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Novato de la literatura y de la vida...

January 8, 2015

El Hombre Pájaro (Octava Parte)

 
Al llegar a esas colinas vio que todo allí era hermoso y olía a verdadera naturaleza, el gorrión nunca se hubiera imaginado que existiera un lugar tan bello como ése, árboles frondosos y con muchos frutos, insectos pululaban en todo ése valle verde y virgen, arroyos cristalinos de agua fresca y purificada por las filtraciones de las grandes rocas, que se imponían en lugares estratégicos de esa hermosas colinas; el gorrión miró esas enormes casas que estaban bastantes separadas unas de las otras, con hermosos jardines, limpias y pulcras, tan bien pintadas que se podía reflejar la luz del día en ellas, sus diseños hacían juego con su entorno primaveral. El gorrión voló rápidamente a una de esas bellas casas, se posó en el inmenso jardín de una de ellas y había un pequeño árbol dónde tenían semillas en depósitos haciendo contraste con el lugar, el gorrión alzó vuelo nuevamente hasta llegar a esos depósitos que pululaban de otras aves de diferentes especies migratorias y no, pero todas con la misma finalidad, saciar sus pequeños estómagos y porque no? También sus gargantas silbadoras. El gorrión se estaba dando un festín de reyes y dioses, el gorrión vio a lo alto de una casa enorme un hermoso ventanal, imponente y pulcra, alzó vuelo hacia esa ventana en particular, ya que habían muchas en diferentes lugares estratégicos de ese hogar, cuando llegó a esa ventana vio que un hombre, estaba durmiendo en una enorme cama, limpia, llena de lujo y buen gusto, toda su habitación que era enorme de bellos contrastes, todo lucía nuevo y de gran inversión monetaria; el gorrión apostado sobre la ventana, se le quedó mirando con uno de sus ojos girando su pequeña cabeza para agudizar su visión interna, aunque el gorrión no sabía que ése sujeto allí dormido era el presidente de ése país, en esos momentos; pero el gorrión con su psiquis pudo entrar en el sueño del presidente.... Estaba soñando que el presidente era el chofer de un enorme, robusto y lujoso, carruaje, que solo tenia para movilizar una vieja y desnutrida yegua (la yegua, representa a su pueblo), que si lo viéramos con lógica, no le encontraríamos por ninguna parte, ya que sería impensable imaginar que esa yegua llevaría o traería ése pesado carruaje aunque estuviera vacío, pero el presidente estaba subido en ése carruaje como conductor, bastantes paciente y juicioso, como si alguien se lo hubiera encomendado hacerlo.....






January 7, 2015

El Hombre Pájaro (Séptima Parte)

 
El gorrión llegó hasta el último árbol del  cual estaba enfrente dónde vivía Ismael, se le quedó mirando como Ismael entraba penosamente a lo que él le llamaba su hogar, un edificio viejo, descolorido, sucio y mal oliente, que por el amor a sus cimientos y columnas, sus paredes seguían en pie. El gorrión voló hacia su ventana empañada, lo vio sentado y pensativo, como sucede en la psiquis, el alma del gorrión entró en sus pensamientos... Ismael se sentía mas solo y consternado que nunca; porque para él la bebida era solo algo ocasional y no enfermizo, no podía creer como embrutecida a ciertas personas, que a final de cuentas era su diario vivir, así como él con su soledad, no era un hombre sociable, ya que para él toda la sociedad estaba enfermiza con sus estereotipos, chismes y una lucha constante para que fueran aceptado en cada círculo social donde correspondía situarse, Ismael había escuchado en unas palabras viejas, que la soledad no era buena, palabras de religiosos y recordó a Dios, un Dios al cual había olvidado ya hace mucho; se arrodillo sin pensarlo dos veces en frente de la única ventana que tenía su cuarto polvoriento y dónde estaba el pequeño gorrión, y rezó así: Oh mi Señor!!! Ayudame a salir de esta miseria de la cual tú no tienes la culpa mas nosotros los hombres que hemos obrado mal, haciéndonos daño entre nosotros mismos, dónde se vive el verdadero infierno de la injuria, de la necesidad, la humillación, el desconsuelo, el hambre, la deshonra, la vulnerabilidad, el crimen, la injusticia, donde el amor está emparentado con la necesidad monetaria y todo lo que se refiere a la crueldad social, que estoy seguro que no es tú santa voluntad ni el sueño que un día tuvisteis al llamarlo paraíso; tan solo te pido fuerza y lucidez para seguir luchando, porque lo peor que nos puede pasar a los que vivimos está triste realidad es el acomodo y el rendimiento, ya que vivir arrodillado ante la miseria y la injusticia, es el peor pecado que nosotros los miserables podemos cometer...
 El gorrión al ver y sentir la pena, el agobio y la tristeza de Ismael alzó vuelo en lo ancho y alto del cielo azul e iluminado; fue a depositarse ante un hermoso y gigante abeto, estaba en lo más alto de ése imponente árbol, desde allí divisaba casi todo el panorama desolador de ése barrio empobrecido, oscuro y sucio, desde allí se miraba todo gris y áspero, pero alzó la vista en unas colinas muy lejos dónde ése gorrión estaba y en ellas divisaba unas gigantes casas, que eran visibles donde el gorrión se encontraba, sin pensarlo mucho alzó vuelo hacia esas colinas, su travesía era plácida y ligera, era como cruzar otro mundo, otra dimensión, era como otra vida, como si estuvieras muerto y volvieras a despertar a una mejor vida, no le quedaba dudas al gorrión que esos mundos estaban muy bien marcados y definidos.

January 6, 2015

El Hombre Pájaro (Sexta Parte)

 
De la cual el poeta decía: Una copa tras otra, de pie o apenas sentados en bancos se embriagan, se embrutecen, pierden el sentido, se vuelven hoscos, agresivos, sacan las cuchillas y hieren, a quien se les enfrenten. El agua ardiente, verdadero demonio. Si la mujer, logró sustraer algunos reales; si no la pobre muchacha corretearan los Lunes, angustiada, para encontrar el que comer, la medicina para el herido y los honorarios para el abogado, inflexible en la exigencia para los anticipos. Todo el sudor de la semana, pasan, a convertirse en dinero maldito a la gaveta de la taberna, y entonces viene la sangre. Desde las cuatro de la tarde, comienza el desfile del regreso. Los que vi pasar por la mañana, alegres, ligeros, vuelven vacilantes, dando tumbos, cayendo aquí y allá. Barbotando palabras sin sentido. Algunos caen y quedan ahí o son llevados por los camaradas, apaleados por el policía que castiga como desacato.
 Si, esta calle, donde hace ya cinco años veo desfilar, domingo a domingo, una caravana de hombres ensangrentados; esta calle por donde bajan por la mañana la alegría y la vida, y suben por la tarde cambiada en tristeza y muerte, esta calle que debería ser toda ella roja, tanta es la sangre que ha empapado su suelo, es la calle de la muerte, calle del agua ardiente, calle de la cárcel, calle del infierno, si, esta debería llamarse calle de la sangre, nuestra calle; pues nosotros vivimos y gozamos de la sangre que mancha y enrojece el suelo de esta calle. El presupuesto y transformada luego en la mentira de la cultura, vivimos y gozamos nosotros los presupuestos. Con esa sangre vamos a Europa a divertirnos y a corrompernos, si todavía nos falta corrupción con esa sangre se paga el diploma y los banquetes patrióticos; con esa sangre cubrimos los gastos de mil cosas superfluas, dañosas, tontas o inútiles; con esa sangre sostenemos la vida de monerías que imaginamos civilización y progreso. Con esa sangre se paga nuestro ocio, nuestro lujo, nuestras joyas, nuestras mansiones, nuestras quintas, toda nuestra vida ociosa, mentirosa, gris y charlatana, alimentada incesantemente con el dinero maldito. El dinero maldito esa es nuestra vida esa será tambien nuestra ruina.
 La esposa y la madre, van a la ciudad, a dar la vuelta, que a veces duran días y semanas. Otra vez, peleó; acusa al ebrio de desacato, de atentado a la autoridad. Borracho y herido va a la cárcel como a la penitenciaría; durante cuatro meses las hermanas, han tenido que estar yendo y viniendo, y por fin, a fuerza de empeño, de influencia de deudas, han sacado libre al hermano. Otra vez vendió la cosecha de frijoles o el maíz, o un quintal de café, o un buey, y un instante se consumó a la ruina, y se gasto en agua ardiente, otra veces la coge larga, desaparece, y han pasado ya seis días sin que nadie traiga noticias, por fin a los quince días, vuelve flaco, abatido, haraposo y enfermo.  
 Otras veces si es pendenciero, llega hecho una furia; golpear a los hijos y quiere matar a su mujer, y todo se vuelve un espanto. Mujeres han de salir corriendo perseguida por ebrio, ha vida de infierno donde todo es pena!!!  donde el trabajo se va como agua; y es obra nuestra, de todos nosotros; Que no vamos a ponerle a nadie puñal en el pecho para que no beba? Si tiene remedio: el remedio esta que aprendamos a distinguir lo que es trabajo y lo que es infamia; en que aprendamos a notar diferencias entre vender pan y vender veneno; hay riquezas honorables y riquezas vil. No te apenes si el mundo marcha a su perdición, Dios conoce tu incapacidad, y vera en quien confía la tarea de redimir el mundo. No explote la embriaguez, ni el juego ni la miseria, ni la prostitución. Tan sucio pan no debe de alimentar a las personas....
 Nota: extracto sacado de su obra: El Dinero Maldito. Alberto Masferrer, autor, editor, diplomático, poeta, profesor y presidente adjunto; Nació en Usulutan, El Salvador 1868-1932, que descanse en paz maestro....



January 3, 2015

El Hombre Pájaro (Quinta Parte)

 
El nuevo amigo de copas de Ismael se le notaba que estaba curtido por el alcohol, con sus mirada y movimientos torpes, pero con una mente lúcida y lengua resuelta, se puso a conversar con Ismael: querido amigo, nótese que por estos parajes del submundo solo verá lamentos, rabia, llanto, culpa, desdicha y lo peor de todos el olvido, porque sepa usted amigo, cuando nuestra parejas o familiares se enojan con uno, lo insulta o nos castigan, no es el fin, es porque nos aprecia y de alguna manera se frustran de nosotros mismos, lo peor que le puede pasar a una persona es el olvido, allí se muere todas las esperanzas, ya nadie se acuerda de ti, si estas vivo o muerto ya a nadie les importas, es como estar muerto en vida, somos como la escoria de la sociedad, los bichos feos y ruin, los que no valemos la pena para nadie, se los dijo con un aliento muy fuerte alcohol añejo, que ofendía hasta la vista. Ismael se quería retirar de aquel tipo que tal vez en su vida fue alguien que valdría la pena al menos mantener una conversación decente y con sobriedad, pero se detuvo a escuchar, cuando ese tipo empezó hablar del otro tipo que le pidió un trago hace unos minutos;  vaya si lo conozco bien, su esposa y su único hijo murieron por un extraño virus, él anduvo pidiendo ayuda en todas partes y a todas las personas que se encontrara en el camino, ya que su tratamiento era sumamente caro, pero ya tu ves que aquí en esta zona de pobres es la miseria la que reina en cada rincón y es nuestro diario vivir, bueno si a eso se le llama vivir; a los pocos días sus únicos familiares, ósea su esposa y su único hijo murieron de ese atroz virus muy desconocidos para todos, mas no para los galenos, su vida se convirtió en un infierno y culpó a todas las personas de su desgracia por no ayudarle, su vida de hoy es el crimen, es un sicario de primera que hasta las autoridades les tienen con cuidado, nadie se atreve de ponerle las manos encima, para él cada uno de nosotros tenemos un precio monetario, siempre y cuando que alguien lo pueda costear; Ismael muy nervioso de solo pensar que hace unos pocos minutos estaba con el que podía ser su verdugo, se llevó a la boca la copa llena de ése licor barato que a ciencia cierta nadie sabía su procedencia. Y mira aquel de aquella esquina se llama Jaime, desde que su hija mayor se prostituyó para mantenerlo a él y a sus otros hermanos, siempre se le ve solo bebiendo con la mirada perdida, tragándose su orgullo copa tras copa, con el dinero que hoy gana su hija mayor, se arrepiente haber engendrado hijos, porque dice que el único futuro para ellos es la prostitución o el crimen. Y aquí me tienes a mi también un hombre que no sirve para nada.... sus ojos se le pusieron vidriosos como queriendo soltar en llanto; no puedo tener un empleo fijo ni mujer que mantener, solo me queda ahogarme en la bebida y rogar a Dios que un día no muy lejano me lleve a su presencia... si lo digo con dignidad, a su ¡presencia! Porque, ¿que mal he hecho yo? Dios dirá con toda su misericordia: traigan a ese borracho que ¡yo lo haré descansar en santa paz! Porque Dios es justo mi querido amigo y sería injusto seguir sufriendo esta miseria en el más allá... Ismael se alzó otra copa tragándose ése alcohol barato, sentía como si se tragara tanta desdicha de los allí presentes, pero a la vez sentía que esa taberna no era su lugar, no quería terminar sus días sumido en el alcohol y lamentándose el resto de su vida; pero ese individuo le pareció conocido y en un segundo fugaz, algo así como un destello de sabiduría y viejos recuerdos, sabía perfectamente donde lo había visto; yo lo conozco.. le dijo Ismael al tipo locuaz, él se le quedó mirando de hito, alzó la copa y sin quitarle la mirada de encima a Ismael se tomó el trago, ¡Si! dijo Ismael en viva voz, usted tiene dos hijos como de unos 7 a 10 años de edad y los pone a la salida de la Iglesia a pedir dinero como mendigos, para que a todas aquellas almas piadosas recién salidas de sus tormentos y eternas culpas, puedan hacer su primera obra de caridad y que no mejor con un par de niños mendigos.... el tipo alzó la copa de nuevo y después de tomar ese trago se puso a reír a carcajadas como un verdadero loco, Ya ves amigo, soy un hombre ¡que no vale la pena! Ismael se levantó de inmediato y se dirigió a la salida de la taberna sin quitarle la mirada a ese tipo loco que se reía sin parar trago tras trago, ahogándose en alcohol con el dinero que sus hijos iban a mendigar.
 Ismael salió afuera de la taberna era como si después de estar en la oscuridad saliera a la luz, pero tenía cara de espanto, caminaba rápido en dirección a su pocilga sin mirar a nadie, como queriendo pasar desapercibido, el gorrión lo seguía sin tregua donde Ismael iba, árbol tras árbol. en esos momentos recordó cada palabra del poeta de su obra maestra: El Dinero Maldito.....





December 30, 2014

El Hombre Pájaro (Cuarta Parte)

 
El joven jamás había entrado a una taberna ya que pensaba que eran lugares insalubres, lleno de rufianes de toda calaña, haraganes y personas con un coeficiente mental tan pobre como sus bolsillos, pero ante toda tentativa y pronóstico entró ya que su frustración podía más de su orgullo... el gorrión que lo observaba arriba de un pequeño pero frondoso árbol, decidió ir detrás de la taberna y efectivamente había una pequeña ventana en la localidad, donde su patético vidrio manchado y empañado dejaba poco ver todo lo que ocurría adentro, pero sin ser así el gorrión se posó al pie de la ventana y en lo poco que pudo divisar, fue la entrada del joven a la taberna, el gorrión podía escuchar los pensamientos de ése joven... maldición aquí apesta se dijo para sí mismo el joven, adentro era un hedor insoportable, a un sinfín de olores bucales castigado por el alcohol y la gingivitis, el joven se quería tapar la nariz con sus manos pero temió ofender a los allí presentes, aunque a esas horas no había mucha clientela, pero había dejado sus malos olores en el lugar, como una huella indeleble, y los olores a sudor de todos tipos no se podía pasar desapercibido, era como si hubieran llegado bucaneros de alta mar, perdidos en los siete mares y después de muchos meses de lucha y a la deriva, al fin encontraron tierra firme; el aire que allí se respiraba está cargado y húmedo, todos los que estaban allí bebiendo tenían caras grasientas, como si se acabarán de untar aceite en su rostro y todo su cuerpo, el joven no pasó desapercibido ya que era nuevo en el lugar, aunque no era primera vez que bebía porque no era un bebedor empedernido, tan solo la soledad, la impotencia y la misma frustración lo habían llevado a lo mas profundo de las desgracias, llego enfrente del cantinero a lo que parecía la barra del lugar, o al menos lo simulaba, se sentó en una silla, vieja, ruidosa, con manchas de noseque, y maloliente como todo lo de allí de la taberna, le pidió al cantinero un trago de $0.25 de un licor desconocido así como su calidad, el cantinero con su mirada y expresión de desconfianza se lo sirvió y no lo dejaba de mirar ni un minuto, era un viejo zorro que sabía muy bien que clase de alimañas entraban en su establecimiento, así que desconfiaba hasta de su misma sombra - Está usted de paso? le preguntó el cantinero - el joven se le quedó mirando con desconcierto, se llevó la primera copa a la boca y de un tirón se zambulló el primer trago, todo al principio fue fuerte, pero mientras el licor iba bajando tambien iba haciendo su efecto en todo el organismo, su mente la sentía más despegada, sus frustraciones se iban alejando, sintió un momento de euforia y elocuencia - no cantinero yo vivo no muy lejos de aquí, pero si estoy de paso en esta taberna, mi nombre es Ismael - el cantinero solo asistió un un ademán de aceptación y se alejó no muy lejos de Ismael, no se podía fiar de nadie, y menos de un perfecto desconocido; cuando Ismael iba por el segundo trago, se sentó a la par de Ismael un hombre con expresión desconcertante, miraba fijamente la pared vieja, descolorida y rota, lo poco que dejaba ver su mirada, era de desprecio hacia la misma humanidad, a su misma naturaleza, como maldiciendo el mismo día que lo había parido - no invitas a un trago forastero? la pregunta era mas como una obligación que de un pedido, pero Ismael rápidamente entendió la indirecta, llamó al cantinero pidiéndole un trago para el hombre que estaba a la par suya, ahora el cantinero miraba con desconfianza y mucha preocupación a ambos individuos, presentía que de un momento a otro todo iba a ir muy mal adentro de su taberna, se alejó de ellos prudentemente, a la esquina de la barra, debajo de ella tenía un rifle de doble cañón que no se dejaba ver por los cliente allí reunido, pero el cantinero solo estaba a un palmo del rifle, listo si en cualquier momento se abría las puertas del infierno en su establecimiento; el hombre alzó su codo donde tenía la copa e hizo un solo trago, dejo el vaso en la barra con un golpe seco, sin mirar a nadie, se dio la vuelta y salió de la taberna sin dar las gracias a nadie y menos un adiós o tal vez un hasta pronto, Ismael sentía que en esos momentos estaba sentado la misma muerte a la par suya, su cuerpo le temblaba aunque no se dejaba que se le notara, llamó al cantinero como pudo, ya que sentía como un nudo en la garganta seca, producto del miedo, le pidió otro trago al cantinero, afanosamente el cantinero le sirvió una copa y una más para el mismo. A los pocos minutos se levantó de una de las mesas que estaban depositadas tristemente en la taberna un hombre que al parecer había sido o al menos aparentaba ser un hombre respetable y de muy buena educación, iba vestido de una traje un sombrero que al parecer lo usaba en todas la ocasiones de su vida pueril, estaba bastante descolorido, el traje como el pantalón estaba remendado de una color que no daba con el tono de la elegancia, con un botón de su traje por caerse si no le daban unas puntadas de hilo con urgencia - Joven perdone por el atrevimiento, pero me parece que usted no es habitual en estos lugares de locura y olvido, se nota que usted es una persona educada y de muy buenos sentimientos, me permití en hacerle una invitación a mi humilde mesa tan solo para quitar una poco de peso a la soledad que hoy me agobia... Ismael se lo agradeció, con un buen gesto de amistad y se levantó de la barra para dirigirse a su nuevo colega del infortunio....