezca la vida, sin apegarse a ellas; sin reusar tu camino para gustarte otra vez, sin tristeza por haberlas perdido; aquella dicha que no costará lágrimas... serán los fulgores que iluminaran las horas grises de tu vida; y que aliente las esperanzas que hay ojos que ven, y oídos que escuchan, aunque estén mas allá de las estrellas; algún día habrá un reposo en tu corazón...
Así habrás de vivir... como un cristal, no como un Sol, porque los soles viene desde lo alto; si no como cristal que concentre y refleje a ese bello astro que da vida a las criaturas; abrirás caminos de vida eterna. Tu corazón te señalará el rumbo, lo que eres, ¡serás! y aquello que no eres, ¡no serás! Así, en el mundo, tu mundo sutil, tu gracia, tu bellísimo ser, serán objeto de elogios y admiración; tus besos delicados, tus caricias con profunda ternura, así me rendiré a tus pies, me dormiré suavemente sobre tus senos, profundamente en ese cielo llamado, mi paraíso...
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