Los Patriarcas (Séptima Parte)

   

 Diez años después.... Scott y su esposa Rita, estaban satisfechos por haber criado bien a su hijo Alex y su hija Brenda, que ambos tenían las edades de 28 años y 25 años respectivamente. Ambos padre y madre se sentían felices que a pesar de todas las adversidades y obstáculos que les dio la crianza de sus hijos todo había salido a la perfección, ambos hijo e hija eran muy inteligentes, sabían desenvolverse en su vida profesional; tanto Scott como Rita esperaban sus futuros nietos, se habían hecho muchas ilusiones al respecto. Pero como suele pasar en muchas familias cuando alguien decide incluir un nuevo miembro a la familia o en otras cosas, enamorarse de un perfecto desconocido, a veces se pone apruebo o en peligro los cimientos de la familia. Ese fue el caso de su hija Brenda cuando se enamoró de un verdadero idiota, arrogante y patán, su nombre era Terry; era un drogadicto y haragán de primera, Scott y su esposa no se podían creer como fue que su hija inteligente, educada y refinada pudo enamorarse de ese bueno para nada; pero como era de esperar nadie de la familia de Scott aceptó ese noviazgo tan fuera de toda lógica.
  Como muchas veces suele pasar con las jóvenes enamoradas, la no aceptación de su familia a su novio Terry sólo hizo en ella encender más la llama del capricho y la necedad; se empecinó más en ésa relación nociva con su novio Terry, llevando el prestigio de ella y de su familia al borde de la vergüenza, ya que como es bien sabido cuando una persona inteligente y educada se enreda en una relación amorosa con un verdadero patán y bueno para nada, la otra persona queda en dudas su intelecto y prestigio de su buena conducta. Pero lo que no sabía Brenda es que su novio era un drogadicto, lo supo hasta que se fue a vivir con él en una unión libre; la familia de Scott le cerró las puertas de su familia a su propia hija por la vergüenza y desfachatez de largarse con su novio.
 Brenda se deprimió tanto y su frustración por lo que su familia paterna le había hecho la llevó hacer una mujer vulnerable; la primera vez que supo que su novio usaba drogas ilícita quiso dejar esa relación, que su novio Terry no le importaba nada ya que era de ésas personas que la mujer que lo quisiera tenía que aceptarlo tal como era él, con sus defectos y vicios, eso se lo dejó muy claro a su novia Brenda; ella no encontraba el camino que tomar y su vulnerabilidad hizo aceptar a su novio tal como era; pero no pasó mucho tiempo y en un momento de flaqueza, que para ella era muy cotidiano, la hizo probar las drogas ilícita por primera vez; ella se sentía tan bien estar drogada le servía para escapar por unos momentos de su triste realidad de la cual ella había decidido y no tomar ninguna clase de acción para que todo eso cambiará, pero luego con el tiempo se dio cuenta que siempre necesitaba más droga, ambos consumían sus salarios de sus trabajos para drogarse llegando a un punto insostenible, lo que la llevó a un laberinto de locura que muchos no encuentran la salida, perdiendo ambos sus empleos y cayendo a lo más bajo que una persona puede llegar cuando se consume droga: robar, prostituirse y pedir limosna.
  Pasó un año sin que Scott y su familia supiera nada de su hija, hasta que un amigo tomó valor para hablar con Scott con respecto de su hija Brenda, ya que era de muchos conocidos de Scott, la triste realidad que había caído su hija, pero nadie se atrevía hablar con él al respecto, ya que de todos era bien sabido que para Scott su hija estaba muerta, hasta había prohibido a su familia mencionar el nombre de su hija.
 Fue una tarde gris para Scott cuando un amigo le contó la triste realidad de su hija Brenda, entró a su casa sin ningún ánimo de hablar con nadie, todo su familia le notó su gran cambio de ánimo, su esposa Rita muy preocupada le preguntó que era lo que le pasaba, pero Scott sólo le dio una orden, que por favor nadie lo molestara, quería estar a solas; entró a su biblioteca privada de su hogar con una botella de coñac en su mano derecha y en la otra una copa; entró sin mirar atrás a la vista de su familia y cerró la puerta dando la espalda; se sentó y se sirvió el primer trago, bebiéndose de un sólo golpe, sentía que ese trago era el más amargo que había probado en toda su vida, tragándose así su orgullo y sus sentimientos encontrados; abrió el cajón de su escritorio y ahí estaba el álbum de fotos de los recuerdos de toda su familia, ojeaba las fotografías encontrándose con la foto de su hija Brenda de tan sólo un año; se sirvió otro trago y de la misma manera que el primero se lo bebió de un sólo golpe, se le venía los recuerdo de su hija Brenda cuando era una criatura indefensa y cariñosa, le venía a su mente cada año cumplido y celebrado de su hija, en eso recordó que cuando ella tenía catorce años le preguntó: Papá, siempre estarás conmigo para protegerme y amarme? A lo que Scott le respondía con una sonrisa sincera y con determinación: así será hija mía, siempre estaré contigo cuando me necesites.... En eso momentos la copa de que sostenía en su mano se resbaló, estrellándose sobre el piso, Scott lloraba como un niño sin ser consolado, amargamente se daba cuenta que ser padre es para toda la vida, y entregar la vida si fuera necesario...