La Comedia del Pobre (Sexta Parte)

 

Jerónimo tenía un amigo llamado Silvestre, que todos los compañeros de trabajo le hacían burla ya que decían que el nombre le quedaba como anillo al dedo, porque desde los catorce años había salido del monte donde había nacido para emigrar a las grandes urbes, que muy bien él decía que era más difícil la vida en la jungla de concreto que en la jungla de vegetación, ya que en su pueblo todos se conocen muy bien y sabían quién es quién, pero en la jungla de concreto nadie sabía quién es quién, bien lo decía Silvestre: el peor pecado que puedes cometer en la jungla de concreto es ser muy ingenuo ya que los tigre que habitan en la jungla de vegetación se quedaban en pañales a comparación a los animales salvajes (personas) que viven en las grandes urbes; pero a todo eso se había adaptado muy bien, hoy a sus veinte y dos años, tenía pocos amigos porque era muy selectivo con las personas con quien se relacionaba socialmente, porque en las grandes urbes las buenas intenciones sólo queda en eso: en buenas intenciones; pero era un joven muy feliz, siempre era pobre pero reunía un poco de dinero para enviarlo a su viejo padres y madre al pueblo donde lo vio nacer. Uno de sus mejores amigos era Jerónimo del cual lo había recomendado como un buen trabajador donde él estaba empleado, había una vacante de lo que populan en las grandes urbes "Mil Usos" pero Jerónimo no estaba para pedir gustos ya que llevaba un mes sin encontrar trabajo y quería pagar el dinero a su padre del cual había desembolsado para pagar la fianza cuando estaba en prisión, así es que desayuno bien y se puso su mejor traje: un par de tenis descolorido pero era lo más decente que tenía, una camisa sport y un jean también descolorido, su bendita madre se había esmerado en la planchada, para que vieran que su hijo era un joven decente.
 Se despertó de madrugada para llegar muy temprano a la entrevista de trabajo, tomó el autobús con los primeros rayos del sol del día, anunciando el nuevo día cargado para algunos de buenas esperanzas, para otros más de lo mismo y otra parte, mediante el dia fuera pasando desearían no haberse levantado ese día.... Jerónimo se bajó del transporte colectivo muy apurado y caminando lo más deprisa que sus cortas piernas se lo permitían, directo a la oficina de empleo de esa empresa, cuando dio la vuelta en la última esquina se detuvo en seco con la boca abierta y sus ojos que le salían de sus órbitas, miro una enorme fila enfrente de la oficina de empleo; todavía falta una hora para abrir la oficina y la fila de desempleados ya cubría una cuadra de la calle, una buen grupos de personas paso a la par de Jerónimo apresurados que casi chocaron con él, se fueron directo a posicionar en las fila de empleos; Jeronimo reacciono muy tarde, sabia que si no llegaba a tiempo a la fila su turno para la entrevista llegaría a muy altas horas del día, así que decidió correr hacia la fila, corriendo escucho más personas corriendo detrás de él, miró de reojo tras sus espaldas y eran más desempleados queriendo llegar a la fila más rápido que los demás, así que Jerónimo aceleró sus piernas al máximo, posicionándose antes de los que venían detrás de él, muy cansado daba bocanadas de aire para llenar sus pulmones, se agacho con sus dos manos puesto en sus rodillas, miraba hacia el piso, tratando de recuperar la cordura de esa maratón... las horas fueron interminables, Jerónimo pensaba que toda era una verdadera locura, la cantidad de personas desempleadas que estaban en esos momentos allí para tan solo una vacante con sueldo muy mal pagado era una verdadera ironía; eran pasada la hora de almuerzo, Jeremías y muchos otras personas seguían en la fila, los vendedores informales hacia su dia con los tristes desempleados, vendiendo agua en bolsas plásticas de dudosa procedencia, así como deliciosos bocadillos... la verdad que Jerónimo no creía que eran deliciosos, sino era la enorme hambre que todos tenían en esos momentos; recordaba a los políticos de su país en las campañas electorales, cuando daban números alarmantes de desempleados por año, era la vieja táctica ancestral muy humana por cierto, daban voces de alarma, sus respectivas calamidades y que nadie había solucionado el grave problema de desempleo y pobreza, pero ahora era el dia de suerte para todas esas personas desdichadas ya que habían llegado ellos a solucionarles todos los males habidos, prometian una maquina de empleos tan eficiente que serian el numero uno de todo el globo terráqueo en poseerla, ya nadie tenia que emigrar a otro países en busca de oportunidades, es más esos mismos que se fueron regresarian en aquellas tierras donde habían dejado enterrado su ombligo, se escuchaba tan convincente que hasta el mismo Dios pecaría por ingenuo... en esos momentos escuchó su nombre, era su turno para pedir la plaza vacante, que era como sacarse el premio mayor de la lotería...