Gaspar (Novena y Última Parte)

   

Entre la fantasía y la realidad de las cosas, sólo lo divide una delgada y transparente línea, que cuando la cruzas todo puede terminar muy mal, y lo peor que detrás de ti hay muchas personas que también pueden salir perjudicada, como lo es tú propia familia. Como todo en esta vida terrenal requiere de un balance, nuestra naturaleza y nuestras mentes fueron creadas en ésa forma, en un balance perfecto, dónde el exceso de cualquiera de las cosas, rompe ese bello balance y muchas veces termina en desaliento, frustración, culpabilidad y hasta la locura.
 Gaspar cruzó esa línea imaginaria, donde su nueva vestimenta y su nueva actitud ante la vida, se fue creando la fantasía que en verdad era todo un adolescente, que los años no había pasado sobre él; su actitudes era un tanto infantil, cosa rara para su esposa Lisa, porque ni cuando Gaspar era un adolescente se comportaba de esa manera, pero la cosas fueron tomando otro rumbo y otra perspectiva para Gaspar, lo más peligroso que puede hacer un hombre mayor a ésa edad, ver a su esposa de toda la vida como una vieja, y desear una mujer joven, porque eso era lo que pensaba Gaspar que se merecía; pero es una competencia desleal así como suele pasar a la inversa con los hombres, pero Gaspar estaba atrapado en su fantasía de chico guapo y simpático a más no poder; su vida se resumía en bares y club nocturnos, sus viejas amistades las había cambiado por jóvenes que muchas veces le hacían burlas tras sus espaldas, pero como era Gaspar el que pagaba las rumbas y las fiestas lo dejaban pasar en sus vidas juveniles. Su matrimonio se iba acabando poco a poco con sus ahorros de toda su vida, Lisa y sus hijos mayores vivían un verdadero infierno con su padre y esposo rejuvenecido, hasta que Lisa cayó enferma en el hospital de tantos disparates que hacía su esposo.
 A Gaspar le avisaron que tenia en el hospital a Lisa su esposa, fue de inmediato allí dónde ella estaba, pero antes de entrar a la habitación estaba toda la familia, sus hijos tenían una expresión de vergüenza ante su padre y su suegro tenía motivo de sobra para estrangular a su yerno y tirar su cuerpo sin vida en un barranco para que se los comieran los animales de rapiña; sus hijos le dieron un ultimátum a su padre, que si por su culpa moría su madre o se volvía loca que se olvidara que tenia hijos y los futuros nietos que le daría la vida, pero Gaspar todavía insolente y refunfuñando entró solo a la habitación dónde se encontraba enferma, pero cuando vio a su esposa quedó impactado con lo que vio; Lisa postrada en la cama de un hospital era un manojo de nervios, hablaba incoherencias, aunque reconocía a su esposo, le hablaba de su pasado juvenil, como queriéndose aferrar a su juventud pasada, tal vez para complacer a su esposo de una manera inconsciente; Gaspar no soportó más ese cuadro tan lamentable de su esposa, se arrodilló ante la cama dónde estaba su esposa y llorando como un niño, le pedía perdón infinidades de veces, le decía que todo era su culpa y en arranque de cólera y frustración se desgarró todo su atuendo de chico rebelde y le juró que haría todo lo que tuviera a su alcance para recuperar a su esposa y familia.
 Dos meses después... Lisa recuperó la salud física y mental, todo lo que Gaspar hizo quedó como un triste recuerdo del pasado, pudo recuperar a su familia pidiendo perdón a todos, su suegro aceptó las disculpa a regañadientes, pero no le quedaba de otra, quedó claro que lo hacía por su hija, porque él mismo decía que hasta después de muerto se iba a lamentar de que su hija había elegido a un mequetrefe pelagatos.
 Así quedó reconciliada la familia de Gaspar, se compró una mascota como usualmente hacen las personas que se encaminan hacia la vejez, era un perro pequeño y gracioso, Gaspar decía que era una pausa mientras sus hijos les dieran nietos o nietas. Lisa y Gaspar sacaron a pasear a su nueva mascota en una noche hermosa y estrellada, iban hablando de lo mucho que se amaban, en eso Gaspar le pidió perdón una vez mas por su mala conducta, pero Lisa lo hizo callar, le dijo que dejara todo eso enterrado y olvidado así como debería ser.... Ahhh!!! Por cierto, a la mascota, Gaspar le puso el nombre de Melchor....