Los Patriarcas (Octava Parte)

   

Scott estaba en un callejón sin salida, había hecho todo lo humanamente posible para sacar a su hija de ese infierno pero todo fue en vano; Terry utilizaba a su novia Brenda para prostituirla a lo que ellos le llamaban hogar, así obtenían algo de efectivo para comprar droga y ambos drogarse, Scott por su parte había ido a buscar a su hija a ese barrio de mala muerte donde pululan mafiosos, asesinos, violadores, drogadictos, sicarios y prostitutas. Pero lo único que recibió fue el rechazo de Terry, sacando un revólver y amenazandolo que lo mataría si volvía a buscar a su hija, Scott le rogaba que solo quería hablar con su hija unos par de minutos y luego se iría, pero Terry no cedió a la petición de Scott y fue así que Scott se fue más temeroso que nunca, lo primero que se imaginó fue que a su hija Brenda estaba muerta o secuestrada por ese rufián, que la mantiene cautiva para explotarla sexualmente, así es que decidió ir a la estación de policía para poner una denuncia encontra de Terry.
 Al día siguiente la policía llegó al domicilio donde vivía Brenda y su novio Terry, entrevistaron a solas a Brenda pero ella les dijo que estaba con su novio voluntariamente y que se encontraba bien, pero la policía al ver el aspecto de Brenda sabían por su gran experiencia que sólo se trataba de una pareja de drogadictos del cual ellos no podían hacer nada para ayudar al afligido padre de familia y sabían muy bien por los casos estadísticos que todo iba a terminar de muy mala manera, pero era una decisión que ellos habían tomado como personas adultos y libres de hacer con sus vidas lo que más les vengan en gana, fue así que fueron al domicilio de Scott para informar al infortunio padre que su hija había tomado esa clase de vida que a ningún padre se le desea.
 Brenda por su parte no había salido al encuentro de su padre cuando él llegó al apartamento donde vivía con su novio Terry; ella no se quería dejar ver por su padre como había terminado en fracaso su prometedor futuro y era muy evidente el deterioro físico que ella tenía en esos momentos de locura y perdición; Brenda era consciente de su vida actual y la gran necesidad de droga que su cuerpo le pedía a cada momento, no encontraba una salida a su precaria vida y la vergüenza de toda su familia sólo la hacía echarse la culpa de su malas decisiones, para empeorar su vida su novio la obligaba a prostituirse en su propio apartamento para ganar efectivo y así ambos seguirse drogando.
 Scott por su parte había reunido a toda su familia en su hogar para darles la mala noticia de su hija Brenda, todos sin excepción se sentía con las manos atadas en no poder ayudar a un miembro de la familia; Scott se estaba derrumbando y echándose la culpa él mismo por haber cerrado la puerta de su hogar a su propia hija, lloraba amargamente enfrente de su familia, ellos trataban de darle ánimos a Scott que no era su culpa, era más bien las malas decisiones que Brenda había tomado. Ahí se encontraba John con ellos, el primer patriarca de la familia, el padre de Scott y abuelo de Brenda; él como primera generación de todo la familia fue criado con mano de hierro, donde la justicia no puede hacer nada por salvaguardar la integridad de una familia ellos tenía el derecho y el deber de proteger a su familia a como diera lugar hasta entregar su propia vida si fuera necesario; pero a su hijo Scott lo había criado de otra forma ya que sentía compasión por su hijo hacerlo pasar por tal dura crianza y con el pretexto que cada generación debería de vivir de una manera diferente, pero de que diablo servía todo eso? Se preguntaba en sus adentro John, no eran más que críos llorones y mimados.
  Al llegar el viejo patriarca a su casa desolada ya que había enviudado hace unos parte años atrás, recapacitaba de la mala situación de su familia; él hablaba a solas de la siguiente manera: ya tengo setenta años, el tiempo arrebató mi juventud pero de cual no me arrepiento ya que me sirvió en formar una familia y criar a mi hijo único, pero ahora me siento débil y destruido por lo que esta pasando la familia de mí hijo, se que aunque tengo tiempo de no hablar con mi querida nieta Brenda, muy dentro de ella pide que llegue alguien a salvarla de ese infierno que tiene por vida, pero estoy más que seguro que no lo hará por ella misma, necesita de ayuda y que más que su familia para mostrarle el camino que tiene que tomar, sólo espero que la fuerza y la voluntad no se desvanezca en el tiempo decisivo por culpa de la ancianidad.... Que importa si pierdo la vida o pasó los últimos años tras las rejas, lo que importa es la integridad de la familia.