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Novato de la literatura y de la vida...

June 23, 2016

La Comedia del Pobre (Tercera Parte)

 
 Jerónimo escuchaba voces a lo lejos, pero lo despertó fue el calor y los malos olores que ahí reinaba, abría lentamente sus párpados como si quería hacerlo y a la vez no, de pronto miró a su alrededor con claridad encontrado rostros con expresiones de incertidumbre, frustración, Iracundos y desesperación, se levantó asustado como pudo ya que el hacinamiento poco lo permitía, pensó que estaba muerto y había ido a parar al mismo infierno, pero poco a poco su mente recuperaba la memoria, le dolía todo su cuerpo, sentía como si un camión le había pasado encima de él, se tocaba y miraba todo su cuerpo haber si todo estaba completo y en su lugar, pero sólo contusiones en muchas partes de su cuerpo, se tocó la cabeza porque le dolía, hurgando encontró cuatro protuberancias en su cabeza, que le dolía al tocar, su cabeza parecía una cordillera; luego miró dónde se encontraba y para su sorpresa era la bartolina de una estación policial, un lugar insalubre o más bien una jaula de acero como lo que usaban antiguamente los circense para guardar a sus fieras; un lugar de paso donde hay dos caminos, salir libre o ir a una penitenciaría a esperar por un juicio justo, que para ser sincero lo de la justicia sólo era una quimera, más aún cuando se trata de los pobres. Jerónimo no podía creer la cantidad de detenido que cabía en esa jaula, que fueron diseñados para albergar a diez personas, Jerónimo quería contarlos hasta él incluido, pero cuando llegó al número veintisiete desistió, habían hasta colgado arriba como especie de mono; Jerónimo quería llorar ya que era la primera vez en su vida que estaba en una cárcel, pensó para sí mismo: esta son las cárceles de los pobres, donde ningún rico o político pisarán jamás, siempre y cuando tengan dinero para sobornar al juez, al fiscal y todo aquellos que puedan intervenir para no pasar esa penosa zozobra, llena de vergüenza y miseria; Jerónimo miraba todas las personas recluidas en esa jaula, los había de todos los matices, rasgos físicos y colores, porque así es la pobreza que no discrimina a nadie, tan sólo no tienes dinero y eres parte de ella. Se le acercó un hombre joven con expresión iracundo y con su tono prepotente, como buscando un tan solo motivo para buscar problema con el quien fuera, hey tu!! por que te trajeron aquí? preguntaba el iracundo - Jerónimo le quería responder: que te importa imbécil... pero desistió, no quería mas problema de lo que tenia ahora, y tampoco no quería ser rebanado en ese lugar, por un tipo que a toda luces parecía un criminal - estoy aquí por revoltoso, respondía Jerónimo - Jajajaja... hey muchachos aquí esta otro que quiere cambiar el mundo Jajajaja.. se reía el criminal en la cara de Jerónimo, los otros criminales que estaban allí en ese hacinamiento también reían con burla; el criminal se acerco muy cerca del rostro de Jerónimo para decirle una cuantas verdades y asegurando así que jamas olvidara lo que le iba a decir con un tono suave pero con mucha ira: escucha bien muchacho, jamas podrás cambiar nada si no tratas de cambiar la perspectiva de todo un pueblo, porque una de las peores secuelas de la pobreza es la ignorancia, con la ignorancia te pueden inculcar cualquier cuento haciéndote creer como una verdad absoluta, y el más astuto siempre tendrá poder y dominio ante cualquier pueblo empobrecido, en conclusión: a ningún politico ni empresario corrupto y mezquino, no le conviene terminar con la pobreza.
  Jerónimo!!! Jerónimo!!! gritaba el carcelero, abriendo apresuradamente la puerta de la jaula, Jerónimo sorprendido fue rápidamente hacia la puerta empujando a los demás recluso por el hacinamiento, el criminal desde lo lejos le gritaba: hoy es tu día de suerte muchacho!!! - Yo soy Jerónimo - esta bien muchacho, estas en libertad, le decía el carcelero - pero por que? preguntaba Jerónimo muy sorprendido - pagaron tu fianza, así que fuera de este lugar y espero no verte mas por aquí, le decía el carcelero - Jerónimo salió sorprendido e incertidumbre, no sabia quién había pagado su fianza, pero antes de salir a las oficinas de estación policial. lo hicieron pasar en una tipo bodega policial para reclamar las pertenencias que le habían quitado la policía antes de encarcelar; el policía a cargo con voz fría y áspera, le preguntaba: Nombre? - Jerónimo le dio su nombre - el policía dio la vuelta sin decir nada, abrió una pequeña caja de un estante, sacó una pequeña bolsa plástica y la llevó enfrente de Jerónimo - $0.35 y tres tiras de goma de mascar, es todo lo que traías muchacho, se lo dio el policía y lo hizo firmar un papel donde estaba anotado sus pertenencias; Jerónimo jamas había visto su vida de esa manera, tristemente se daba cuenta que había caído en la miseria, la verdad eso era todo lo que tenia a parte de tres mudadas de ropa descoloridas y par de zapatos, muy avergonzado se dio la vuelta y siguió su camino hacia la libertad anhelada; dirigiéndose a la salida, paso por las oficinas de la estación policial, en el fondo de ella estaba sentado un hombre cabizbajo con su mirada perdida, era su padre.....

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