Madame Ivette Y Su Monólogo

  Es imposible que mi acción haya sido preparada con perfecta deliberación; días, semanas y meses enteros medite sobre mi deseo de asesinar aquel que le llame mi víctima. Rechace mil planes por el solo hecho de no ser descubierta y no por el mero hecho de una conciencia intranquila; pero por fin encontré entre mucho relatos de algunas memorias que trascendieron en la vida ordinaria de aquellos seres queridos que sin culpa o con ella, amasaron enormes fortunas; una en particular me llamó la atención, era una vela envenenada dentro de su habitación hermética; la idea impresionó de inmediato mi imaginación, ya que el estado de salud de mi ex-cónyuge ahora, no era alentador; sabía que mi víctima tenía la costumbre de leer sobre la cama por largas horas matutinas, sabía que también nuestra pequeña habitación era mal ventilada; pero no quiero fatigar con detalles impertinentes; no necesito describir los fáciles artificios mediante los cuales sustituí en el candelero de nuestro dormitorio, la vela que allí encontré por otra de mi fabricación. Por la tarde lo hallaron muerto en su lecho, mientras yo estaba de compras; y el veredicto del forense "Muerto por la voluntad de Dios".
 Herede su enorme fortuna y todo anduvo bien durante varios años, ni una sola vez se me cruzó en mi mente la idea de ser descubierta por el asesinato de mi ex-esposo, ahora viuda. Yo misma hice desaparecer todo rastro de aquel día fatal; no deje huellas ni pista alguna de la cual fuera posible acusarme o siquiera hacerme sospechosa del crimen. 
 Es inconcebible el magnífico sentimiento de satisfacción que nació en mi pecho, cuando reflexionaba en mi absoluta seguridad; durante un periodo muy largo me acostumbré a deleitarme en esa nueva clase de sentimiento en que mi nacía, así descubrí el enorme placer que los humanos obtenemos cuando rompemos nuestras propias rutinas o nuestros comportamientos bastante predecibles. Me proporcionó un placer mas real que las ventajas simplemente materiales derivadas de mi crimen; ¡torturante idea obsesiva! la de darle paso a ese nuevo sentimiento de satisfacción criminal, idea aberrante, vulgar y depravada, que sonaba como un fastidio para mi mente como un estribillo de una canción bastante macabra, que poco a poco se convertiría en una hermosa ópera para mis oídos; de la cual ha sido el motivo de casarme una y otra vez, solo para darle rienda suelta a esa obsesión llamada satisfacción obsesiva.