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Novato de la literatura y de la vida...

April 22, 2014

La Menche

 
Su verdadero nombre es Mercedes pero de cariño le decimos la Menche, aunque a ella nunca le gusto ese sobrenombre y se enojaba mucho, pero nosotros le explicamos que no era nuestra culpa, si no la culpa de su querido padre padre, ya que él con antelación sabía el diminutivo de Mercedes, pero no le importo en absoluto, para su padre era algo que carecía de importancia. Nos criamos junto en el mismo barrio, yo me crié con muchas amigas y amigos que jamás me olvido de ningunos de ellos, porque cada uno tiene sus propias particularidades, peculiaridades y secretos muy ocultos que cualquiera se quedaría con la boca abierta. Pero Mercedes tenía algo muy especial que la mayoría de los barones del barrio queríamos a toda costa, ser su novia! desde niña fue muy bella, extravagante, voluptuosa y la sexualidad la destilaba hasta el último de sus sexuales poros de la piel; todos decíamos que traía para ser reina de belleza; tenía belleza, porte, glamour y elegancia, siempre que ella sonreía todos los barones del barrio nos quedábamos anonadados, osea con caras de idiota, y con la bocas abiertas, se nos notaba a más de una milla de distancia; un día ya no pude mas, me pase de listo y le robe un beso a la Menche cuando estaba descuidada, por supuesto, pero fue un atrevimiento que me costó exactamente siete arañazos en el rostro y un puntapié en medio de las piernas, fue primera y última vez que intente algo semejante contra ella y no fue por mi orgullo, fue por mis criadillas.
 Llegamos a la adolescencia y ya la Menche andaba eligiendo de los muchos pretendientes que tenía, y le pregunte: Quien será el afortunado que le darás esos besos tan apasionados y sexuales, que sentirá el calor y el aroma de tú cuerpo? Quien sera el dichoso de sentir el latir de tu corazón?- de inmediato la Menche sacó una hoja de papel bien doblada y la abrió, en ella contenía todos los requisitos que debería tener su enamorado, punto a punto muy bien específicos, cuando lo vi trague saliva, la Menche empezó a leerlos punto por punto, cuando iba por el requisito número 22, le dije: escucha Menche no crees que pides demasiado? con esto no quiero decir que no te lo mereces, pero no crees que bastaría con un 40% de lo que tienes en la lista? De todas maneras nadie es perfecto en esta vida; la Menche me dijo: creo que sí, con un 40% bastará, entonces le dije: Bueno ya que estamos hablando de pretendientes y porcentajes, tú sabes que siempre yo he estado muy enamorado de ti Menche, ella me observó muy seria y sin quitarme su mirada de encima me dijo con ironía: lo siento pero no llegas ni al 20%, pero siempre seguiremos haciendo buenos amigos no te preocupes, me dijo la Mencha - me tuve que resignar para siempre que no era el tipo ideal para ella.
Después de algunos años Menche encontró su hombre ideal o al menos eso se lo demostró ese tipo, era muy celoso y posesivo, cuando tenía arranques de celos le daba golpes a la Menche, pero al día siguiente le pedía perdón, pero esa clase de violencia familiar nunca termina, es un circulo vicioso muy arraigado de la persona que agrede, muchas veces la única solución es el abandono total de esa relación enfermiza. Fue así que Menche un día me invitó a su hogar, pero en ese momento que llegué su esposo estaba trabajando, ella me contó a detalle del maltrato que estaba sometida por su marido, y le dije como todo mundo se lo aconsejaba que llamara a la policía y le pusiera orden de restricción, pero la Menche me dijo con mucha furia: sabes lo que haré, le daré veneno a ese idiota, ese mal nacido se come todo lo que le ponga en el plato; yo pensé en ese momento que la Menche solo lo dijo porque estaba muy enojada, nunca pensé que lo llevaría a cabo ....
Dos semanas después llegué de nuevo a la casa de la Menche, pero ésa vez sí estaba su marido, en cierta manera había hecho una amistad lejana con él, pero solo por su esposa ya que a ella la conocía de toda la vida, terminamos de comer y la Menche se fue a traer el postre a la cocina y solo nos quedamos él y yo, me dijo él si quería una cerveza del cual le conteste que sí, cuando se levantó de la mesa observe que se le doblaron las piernas y cayó sobre el piso desmayado como un costal de patatas quedando inconsciente e inerte, me quede congelado en ese instante, con los ojos bien abierto y tragando saliva en mi boca reseca miré a la Menche con ojos de cordero cuando lo llevan al matadero, ella se me quedó mirando inmutable, fría y con sonrisa siniestra, ante tan horrible escena, me entró miedo y sudaba helado, pero obligatoriamente le tenía que hacer una pregunta de rigor: no le pusiste nada a mi comida, verdad? Ella con una sonrisa picara me dijo que no, bueno al menos eso quería escuchar en esos precisos momentos, ella dijo: no te preocupes no le puse tanto veneno a ése imbécil, solo lo quería atontar para que aprenda a respetarme, y continuación se le acercó a ese pobre desgraciado tirado al piso a merced de todo y le empezó a dar puntapié en las costillas, en la cabeza, en las criadillas y en todos los lugares inimaginables; por cada puntapié que le daba la Menche a su marido yo apiñaba mis ojos y daba brincos en la silla donde estaba sentado, en esos momentos no quería estar en el pellejo de ese pobre desgraciado; después ella llamó a la ambulancia haciendo un buen papel de esposa acongojada y preocupada por su amado esposo; llegó la ambulancia y se lo llevaron al hospital....
Al día siguiente fui al hospital porque no podía con mi cargo de conciencia y lo visité, estaba despierto pero los doctores no encontraron nada fuera de lo normal en sus pruebas de sangre y orina, cuando lo vi me dijo que le dolía las costilla y sentía como si le habían aplastado la cabeza un camión, caminaba como si acabara de bajarse de un caballo; le dije que tal vez fue la caída ya que fue muy fuerte e hizo mucho ruido cuando cayó sobre el piso, por suerte se trago ese cuento.... ese mismo día cuando estaba a solas con la Menche le dije que mejor dejara a ese tipo, que se divorciara porque no valía la pena si lo llegaba a matar con tanto veneno; ella de buena manera lo aceptó y así fue cuando el tipo salió del hospital la Menche ya había abandonado su hogar y le había puesto orden de restricción en la corte, por lo menos su ex-esposo no le quedó más remedio de acatar la orden del juez. Hace pocos años me encontré de nuevo con el ex-esposo de la Menche, después de tantos años lo vi mas idiota que antes, pero no se si fue por tanto veneno que le ponía la Menche en sus comidas o los puntapiés que le había dado la Menche en su cabeza.
Como a los dos años después la Menche encontró un nuevo amor, pero esta vez modificó su lista de requisitos para todo aquel que la pretendiera y la verdad que el esposo actual de la Menche llegó a un 60% de aceptabilidad según la lista de Menche, nada despreciable y yo siempre me quedé con mi 20% o creo que me dijo que ni a eso porcentaje llegó, pero como sea lo más importante es que ella sea feliz por siempre, así como en los cuentos.










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