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Novato de la literatura y de la vida...

April 8, 2014

El Sepulturero



Ramiro siempre fue un hombre responsable, me hice amigo de él hace no se cuanto tiempo atrás, era de aparecía humilde, de matiz gris y triste; pero cuando miraba a su único hijo se le alumbraba los ojos como una estrella. Tal vez se miraba triste con frecuencia por la dura vida que siempre llevó consigo, tenía esposa y un hijo, los cuidaba mucho ya que eran sus grandes tesoros, Ramiro siempre fue una persona pobre, pero como suele pasar esas clases de personas son más vulnerables, y un día llegaron más desgracias a su humilde casa y la tuvo que desalojar con toda y su familia, pero no solo eso porque también perdió el trabajo que tenía, ayudante de albañil, lo sustituyeron por uno más joven y fuerte.
Le ofrecí quedarse en mi casa por un tiempo mientras él consiguiera trabajo y se estabilizara un poco, pero Ramiro a pesar de todo era muy orgulloso y me dijo: Te lo agradezco amigo pero ya muchas molestias te he causado yo sabré encontrar mi propio camino y el de mi familia; no dijo más y se retiró con toda su familia no sé para dónde. Esa misma noche empezó a llover muy fuerte con relámpagos, rayos y una oscuridad de los mil demonios, parecía como si el cielo se había caído de un tajo; lo primero que pensé fue en mi amigo Ramiro y su familia, me sentía un hombre miserable por no haberle insistido más a mi amigo Ramiro para que se quedaran por lo menos esa noche; tomé mi automóvil y fui en busca de ellos bajo la lluvia, di vuelta en todo el barrio, mucho más lejos pero todo fue imposible; la lluvia era muy copiosa que tan solo los relámpagos de los truenos podía divisar un poco más de siete metros.   
Al día siguiente estaba muy soleado, como suele pasar después de una gran tempestad; casi no pude dormir por pensar en la suerte de mi amigo Ramiro y su familia, camine por el barrio y preguntando a los vecinos por ellos, alguien me dijo que lo había visto en el cementerio, yo salí casi corriendo pensando que quizás estaría muerto por un rayo o algo así. Mi sorpresa fue que vi a Ramiro improvisando una humilde vivienda para él y su familia, entre al cementerio lo salude con mi sonrisa de idiota cuando muestro después de haber cometido un error, él muy alegre fue a recibirme, me hizo pasar a su nueva morada usurpada, le dije: te busque casi toda la noche cuando empezó la tormenta, Ramiro me dijo que se dieron cobijo en el cementerio, que no les quedaba de otra, que por suerte hay criptas que parecen casa y ahí pasaron toda la noche, que por la mañana había decidido instalarse allí e incluso tener un pequeño oficio allí mismo, así podría tener su familia cerca también, que había decidido de hoy en adelante ser El Sepulturero, le dije: pero ¿que ya no había uno aquí en este cementerio? Ramiro me dijo con mucha indiferencia que se fue, yo trague saliva y se me erizó toda la piel, lo primero que pensé fue que Ramiro quizás había matado a ese pobre hombre, para hacerse de su oficio, que lo había cortado en trozos y lo había enterrado allí mismo en el cementerio, porque que mejor lugar para esconder un cadáver que en el cementerio, sonaría risible quien dijera que buscarían un cadáver en el cementerio, se me secó la garganta y solo le pude decir que lo visitaría otro día.
Lo visitaba muy seguido a Ramiro y su familia en su nuevo hogar, un día él me dijo que porque no lo visitaba de noche, que no tuviera miedo, fue así como acepte el reto. Llegué de noche al cementerio y había una gran verja de hierro cuando empuje para abrirla hizo un ruido de los mil demonios y empecé a caer en pánico por el miedo, pero recordé a mi abuela que siempre me decía que los espíritus siempre se iban cuando uno muy furioso los insultaba con malas palabras gritando con mucha fuerza, y tirando cualquier cosa que tuvieras en tú mano con mucha furia mezclado con malas palabras, así como un verdadero loco para atar; siempre me funciono y pensaba utilizarlo si fuera necesario, pero allí estaba Ramiro con su linterna hiriendo con su luz la oscuridad de la noche; me recibió con una sonrisa sincera estrechándome la mano como hacen los amigos, me hizo pasar  y llegamos a su humilde hogar, me sirvió una taza de café bien cargado y caliente, lo que tanto necesitaba; ya relajados Ramiro me empezó a contar de su pasado que no conocía, me dijo que había nacido en el campo venía de una familia campesina desde hace muchas generaciones, que esas tierras eran de sus familiares, pero un mal dia llegaron la policía le dijeron que esas tierras milenarias de sus familias que ya no más eran de ellos, pero no solo a ellos si no todos los de ese pueblo, algunos se negaron a salir y los asesinaron Ramiro milagrosamente había podido salir con su familia ileso y se fueron hacia la capital, de allí me se la historia de ellos, le dije: he visto como haces tu trabajo lo haces muy bien, lo que me impresiona que lo haces con mucho respeto y solemnidad, es lo que no puedo entender de ti, porque tan mal te han tratado en vida todo esos cabrones y hoy ya muertos le sientes respeto y misericordia, no se Ramiro pero si yo fuera tu, los tirara en una quebrada para que se lo comiera los chacales y las aves de rapiña, Ramiro solo me respondió: Así es la vida mi amigo. Le pregunte que si no sentía miedo al vivir en el cementerio, me dijo: A los que hay que tenerle miedo son a los vivos son ellos lo que hacen maldades y te hacen pasar un infierno en esta vida, los muertos si tu le pones atención te manda señales de acontecimientos que pasaran, yo muy extrañado le pregunte: ¿Como cuales? Ramiro dijo: cuando por las noches escucho niños jugando y gritando por todo el cementerio, eso quiere decir que habrá una gran epidemia a nivel nacional y como los niños son los mas débiles son los que más mortandad hay en esas epidemias, lo tengo muy comprobado en menos de un mes se hace realidad y vienen aquí sus familias a que entierre a sus hijos e hijas, sabes me duele el alma enterrar esas criaturas porque apenas empieza a vivir y esos virus les arrebata las vidas, también he visto personajes legendarios como la llorona, pasa a veces aquí llorando sus penas con su vestido blanco, yo le dije: si tienes la oportunidad de preguntarle a la llorona que el porque de tanto lamentos, porque ya tu sabes como son las personas de chismosas, unos dicen que llora por sus hijos, otros por su amante, también dicen que por unos esclavos africanos que se los quitaron en tiempo de la liberación y otros más osados que era marimacho y llora por otra mujer que era su amante, Ramiro solo se puso a reír y así nos pasamos toda la noche con una conversación muy amena, me despedí de mi querido amigo y de su familia, prometiendo que lo visitaría en otra ocasiona.
A la semana siguiente pase manejando en mi automóvil enfrente del cementerio y vi a mi amigo Ramiro enterrando otro vida que se fue, lo vi como siempre, respetuoso y solemne, me dije a mi mismo, de todas maneras allí iremos a parar todos, ricos, pobres, profesionales, clérigos, pastores, locos, científicos, capitalistas, comunistas,etc. aunque hoy se divide también los campos santos, que no tienen nada de santos. entre ricos y pobre, también jerarcas de iglesias, pero el final será siempre el mismo, bajo tierra, porque esta tierra no es de nadie y es paradójicamente tierra de todos...













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