El Monólogo De Un Templario

   

"No a nosotros señor, no a nosotros, sino a tu nombre sea dada la gloria..." perdimos la tierra santa desde el exterminio de nuestra orden del temple, por la misma ambición y codicia del hombre y no por orden del señor. No hay peor vergüenza y derrota que la traición por aquellos que derramastes sangre y jurastes lealtad a costo de tu propia vida; ¡oh! maldito Felipe IV de Francia y su servil Clemente V, ¿tenías grandes deudas  con nosotros verdad? por culpa de tu abuelo Luis IX, y que mejor manera de deshacerse de tus adeudados, ¿verdad?   maldito el dia que les servimos como medio de poder e influencia para la humanidad entera; ya que desde el principio nuestro único propósito era proteger las vidas de los cristianos que peregrinaban a Jerusalén. Pero fue como servir al mismo ¡diablo! tomando represalias a todos los miembros de la orden del temple, nos difamaron, nos acusaron de traición cuando los traidores eran ellos, fuimos apresados, inducidos a confesar bajo torturas brutales y quemados en la hoguera. 
 ¡Oh Mi gran Señor! el peor ejemplo que le distes al hombre fue el poder y el dominio de sus semejantes, son como demonios jugando con fuego; la codicia que perdurará generación tras generación de hombres, tan embriagante como el vino y una seduccion tan inevitable como la mujer. Pero hasta cuando aprenderemos los hombres que sin nosotros los serviles ellos no son nada ni nadie para dirigir nuestras vidas o tomarlas como se les antojen, hasta cuándo comprenderemos que somos nosotros los que les otorgamos el poder ¡hasta de nuestras propias vidas!  ¡que nos dejamos seducir tan sólo por sueños! por esperanzas! ¡por fe! una fe inculcadas de ellos y cimentada en nuestros corazones y  pensamientos.
 ¡Pero las cruzadas aun no terminan! porque yo soy el último gran maestre ¡Jacques de Molay! y he de vengarme en la otra vida, vengar la sangre de mi orden, de aquellos que nos difamaron, de aquellos traidores.....