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Novato de la literatura y de la vida...

May 22, 2017

El Purgatorio (Capítulo 5)

  Emilio iba pensativo en ese trayecto inexplicable de las almas, el miedo desaparecía mientras él iba razonando lo acontecido en ese mundo tan extraño como la vida misma; pero se negaba a él mismo por lo que estaba a punto de concluir, porque la verdad era tan difícil de digerir. Pero antes de finalizar la calle donde iba caminando cabizbajo, en la última casa vió algo tan extraño que al mismo tiempo tan irreal, era un rostro de una mujer que asomaba por una de las ventas, no tenía el resto del cuerpo humano; ¿será por la oscuridad que allí reina? Se preguntaba así mismo Emilio; quiso regresar por donde venía, pero a la vez tomó valor y determinación, recordaba que era un oficial de la ley, el miedo era la parte menos recomendada para un policía, de hecho, si miraba algo inusual o algo sospechoso, era su obligación y su deber ir a indagar; fué por esa conclusión que fue directo a la vivienda; tocando la puerta principal en busca de explicación, o mejor dicho, ir a cerciorarse que todo estuviera bien en ese hogar; pero no obtenía respuesta alguna; puso su mano sobre el cerrojo y notó que estaba sin el seguro puesto, abrió la puerta principal muy
lentamente, no podía ver adentro de ella pues estaba muy oscuro, en esos momentos Emilio deseaba haber tenido su linterna de policía y su arma reglamentaria también, pero todo había desaparecido, así como su propia realidad también.. Emilio entró en la vivienda con mucha cautela, decía en voz baja: hay alguien aquí, sólo quiero ayudar, soy policía. Cuando pronunció la última palabra se escucharon unos sollozos al final del pasillo de la sala; Emilio se alarmó, pensó que quizás alguien estaba en peligro, se dirigió donde provenía esos lamentos, pero iba con pasos inseguros por la falta de luz, sólo tenía unos pocos destellos de luz, de lo que reflejaba las ventanas de la vivienda; era un lugar sucio, olía a mojó, se notaba que la casa tenía muchos años de no darle mantenimiento; pero como sea Emilio llegó al final del pasillo donde estaba una habitación, la puerta estaba cerrada pero no había dudas que allí adentro había alguien lamentándose; Emilio tocó la puerta con fuerza pensando que estaba en peligro la persona y no lo pensaría dos veces en derribar la puerta si fuera necesario - ¿Señora me escucha? Soy la policía, decía Emilio - ¡Señora! Exclamaba el alma​ desdichada; que no daría​ por ganarme ese calificativo; pero no quiero hablar con nadie ahora señor oficial - abra la puerta, sólo quiero saber si usted está bien y me iré de aquí, le prometo no volver a molestar- la puerta se abrió lentamente y Emilio estaba en la expectativa de lo que ocurría allí adentro, miró en el fondo de la habitación una joven no más de unos 19 años de edad, sentada en un sofá situado a la par de la única cama de la habitación - ¿puedo pasar? Preguntó Emilio con mucha precaución - pasé señor oficial, estoy sola y pienso morir de la misma manera - Y ¿donde está tú familia? Preguntó Emilio - ¿Familia? Sabes señor oficial, esa palabra me queda muy grande; sólo tenía una madre que se fue sin avisarme, pero antes de irse me destruyó mí futuro, mí vida y todo aquello que era mío me lo arrebató; señor oficial ¿hay una ley donde se condene por ser una mala madre? - púes todo depende, respondió Emilio - Sí, todo depende de la perspectiva de donde lo mires - pero dime: ¿Cual es tú nombre? - Melissa, odió mí nombre, de sólo pensarlo que mí madre me puso ese nombre lo aborrezco; sabes señor oficial, maldigo el día que me parió mi madre - Emilio que daba impactado del tremendo odió que tenía una hija con su propia madre, no era usual, algo pasó para llegar a tal punto de tanto odió, así que quería indagar más; pero dime ¿que paso contigo y tú madre? Tal vez hay un delito grave y te podría ayudar - ¿ayudar? Que importa ya, ella se fue, al final de todo me abandono, pero te lo diré: a mis 18 años de edad salí embarazada, fue una noche de copas, una trás otra; como quisiera retroceder el tiempo y volver a empezar de nuevo, decía Melissa con mucha frustración; cuando supe que estaba embarazada se lo dije a mí madre, ella como madre soltera tenía todo el derecho sobre mí, pero lo que nunca imaginé que cuando llegas a la edad adulta esa potestad también desaparece; ella me dió a elegir dos caminos, el primero era el aborto y el segundo que ir me de la casa; pero sabe algo señor oficial, puedes llegar a la edad adulta, pero eso no quiere decir que seas lo suficientemente maduro y capaz para enfrentar la vida tú sólo, eso lo saben muy bien los padres de familia, sólo ellos conocen bien a sus hijos - que elegiste? Preguntó Emilio con mucho interés - el aborto, cuando lo piensas y esas palabras salen de tu boca, no es comparable a los hechos que vas a cometer; me siento tan avergonzada que no quiero salir de esta casa, todas las personas del barrio saben de las cosas abominables que hice con mí pequeño niño; sabe señor oficial que siempre pienso en mí pequeño hijo, me pregunto todo los días: que hubiera sido de él sí viviera? Pero de algo estoy seguro, me hubiera llenado de alegría cada minuto de mí vida, cuidar a alguien que dependa de tí, eso es amor, más aún sí sabes que es una parte de tí; lo decía llorando era inconsolable esa alma desdichada - sabe algo señor oficial, hay malas decisiones que tomas y te marca para toda tú vida, por muchos factores que son influenciados, pero al final el resultado y el efecto es el mismo - Emilio no sabía que decir, todo era tan terrible, una cosa llevó a la otra; escucha Melissa, lo siento mucho pero tú madre y tu no han cometido delito alguno, el aborto es legal, están adentro de la ley - Cuando Melissa escuchó eso estalló en llantos, no podía creer en lo que había escuchado - Emilio se retiró de la vivienda, de la misma manera que entró, con cautela, le daba mucha lástima esa joven pero no podía hacer nada por ella; pero lo que no sabía Emilio era que esa alma desdichada vivió en un pueblo donde era un delito grave el aborto, pagaban con cárcel o hasta la muerte como cualquier otra asesinato para todas aquellas mujeres que se hicieran un aborto; lo de Melissa fue un aborto clandestino, donde la mortalidad de mujeres que se hacía un aborto eran muy altas, por la falta de higiene, profesionales de la salud y aparatos no adecuados; Melissa era una más de la jóvenes que habían muerto al practicarse un aborto, y esa casa operaba como clínica clandestina abortiva.

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