El Universo es mí Padre, Él me ha engendrado; estoy acompañado este firmamento azul. Mi madre es la Tierra, las partes más altas de sus montañas es su matriz; allí el Padre fecunda todas las almas quebajan por las montañas en forma de rocío, en forma de aroma, son entonces: esposa e hijos.
Hace millones de años, delante de un altar sobre la Tierra, flameaba un fuego sagrado, hubo una adivinación profunda. Una conciencia grandiosa, respiraba palabras extrañas, en ellas encierra el origen de la doble humanidad. El hombre divino, celeste es el origen de su alma, pero su cuerpo es producto de elementos terrestres, fecundado por una esencia cósmica, y por los besos de Urano; que representa el orden invisible, hiperfisico, eterno e intelectual, que abraza todo el infinito del espacio y tiempo.
Cuando el hombre pierde la conciencia, las estelas cósmicas lo abandona, su alma desaparece y sólo queda los elementos terrestres. A de encontrarse nuevamente en su mente para que las estelas regresen, y reine en él, la dualidad.