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Novato de la literatura y de la vida...

January 29, 2014

El Bar (Primera Parte)

   
  Elvis iba manejando su vehículo todo terreno, había encendido el aire acondicionado de su automóvil ya que afuera hacía un calor infernal, el termómetro marcaba 100 °F; era el momento idóneo para tomar algunas cervezas, ¿y el motivo? Bueno, para Elvis los motivos sobraban, más ahora que había terminado su relación con su pareja sentimental, sentía como si el mundo se acabara de un momento a otro, recordó a su gran amigo de toda la vida, Agapito; sacó su celular del bolsillo aún conduciendo y marcó el número telefónico de Agapito, sonó tres veces el tono de las llamadas entrantes, ese típico sonido que siempre nos pone a la expectativa y algunas veces en la incertidumbre, según sea el caso - ¡Bueno! Aquí Agapito en esta punta, y en la otra punta, ¿Quién llama? Preguntaba Agapito a viva voz - Soy yo Elvis, Agapito - ¿¡Elvis Presley!? ¿Y no que te habías muerto, púes?  ¿O es una llamada del más allá? Preguntaba Agapito - No te hagas el gracioso, le decía Elvis con desdén, estoy sediento Agapito, acabo de salir del trabajo y estaba pensando en ti - vaya Elvis que romántico estas, pero yo no le hago a eso, y mucho menos con amigos, le decía Agapito - Elvis se quedó callado unos segundos, estaba empezando a ponerse furioso más aún en esos momentos que su pareja sentimental lo había abandonado, pero dejó pasar las bromas de su amigo, él sabía que a veces se pone insoportable - ¡Estas allí Elvis!  ¿O ya te me fuiste? Preguntaba Agapito - No se porque gritas tanto Agapito cuando hablas por teléfono, casi me dejas sordo, le decía Elvis - es que son llamadas a largo distancia y pienso que desde aquí no me irás a escuchar, aseguraba Agapito - púes toma mi ejemplo, yo no grito cuando hablo por teléfono, le decía Elvis - esos son tus pensamientos Elvis, no los míos, recuerda que cada cabeza es un mundo, le aseguraba Agapito - esta bien Agapito, estaba pensando que porque no vamos a beber algunas cervezas, le decía Elvis - dame las coordenadas, le decía Agapito - donde siempre, le confirmaba Elvis - Ahhh!! "La Misión" decía Agapito - Sí, el Bar "La Misión" confirmaba Elvis - ¡Obvio! Es el único bar que nos dan fiado, aseguraba Agapito - Sí, con nuestro gran amigo Alumbracion, el propietario, decía Elvis - Esta bien, voy en camino, confirmaba Agapito.
  En el estacionamiento del Bar se encontraron los dos amigos desde siempre, sus saludos eran de rigor y con toda la sinceridad del mundo, así como solo una verdadera amistad lo sabe hacer; se dispusieron entrar al Bar.... Adentro del Bar estaba Alumbracion el propietario del lugar, estaba en la barra del bar como siempre, sirviendo los tragos a sus clientes y como quedaba enfrente de la puerta principal era el lugar idóneo para saber de primera mano quienes entraban y salían sin pagar, que en su naturaleza del negocio eran muy frecuente, o como decía él mismo: cuando el sinvergüenza mezcla alcohol en su organismo llega a la desfachatez. Alumbracion estaba bajando la palanca de la bomba de cerveza con su mano derecha y en la otra sosteniendo el vaso de vidrio llenándolo de esa bebida de dioses, su espuma y su aroma a lúpulo con cebada y sin faltar sus enloquecidas burbujas lo hacen de una bebida extravagante; miró de reojo la puerta principal que estaba enfrente de él he hizo un ademán de negación, no se necesitaba palabras para saber que era lo que pensaba, era sus dos amigos de la infancia: Elvis y Agapito; ambos cuando entraron al bar y miraron Alumbracion sus rostros se les dibujaban una sonrisa de oreja a oreja, rápidamente se fueron a sentar a la barra del Bar - ¡Hola nuestro gran amigo del alma! decía Agapito sin reparo - Alumbración miraba a sus dos amigos como dudando de sus intenciones: Espero que hayan traído efectivo, les decía Alumbracion - ¡por favor! Elvis fue en primero de decir, nuestra amistad vale más que el cochino dinero -  Sí, pero de ese cochino dinero este Bar no tuviera cervezas ni cualquier bebida embriagante, es más no tuviera un lugar donde departir, decía Alumbración muy molesto - vamos, Alumbracion, si te pones pesado nos iremos de aquí, aseguraba Agapito con determinación - En ningún otro bar les daran fiado, confirmaba Alumbracion - Esta bien Alumbracion, nosotros sabemos que nos hemos atrasado con lo adeudado, pero la próxima semana te pagaremos todo, aseguraba Elvis - ¿Y hasta lo que beberán hoy? preguntaba Alumbracion - los dos amigo lo miraban con desdén - ¡Ya esta bien! vociferaba Alumbracion, ¿tomarán lo de siempre, supongo? - Agapito y Elvis volvieron a tener la misma sonrisa con la que entraron al Bar, ambos dijeron ¡Sí! al mismo tiempo. Después que bebieron el primer trago  los tres amigos, porque se incluía Alumbracion, aunque solo lo hacia con sus mejores amigos, y que ya tenían sus gargantas remojadas, Alumbración les pregunto: ¿y que los trae por aquí de nuevo? - La mujer  y hoy ex-mujer de Elvis, lo abandonó, Agapito se apresuro a decirlo - Alumbración estaba bebiendo otro sorbo de cerveza cuando lo escucho y rápidamente escupió la cerveza en forma de admiración, y respondió: ¡Otra vez! - Si otra vez, confirmaba Elvis con desdén - Vaya, no es que me quiera entrometer en tu vida, pero ya esta es la quinta mujer que te abandona, decía Alumbración muy preocupado por la mala racha de su amigo - Así es decía Agapito, yo le digo a Elvis que quizas el es el problema, por eso las mujeres lo abandonan - Elvis sentía como si le habían puesto el dedo en la llaga, el orgullo de los hombres nunca debe ser motivo de discusión y Agapito se estaba propasando, haber sabelotodo, dime: ¿una mujer en nuestro barrio que valga la pena para hacer un hogar?  ¡tan solo una dime! no necesito que me digas dos o tres, ¡tan solo Una! le decía con determinación a Agapito, señalando con su dedo indice hacia los cielos...

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