El Éxito (Capítulo #5)

 Nuevo Mundo (América) año 1,899. Humberto no podía creer lo que había hecho, dejar sólo a su padre y madre en su tierra natal, La Coruña, España; aunque la despedida fue en un mutuo acuerdo con sus progenitores, pero él sentía como si los había traicionado; era un sentimiento de culpabilidad mezclado con nostalgia; pues era de esperar, Humberto jamás había salido de su pueblo y mucho menos hacia el extranjero, era como una aventura que no sabías como empezar y mucho menos como iba a terminar todo.

  Llegó a Cuba tan sólo con una maleta vieja y su pocas pertenencias de la provincia, pero con un montón de sueños de un futuro mejor, así como cualquier inmigrante que abandona todo hasta su propia tierra que lo vió nacer y crecer; no sabía como comenzar en aquella tierra desconocida para él, pero muy bien conocida por sus habitantes; pero de algo estaba seguro, luchar incansablemente por sus sueños y anhelos, así poder reinventarse su vida nuevamente, algo que ya no podía ser en su tierra natal, por la falta de oportunidades y esa maldita sequía, que lo había hecho caer en el fondo de la pobreza, llegando a lo inevitable, la miseria. 

 El barco que lo traía había llegado a su destino anhelado, se sentía eufórico, alegre y vivaz; mirando todo paisaje costero donde debería de empezar de cero nuevamente; para él era el nuevo mundo, una tierra por el cual conquistar, pero no como lo hicieron sus antepasados, ahora era diferente, trabajar duro y obedecer las leyes que allí cernía; quería aprender de todo, pero lo más importante para él, la vida, la cultura y las costumbres de los lugareños. Iñigo lo esperaba felizmente en el desembarcadero, donde toda la tripulación salia más afuera después de su largo y extenuante viaje; cuando divisó a Humberto entre los pasajeros que venían saliendo, lo saludó alzando sus dos manos, un acto de amistad y camaradería, como aquel que le enseñaría como es la vida allí en el nuevo mundo; sería desde ahora para Humberto, su: mentor, maestro, guía, consejero, etc. Algo que muy pocas veces las personas hacen en su mismo país, pero cuando se trata de inmigrantes, es otra cosa muy diferente. 
 Ambos paisanos se dieron un abrazo de fraternidad, y una bienvenida de parte del anfitrión; le ayudó con el equipaje, diciendo: vamos, te enseñare donde vivo, allí te puedes quedar de manera temporal mientras te adaptes y consigas un trabajo donde te puedas abrir camino en este nuevo lugar - Gracias Iñigo por todo, y perdón por tanta molestia, le decía Humberto un poco avergonzado - Ni te preocupes Humberto, pertenecemos al mismo pueblo y país, es un placer ayudar a un paisano... Así ambos amigos siguieron el mismo rumbo perdiéndose entre la multitud, pero con destino diferentes...