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Novato de la literatura y de la vida...

June 30, 2016

La Comedia del Pobre (Cuarta Parte)

 
Con mucha vergüenza Jerónimo se le acercó a su padre Gregorio, el lo miró acercarse y con un suspiro de resignación se levantó de su asiento, su expresión no reflejaba nada: ni tristeza, enojo, frustración, ni mucho menos alegría; es hora de ir a casa le dijo su padre, siempre mirando hacia delante y nunca hacia atrás, Jerónimo le dio un corto alcance para darle las explicaciones de lo sucedido a su padre, después de todo se merecía una explicación; pero su padre lo detuvo en seco: las explicaciones las hablamos en nuestra casa, o no sabes que la ropa sucia se lava en casa? se lo dijo sin mirar a su hijo que venía detrás de sus espalda.
  Jerónimo iba cabizbajo atrás de su padre, sentía que todas las miradas de los transeúntes eran para él, de un momento a otro su padre se detuvo en la parada de autobuses, Jerónimo se quedó muy extrañado ya que su padre había comprado un automóvil bastante viejo, pero no porque extrañaba sus tiempos pasados, era porque era lo único que le alcanzaba de sus ahorros que por años y muchos sacrificios había podido ahorrar, ya que desde siempre odiaba viajar en el transporte público; Jerónimo recordaba cuando su padre llegó por primera vez con su viejo automóvil descolorido y oxidado por el mojo, la tapicería del automóvil sólo era el vestigio de lo que antes fue, pero era su primer automóvil y era lo único que importaba, su familia lo vio muy feliz, jamás lo había visto antes así, sólo cuando nacieron sus vástagos, su gran orgullo; Jerónimo nunca olvidaría la bella sonrisa de su padre, como un niño con juguete nuevo - Padre que pasó con tú automóvil? Preguntaba Jerónimo muy angustiado - su padre lo miró de reojo y mirando al cielo le dijo: ya estaba muy viejo y me cansé de invertir más dinero en el llevándolo al mecánico, así es que preferí venderlo - era una mentira piadosa, su padre no le quería decir la verdad para que su hijo no se sintiera mal y culpable, pero lo tuvo que vender para pagar la fianza y poder así sacar a su hijo de la prisión; Jerónimo lo supo unos meses más adelante cuando su madre le contó toda la verdad, el resultado fue el mismo, se sentía culpable y miserable a la vez, pero concluyó que su padre era el mejor padre del mundo, para él no había otro igual; detestaba la pobreza y lo maldecía una y otra vez, pero de todo eso sacaba algo bueno, haber sido el hijo de su padre, era el máximo orgullo de su vida.
  Se subieron al autobús padre e hijo, iba atascado de pasajeros como siempre, no podía pasar más de un metro de donde iba el chofer, el cobrador del autobús hacía esfuerzo enorme para que todos los pasajeros cupieran a como diera lugar, usaba su psicología barata de tercer grado de parvularia ya que su madre le dijo un "Basta Ya" con sus estudios, tenía que trabajar en los oficios informales, para contribuir en la economía empobrecida de su humilde hogar, ya que su padre brillaba por su ausencia por andar de borracho y pendenciero; así quería dar entender a todos los pasajeros que todos tenían el derecho de viajar en el transporte público, como si sólo hubiera uno, mientras el autobús hacía su parada en su recorrido el cobrador del autobús corría enloquecido alrededor del transporte público, gritando a viva voz: por favor señores y señoritas colaboren!!! No tengan miedo topense más todos llevan ropa de vestir!!! algunos pasajeros molestos por el atrevimiento del cobrador del autobús, le gritaban desde adentro del autobús: No somos ganado, hijo de pu...!!! pero el cobrador como pudo cerró las dos puertas del autobús, con empujones hacia algunos pasajeros y el transporte público se puso en marcha.... dentro del autobús se sentía como si todos los pasajeros estuvieran metido en un horno recién prendido, ya que en el país tropical de Jerónimo, afuera estaba el calor en su mejor apogeo, el padre de Jerónimo refunfuñaba pero se aguantaba el intenso calor que se sentía ahí adentro, los malos olores iban y venían, mezclado con perfumes baratos, Jerónimo rezaba para que nadie se le saliera un gas adentro del transporte público como suele pasar, era una experiencia traumática; los empresarios del transporte público había adquirido autobuses modernos con aire acondicionado, pero el pueblo en general casi nunca se subían en ellos, ya que el pasaje aumentaba un 60% con respecto a los transporte antiguos y nadie quería desajustar su pobre presupuesto.

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