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Novato de la literatura y de la vida...

July 26, 2014

Sala de Recuperación


Cuando abrí los ojos todo era muy confuso para mí; recordaba muy poco lo de la noche anterior y de la cirugia que me habían hecho en mi rodilla, pensaba que todo era un mal sueño, pero no era así, cuando pude ver con claridad dónde estaba no me lo podía creer; maldecía una y otra vez mi mala suerte, estaba en el hospital de los pobres (Bueno la verdad que siempre iba a para a esos hospitales) era una sala muy amplia que se podría decir que era una habitación hospitalaria, pero en cada una de esas habitaciones tenían que albergar cuatro pacientes, pero cuando eran las fiestas patronales o navidad, había más clientela, por decirlo de alguna manera; las cuatro camas hospitalarias estaban en fila, una a la par de otra, cuando vi a mi izquierda pude ver que era un señor como de 60 años, que posteriormente supe su nombre, se llamaba Alberto, estaba postrado en la cama con pesas en sus extremidades, tenía fractura en la pelvis, hacia todo allí en la cama, desde bañarse hasta hacer sus necesidades fisiológicas, la verdad era un tortura tenerlo como vecino, claro don Alberto no tenía otra opción y menos culpa, todo fue un accidentes; cuando voltee a ver a mi derecha no podía creerlo lo que miraba y pegue un brinco en la cama hasta quedar sentado, era mi gran amigo de toda la vida Benjamin; crecimos juntos y ambos nos sabíamos nuestras vidas revés y derecho, pero había un secreto muy bien guardado por parte de Benjamín, le llame y abrió los ojos y lo primero que dijo fue: dónde demonios estamos? - en el hospital idiota, le dije - ya empezaba a recordar todo, estábamos ebrios y decidimos hacer una carrera de motocicletas, como cualquier borracho: atrevido, pretencioso y altanero; pero todo terminó mal como podíamos constatar, teníamos exactamente las mismas lesiones en las rodillas y raspaduras de pavimento en nuestros cuerpos, la única diferencia que cuando caímos de nuestras motocicletas, yo puse mis manos y brazos para protegerme del pavimento, a diferencia de Benjamin que puso su rostro en veces de sus manos, decía que no tuvo tiempo de poner sus manos, la verdad nos mirábamos bastante mal, dabamos lastima, para ese tiempo ambos estábamos bien locos... bueno todavía seguimos locos, pero con menos frecuencia; fue cosas del pasado o al menos eso creo....
 Para ése entonces Benjamín estaba casado con María a quien le había jurado amor eterno, pero de Maria para Benjamín, porque a la inversa nunca funciono; yo también estaba casado pero no recuerdo con quien, pero si puedo recordar que estaba casado; la verdad como he tenido muchos matrimonios y divorcios a la vez, que no puedo recordar con exactitud, al menos no tengo ése problema que suele pasar que se le dice el nombre de la "ex" a la actual esposa, porque la verdad que ni los nombres recuerdo, es más si las miro por las calles ni me acuerdo, pero lo que recuerdo con certeza que efectivamente estaba casado. El doctor Ponce era el que autorizaba para dar el alta, osea el que decía si nos podíamos marchar del hospital o no; el primer día por la mañana que nos visitó, nos dejó muy en claro que por lo menos diez días tendríamos que estar allí en observación y concluyó: así que lo siento muchachos pero sus mujeres tendrán todo el tiempo disponible para ponerle los cuernos, yo me reí mucho pero Benjamin no, a mi me daba igual, como sea ya era tiempo de cambiar de mujer.
 Las comida en el hospital es desastrosa, no comimos solo don Alberto comía con un hambre voraz, nos preguntaba que si no íbamos a comer, que le diéramos nuestra comida, ambos mirábamos a don Alberto comiendo con ímpetu, Benjamín le dijo: tómelo con calma don Alberto, mire que los que sufrimos somos nosotros ya que usted no puede ir al retrete, don Alberto casi se ahoga con la comida que tenía en su boca. Cayó la noche estaban las luces apagadas de nuestra habitación compartida, sólo habían dos enfermeras de turno, entró una de ellas y encendió las luces, nos despertó de nuestro sueño profundo para darnos unas píldoras para dormir, era como una broma de mal gusto, nos quejamos con ella y solo nos dijo que se limitaba a las órdenes del doctor Ponce, pero ya no pudimos dormir, nos levantamos ambos menos don Alberto, por suerte la habitación tenía una hermosa terraza, solo Caminábamos con nuestras muletas unos pocos pasos y allí estábamos enfrente de una noche hermosa y una espléndida luna llena; como sabíamos que las enfermeras tenían un mal salario, las tomábamos de mandaderas, al principio estaban renuentes pero cuando le Ofrecíamos $5 o $10 de dólares de propina cedían, después hasta se peleaban por quien nos haría los mandados, nos compraban comida, bebidas, jugos y cigarrillos, pero sólo por las noches cuando todos los jefes se habían marchado, nos permitían fumar solo en la terraza. En una de ésas noches estabas fumando en plena Luna llena, Benjamin muy pensativo me dijo: que estará haciendo María en éstos momentos? - durmiendo supongo, le dije - Benjamin le pegó una calada profunda a su cigarrillo y me dijo: te quiero confesar algo, la Maria ya me puso los cuernos una vez, pero la perdoné por mis hijos - esta vez yo le pegué una calada muy profunda a mi cigarrillo, haciéndole una mirada fulminante como quien dice: si seras un idiota! - Benjamín me dijo: ya sé lo que estás pensando, pero si lo vuelve a ponerme los cuernos la mató!lo decía con toda sinceridad - le respondí: lo dices en sentido literal o en sentido figurado? Y ya deja de mentiras que la perdonaste porque todavía la amas, cuando un hombre ya no quiere a su mujer, los hijos les importa un bledo - Benjamin me preguntó: tú no tienes miedo que tú mujer te ponga los cuernos? - para eso hay más mujeres, le respondí sin preámbulos - en ésos momentos nos gritaba don Alberto desde la habitación: no sean mala gente cabrones!!! regalen me un cigarrillo me muero por fumar uno!!!! Benjamin le respondió: ya sabe don Alberto que las enfermeras no quiere que nadie fume en la habitación!! don Alberto se puso triste y le dije a Benjamín: vamos a traer al pobre viejo con todo y cama hasta aquí, de todas formas la cama tiene rodos, no vaya ser que el viejo se muera hoy y nos quede ése cargo de conciencia; nos pusimos manos a la obra y lo llevamos como pudimos a la terraza, don Alberto se puso muy feliz y nos dio la gracias, allí estábamos los tres fumando bajo la Luna llena y el cielo estrellado, Benjamin le preguntó a don Alberto: y usted no tiene miedo que su mujer le ponga los cuernos? don Alberto en ése momento estaba fumando y se le fue el humo no sé para dónde y empezó a toser como loco, se estaba ahogado, le dimos un poco de agua y se incorporó su respiración, don Alberto le dijo: me vas hacer que se me despegue la pelvis de nuevo, y no lo creo ya mi vieja le vino la menopausia - no se confíe tanto don Alberto, le dije - ustedes dos están locos, nos dijo don Alberto, Benjamín me preguntó: la verdad que estamos locos, no crees que deberíamos ir a un psicólogo para que nos repare? - Para que Benjamín, hay ventaja en ello, le dije- Cuál es la ventaja? me dijo Benjamin - pues que nos reímos de nuestras propias desgracias e idioteces, las personas normales se pondría a llorar como niñas y se frustrarian, le respondí - Benjamín me dijo: tienes razón, crees que la causa de nuestra locura sea por la Luna? ya sabes por eso de los lunáticos - no creo pues con luna llena o luna nueva somos igual de locos, creo que tal vez sea hereditario, le respondi; don Alberto nos miraba con cara de espanto y preocupación, nos dijo: mejor regresenme a la habitación muchachos, no vaya ser que eso sea contagioso, Benjamin le respondió: hoy aguantese don Alberto, aquí quería estar y hoy aquí se queda con nosotros, mejor tome otro cigarrillo, don Alberto lo tomo con mucha desconfianza y resignación; Benjamin continuó: sabes, el problema es que nosotros no sabemos escoger a las mujeres - el problema es que las mujeres nos escoge a nosotros, le dije - maldita sea, tienes razón para la próxima nosotros escogemos... y así queridos subscriptores, perdón queridos lectores estuvimos divagando toda la noche de todos los temas que acontece a nuestra vida terrenal y un poco del más allá, teníamos música de fondo que las enfermeras nos ponía por $5 dólares, ésa canción que tanto nos encantaba de la banda Guns and Roses, y su loca canción: Garden of Edén... cuando nos dieron de alta el doctor Ponce, exactamente a los diez días y llegamos a nuestro respectivos hogares, efectivamente ya nuestras esposas habían cambiado de actitud para con nosotros, ya no eran las mismas, pero ni en la cama, con el tiempo nos fueron creciendo los cuernos a Benjamin y a mi, pero eso es otra historia....
  




















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