Un Monólogo Para las Ninfas

  Ni los ruegos de Júpiter, ni el llanto, lograron vencer a las ninfa impía, que su fuerte pureza defiende y no deja el pudor al manto.
 ¡Oh mujer encantadora! no me pongas en el olvido ¡Te ruego! que infame seducción a llegado a mi alma, procuro llegar a la verdad de todo sin el estorbo de tu manto ajeno.
 Con tus mantos en tan bellos desorden, tu frente con rizos poblados mojas, balbuceo confusas palabras; dormiría como un niño entre tus brazos, soñando otros cielos....
 ¡Oh ninfa encantadora! 
 ¡Que hermosa!
 ¡sonriente, espléndida, seductora y sexual!
 Contempla los verdes prados, la frescura, hacer un alto en el camino y siente luego la serpiente, su negra mordedura....
 Yo contemplé a mi ninfa, loco y ciego quede al ver de su rostro la hermosura, y sentí del amor, el vivo fuego.....