La Seducción

 Hugo era hijo único de una familia de clase media, de los que no son adinerados pero si tienen la facilidad de adquirir casi todo lo que se les antoje, con mucho esfuerzo y dedicación por su puesto. Hugo fue un excelente estudiante, se graduó de Ingeniero Industrial, hombre inteligente en los estudios; en su vida personal? Bueno como suele pasar muchas veces, que entre lo académico y la vida que tienes que vivir... osea, experimentar y manejar tus propios sentimientos, son dos cosas bastante diferente y difícil de asimilar; un hombre de mucho razonamiento y sentido común, era sin dudas el soltero más codiciado de su barrio y del lugar donde trabajaba, hasta que pasó lo inevitable. Salía con muchas mujeres pero como él decía "nada serio" y que el amor podía esperar, que tenía por el momento otros proyectos trascendentales en su vida laboral.
 Un día se presento a trabajar una nueva compañera de trabajo, cuando Hugo la miro por primera vez sintió que el cielo se abría mostrando toda su gloria; se llamaba Ivone, una mulata Cartaginesa voluptuosa de 1.77 mts. de altura y un cuerpo de diosa, todo natural por obra y misericordia de Dios, que hasta el día de hoy nos preguntamos: Como Dios puede mandar esas clases de diosas a esta tierra de incautos? una sonrisa no de ángel más bien de arcángel, su mirada profunda y tierna, unos labios perfectos, pechos generosos, piernas largas y una piel de tercio pelo, melena larga de negro azabache, su voz dulce como la de un ángel, y un temperamento de mil santos.
Hugo no se lo podía creer y puso manos a la obra a su galantería; Ivone muy concentrada en su nuevo trabajo no prestaba atención a los coquetos de los nuevos pretendientes y menos los de Hugo, sin saberlo ella era un detonante a las testosteronas masculinas. Fueron pasando los días, los coqueteos de Hugo fueron mucho más intensos, pasando de indirecta a directas, la perseverancia era su única arma ;fue así que Ivone le fue prestando atención a Hugo. Él la invitaba a almorzar, ella lo aceptaba por cortesía y se fijaba que Hugo era muy inteligente y no estaba mal para sus gusto. Tres meses pasaron entre almuerzos y cenas hasta que Hugo le declaró su amor a ella, Ivone con su sonrisa de arcángel y su mirada de misericordia lo aceptó, se dijo para si misma que estaba bien para ella por esos momentos de mujer soltera; así fue que Hugo era el hombre más feliz del mundo, pero él ya no podía esperar más y al quinto mes le propuso matrimonio; Ivone le dijo que no creía en matrimonios y si quería se fueran a vivir en unión libre, Hugo resignado lo acepto así, pero se dijo a si mismo que no descansaría hasta llevar al altar a su amada Ivone, la quería para que fuera su esposa y futura madre de sus hijos; es así como empezaron a convivir como una pareja en un apartamento de lujo, porque para su diosa todo era poco.
Cuando hacían el amor con Ivone, era algo indescriptible, vivir esos momentos de intimidad para Hugo era algo surreal, se sentía tan poca cosa ante tanto belleza, entrega total! que en momentos sentía que no se merecía tanta gloria, llegando a lo inevitable, el éxtasis, Hugo en esos momentos de tanta gloria, no sabía si estaba viviendo o muriendo. En su vida cotidiana observaba a Ivone que todos sus gestos, su sonrisa, su voz, su caminar, su mirada, su manera de ver la vida era perfecto, sin dudas era su complemento, su mujer ideal, sobreponiéndose sus expectativas. 
 Al cabo de un año con su relación, Ivone se le perdía por dos o tres días sin llegar a su apartamento, él se volvía loco porque nunca le contestaba sus llamadas, Hugo ponía una denuncia a la policía de desaparecida, la buscaba en los hospitales y hasta en la morgue, cuando Ivone aparecía Hugo lloraba por su ausencia, le pedía que le diera explicaciones pero dentro de si mismo sabía que ella tenia un amante; Hugo dentro de si le imploraba a Ivone que le mintiera, el tenia urgencia de creer en sus mentiras, que le dijera que todo estaba bien y que no lo había dejado de amar, que con eso el se sentía feliz y seguro de su relación en declive; Ivone con su sonrisa, su mirada y el tacto de su dulce mano poniéndola sobre el rostro de Hugo, era para él más que suficiente para que se derrumbara y cayera de rodilla enfrente de ella, Ivone al ver aquel gesto tan sumiso, mas por misericordia que por una verdadera intención, le decía que no se preocupara que todo estaba bien.
Así pasaron tres meses mas para Hugo de gloria y zozobra, por las desapariciones de Ivone, hasta que un día se fue para siempre y dejándole una carta de despedida, diciéndole que ya no lo amaba y que no la buscara jamás, terminando la carta dándole las gracias por los buenos momentos que pasaron juntos y ya no llegó al trabajo dejando una carta de renuncia irrevocable.
  La frustración seguido de la depresión estaba a la vuelta de la esquina.... Desdé ese día Hugo se tiro a la perdición, se volvió un alcohólico desenfrenado, terminó en la calle y sin trabajo, como un vagabundo, su padre y madre lo metían a centros de rehabilitación, pero como cualquier otra adicción si el adicto no quiere no se puede hacer nada, Hugo siempre volvía a las calles con su adicción. Sus amigos lo veían el estado de Hugo, y les ponía a sus hijos como un ejemplo de lo que les podría pasar si no están atento con sus sentimientos. Se decía que Ivone tal vez no pensó en el grave daño que le hizo a Hugo, porque decía que Ivone siempre hacia lo mismo con todos los hombres, que jugaba con juego, ese juego tan peligroso como es de la seducción....
 Hugo daba lastima al verlo en una esquina de la calle sentado lloraba cada vez que se acordaba de su mulata Cartaginés, una diosa que creyó tenerla en sus manos, pero no sabia que algunas diosas son caprichosas, mas aun cuando tienen el don de seducir...